ULTIMA LAGRIMA

"Consumatum est!" Jesu-Cristo

 

¡Ya todo se acabó!... Dejad que el pecho

Por un instante con mi mano oprima,

Dejad que el llanto de mis ojos corra,

Dejad que mi alma sollozando gima.

 

Es, señora, mi llanto postrimero,

Llanto del triste corazón herido,

Es mi último sollozo en este mundo,

Es en la tierra mi postrer gemido.

 

Llorar al pie de un tumulto, señora,

Nunca del noble corazón fué mengua;

Pues con el llanto el sentimiento dice

Lo que decir no puede con la lengua.

 

La antorcha que encendieron en el ara,

A cuyo pie fijasteis vuestra suerte,

A mis ojos, señora, sólo ha sido

El amarillo cirio de la muerte.

 

En la blanca guirnalda, que al cabello

Prendieron vuestras manos delicadas,

Mis ojos sólo han visto flores tristes

Sobre el paño de un féretro arrojadas.

 

En el Sí que dijeron vuestros labios

Sólo oí el estertor de una agonía,

El rechinar del enmohecido gozne

De un helado sepulcro que se abría.

 

 ¡Ya todo se acabó!... Dejad que el pecho

Por un instante con mi mano oprima,

Dejad que el llanto de mis ojos corra,

Dejad que mi alma sollozando gima.

 

¡No lloro ya!... la piedra funeraria

para siempre cayó pesada y fría...

¡Las losas de las tumbas nunca lloran,

Y una tumba es, señora, el alma mía!