Nace en Buenos Aires el 17 de Agosto de 1891, en la casa de la calle Lavalle al mil. Hijo de Juan Girondo y Josefa Uriburu, es el menor de cinco hermanos.
En 1900 sus padres lo llevan por primera vez a Europa con motivo de visitar la Exposición Universal de París. Una visión que recuerda Oliverio es la de Oscar Wilde paseándose con un girasol en el ojal. Comienza los viajes periódicos a Europa y estudia en el liceo Louis Le Grand (París) y en Epsom College (en Inglaterra).
En 1909 conviene con sus padres que seguirá la carrera de abogacía si lo envían anualmente a Europa. Dedica cada viaje a un país distinto, llegando a remontar el Nilo hasta sus fuentes.
 Funda en 1911 con amigos el periódico literario Comedia, de corta duración.
En Noviembre de 1915 estrena su obra teatral La Madrastra, escrita en colaboración con su compañero René Zapata Quesada, en el teatro Apolo de Buenos Aires que dirigía Joaquín de Vedia.
Aparece en 1922 la primera edición de Veinte poemas para ser leídos en el tranvía, editada en Argenteuil (Francia). Los poemas y dibujos de esta edición colocan a Girondo en lo más avanzado de la vanguardia artística. Se vincula con los jóvenes agrupados en Proa y Martín Fierro, quienes animarán en los años veinte la nueva literatura rioplatense.
Aparece durante 1925 Calcomanías, segundo libro de poemas.
Durante 1926 y en un almuerzo organizado por el periódico Martín Fierro, en honor a Ricardo Güiraldes, conoce a Norah Lange.
En 1931 y tras algunos años de residencia establecida entre Europa y América, vuelve a establecerse en Buenos Aires.
En 1932 aparece Espantapájaros, tercer libro de poemas y en 
1937aparece Interlunio.
En 1942 la editorial Losada publica Persuasión de los días.
Se casa con Norah Lange, en 1943 y juntos recorren Brasil durante seis meses.
En 1946 aparece Campo Nuestro, quinto libro. Oliverio y Norah afirman vínculos con jóvenes escritores como Enrique Molina, Aldo Pellegrini y Mario Trejo, entre otros.
Durante 1948 viaja a Europa con Norah Lange y en 1950 comienza a pintar con mayor frecuencia, con orientación surrealista. Nunca expuso sus cuadros. Siempre le interesaron las artes plásticas y fue un estudioso de la pintura francesa.
En 1954 viaja a Chile con Norah y el editor Gonzalo Losada para la conmemoración del 50mo. Aniversario del poeta Pablo Neruda.
Aparece En la masmédula, sexto libro de poemas, cuya primera tirada es una edición limitada y realizada por el mismo Girondo; hubo dos tiradas más editadas por Losada (1956 y 1963), la última con nuevos poemas.
Durante 1959 , traduce, junto con Enrique Molina, Una temporada en el infierno, de Arthur Rimbaud.
En 1961 sufre un accidente que habrá de disminuirlo durante los últimos años de su vida.
Durante 1965 hace su último viaje a Europa en compañía de su esposa.
Muere en Buenos Aires el 24 de enero de 1967 a los 77 años.

Al acercarnos hoy a la poesía de Oliverio Girondo, se nos presenta indemne al paso de los años. Nada se ha perdido de la fresca vitalidad de sus primeros libros, y mucho menos, de la trágica aventura existencial que testimonia el último. De uno a otro extremo brilla la trayectoria de ese "rayo que no cesa", la expresión de un espíritu en el que se nos imponen como rasgos capitales una apasionada avidez de la vida y una ardiente sinceridad.

Oliverio Girondo, a lo largo de toda su vida, marcó su escritura con un lenguaje propio, inequívocamente suyo. En la construcción de ese lenguaje se pueden distinguir tres etapas:

1. Este primer tramo en la obra de Oliverio Girondo abarca sus dos primeros libros Veinte poemas para leer en el tranvía y Calcomanías. Se trata del recorrido por las formas concretas, se instaura el diálogo con lo inmediato, la relación instantánea con las cosas, la experiencia con los sentidos y el mundo exterior.

2. El segundo momento corresponde a un intermedio entre la tierra y el sueño, entre la realidad y el deseo. Desaparecen los medios de transporte, las cosas se someten a un conjuro, se sobrepasan o circulan irisadas por el delirio. Son demostrativos de este período Espantapájaros e Interlunio.

3. Por último, la plena asunción de esa terrible intemperie del espíritu, esbozada en Persuasión de los días para culminar en La masmédula. Un tramo de dinamismo ascendente en el que el poeta se va desprendiendo como de un lastre del orden utilitario de las cosas, hasta que éstas adquieren una transparencia calcinada, fundidas en un único reverbero.