Bartolomé Mitre (1821-1906)

 

Bartolomé Mitre

Militar y poeta, periodista de vuelo y parlamentario elocuente, estadista, sesudo, historiador prolijo, más por sobre sus múltiples capacidades y talentos, ejemplo y espejo de virtudes cívicas e integridad moral. poseía una enorme sugestión y el secreto de hacerse amar por las multitudes.

Nació Bartolomé Mitre en Buenos Aires, el 26 de junio de 1821 en el digno hogar de don Ambrosio Mitre, funcionario público público y su esposa, doña Josefa Martínez. Desde temprana edad respiró en aquella casa un ambiente de cultura. Su propio padre fundó la escuelita de Carmen de Patagones donde cursará las primeras letras. Los hermanos Emilio y Federico llegaron también a ser cultísimos y distinguidos militares. Frisaba los 17 años cuando, trasladada la familia a Montevideo, ingresó el joven Bartolomé en la Academia Militar en el arma artillería recibiendo poco después sus despachos de alférez. Por entonces comenzó a colaborar en el "Iniciador", periódico que combatía a Rosas. En 1842 hizo la campaña de Entre Ríos hasta la derrota Arroyo Grande que lo arrojó de nuevo a Montevideo. Allí tomó parte activa en la defensa durante el sitio de esta plaza. Pero la inquietud espiritual del precoz poeta que a los 15 años publicara sus primeros versos en un volumen titulado "Ecos de mi lira", no se conformaba con la vida del pura acción, y así lo vemos al mismo tiempo escribir el "Nacional",  "El Corsario" y "La Nueva Era", publicar un manual de artillería, fundar el instituto histórico geográfico y presidir la academia de oficiales del escuadrón de artillería de guerra.

Más tarde los vuelcos políticos lo llevan a Bolivia donde funda y dirige el Colegio Militar y el diario LA Época. Pero las efervescencias y reyertas civiles estaban entonces a la orden del día en toda América y aquí Mitre también se vio mezcladas en ella y hubo de sostener con las armas al Vallivián. Derrotado este finalmente, nuestro prócer emigró a Perú y paso luego a Chile donde se dedicó al periodismo combatiendo a Rosas al igual que los otros ilustres proscriptos. Cuando por fin regresa al país en compañía de Sarmiento, Paunero y Aquino, para tomar parte en la batalla de Caseros ya Mitre está maduro para rendir al beneficio de su patria todos los conocimientos adquiridos, toda la rica experiencia ganad, todas las capacidades y virtudes desarrolladas a través de todas las azarosas etapas.

Demócrata verdadero no puede tolerar ni la sombra de gobierno alguno de fuerza, aun cuando el mismo halla contribuido a levantarla. Al día siguiente de Caseros, puede decirse, ya está frente a Urquiza. Se le opone desde "los debates" donde se adelanta íntegro el pensamiento político de Mitre, e impugna desde la legislatura el acuerdo de San Nicolás en discurso memorable. Es desterrado y vuelve a Buenos Aires a raíz del triunfo de la Revolución de septiembre. Fue entonces miembro de la convención constituyente de la provincia a la que iluminó con su palabra siempre serena hasta en el medio de las violentas luchas. Ministro de gobierno y de relaciones exteriores de la república, luego combatiente y herido en la defensa de la ciudad ante el sitio de Lagos, más tarde actor principal en Cepeda como general y en 1860 elegido  gobernador. Durante ésta época que por imperio de las circunstancias su acción había adolecido de cierto localismo de Buen porteño, él mantiene siempre en verdad su fondo de argentino íntegro. Escribe una de sus obras clásicas, la Historia de Belgrano. y salta resueltamente al escenario nacional con su victoria de Pavón y la definitiva constitución de su país. En el lapso que va de Cepeda a Pavón la tregua establecida entre la Confederación y Buenos Aires es propicia a actos conciliatorios por ambos lados. Uno de ellos es el nombramiento del brigadier general otorgado por el gobierno de Derqui, a Mitre, reconociendo y premiando sus esfuerzos en pro de la unión. La legislatura provincial lo confirma en el grado.

El 12 de octubre de 1862 asume la presidencia de la República, presidencia doblemente heroica por ser tiempo de afiebrada construcción en lo político y lo social y por la larga guerra sostenida por el Paraguay en medio de penurias de todo género. Al terminar el mandato produce su notable y levantado documento conocido en la historia con el nombre de Testamento Político, donde se niega a volcar la fuerza del poder oficial para escoger sucesor. Así adviene Sarmiento que, aunque sin su beneplácito y con no pocas divergencias, continúa el ciclo de presidencias históricas bajo una común enseña liberal. Este período es tan laborioso como todo en la vida de Mitre. Corresponde a esos años un nutrido y brillante aporte al senado nacional y la fundación de su gran diario "LA Nación" que vino a sustituir con ventajas la Nación Argentina". Así como su generosa y sacrificada contribución durante la epidemia de fiebre amarilla y la misión diplomática al Brasil. En 1874 por solidaridad con su partido debe, en contra de su voluntad ponerse al frente de la revolución. En la revolución es vencido y Mitre encarcelado durante 4 meses. Después de esto se mantiene con energía en su decisión de no tomar parte en las revueltas intestinal. Retirado a sus estudios humanísticos y a la redacción de la Historia de San Martín. Es siempre el hombre de calor popular y de consulta de los dirigentes políticos. En el ´80 su gran prestigio es decisivo para la afirmación de la concordia de los partidos en el asunto de la capitalización. El porteño en esta emergencia cede el paso al argentino de elevadas miradas nacionales y presiona a su partido para concluir el largo y triste pleito de la capital.

Ausente en Europa durante la revolución del ´90 es ungido candidato a la presidencia del ´91. Pero otra vez está por encima de la ambiciones políticas. Las sacrifica gallardamente en el recordado abrazo con Roca, cediendo el puesto a un candidato de transición. Diez años después, al cumplir 80 años de edad. había de ser ampliamente compensado con las manifestaciones más grandes de devoción y afecto que el pueblo de Buenos Aires halla dado a un ciudadano.

Murió el 19 de enero de 1906 y su entierro constituyó también un homenaje sin precedente.

Sin contar sus versos y dramas de juventud, que nos muestra sin embargo su precocidad como escritor, queda de Mitre una vasta y valiosa producción escrita sobre todo en su disciplina dilecta, la historia. El enorme archivo, trasunto de su prolongada y profunda actuación pública que está tan ungida a la historia de la nación, viene a ser un jirón de la vida misma del país. Los importantísimos estudios ya mencionados, sobre Belgrano y San Martín, los estudios históricos de la revolución argentinas, la biografía de Lavalle y Rivera Indarte, los viajes inéditos de Azara y otros títulos constituye sus proficuos aportes a esta rama en que fue maestro. Iniciado entre nosotros sus estudios verdaderamente científico con la búsqueda prolija de documentos al poeta los tenemos en la rimas algunas de las cuales llegaron a ser muy populares y en las traducciones de la Divina Comedia Oracianas y Ruy Blas y todavía resta por citar algunas contribuciones lingüísticas y arqueológicas como el araucano y el Allentiak, el Mijo y el Zoque, etc. Todo lo cual demuestra una madurez y serenidad, diríase clásica, el pensamiento y un amor por las letra realmente extraordinario en tiempos tan turbulentos y en un hombre público de tan multiplicada acción.

 

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