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Hotel
Argentino , donde José Hernadez escribió el Martín
Fierro |
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José
Hernadez |
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Nació el 10 de noviembre
de 1834 en una chacra del caserío de Perdriel, en el actual partido de
San Martín, cercano a la ciudad de Buenos Aires. De familia acomodada, su
padre pertenecía al partido federal y su madre — descendiente de
unitarios— estaba emparentada con Juan Martín de Pueyrredón, el ex
Director Supremo. Cursó la enseñanza elemental, pero debido a razones de
salud —una enfermedad pulmonar— no pudo continuar los estudios y su
padre lo llevó a la campaña. Pasó su infancia y adolescencia en
establecimientos rurales, en Camarones (al sur de La Plata) y en Laguna de
los Padres (próxima a la actual Mar del Plata). En los años que
permaneció en contacto con la naturaleza, ocupado en rudas faenas
campestres, en la frontera con las tierras dominadas por los indios, adquirió
sus profundos conocimientos de la vida gaucha —dejó escrito su
hermano Rafael— y su amor
al paisano, que desplegó en todos sus actos.
En 1853 participó por vez
primera en algunas campañas militares en la provincia de Buenos Aires, más
tarde se trasladó a Paraná, capital de la Confederación y adhirió a la
política de Urquiza. En aquella ciudad entrerriana fue periodista,
comerciante, soldado y también desempeñó algunos cargos públicos. En
octubre de 1858 formó parte del ejército de la Confederación que venció
a los porteños en la batalla de Cepeda y también participó en setiembre
de 1861 en Pavón, con las tropas de Urquiza, que esta vez fueron
derrotadas por los efectivos de Mitre. En Paraná, Hernández se dedicó
al periodismo y en noviembre de 1863, cuando el montonero riojano Angel
Vicente Peñaloza —apodado el "Chacho"— fue asesinado en
Olta, dio a conocer una serie de violentos artículos contra Sarmiento y
Mitre, que recopiló con el título de Vida del Chacho.
Luego marchó a Concepción del Uruguay, y allí se afirma que comenzó
a escribir algunos trozos del Martín Fierro. Posteriormente se trasladó
a Corrientes donde fue ministro del gobernador Evaristo López. En 1869
regresó a Buenos Aires y fundó el diario titulado "El Río de la
Plata", opositor a la política del presidente Sarmiento. A través
de sus páginas, Hernández hizo públicos los abusos que cometían las
autoridades de la campaña contra los gauchos y se proclamó defensor de
los hombres de campo. Igual actitud asumiría a través de su famoso Martín
Fierro.
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En 1870, regresó a Entre Ríos y brindó su apoyo al gobernador López
Jordán, que había llegado al poder luego del asesinato de Urquiza.
Cuando las tropas de la intervención, enviadas por el gobierno de Buenos
Aires, derrotaron a los entrerrianos, Hernández buscó refugio en el
Brasil.
Enterado de la epidemia de fiebre amarilla que habia azotado a la ciudad
porteña, regresó para interesarse por su familia. En 1872 y mientras se
alojaba en el Hotel Argentino (en las actuales calles 25 de Mayo y
Rivadavia) dio término a un poema gauchesco que había iniciado años
antes. En esta forma puso fin a la primera parte de la obra a que debe su
celebridad, El gaucho Martín Fierro, que publicó aquel año.
Alentado por el éxito, escribió una segunda parte, más extensa, que
apareció en 1879 con el título de La vuelta de Martin Fierro.
En 1881 dio a conocer un libro relativo a la organización y dirección
de un establecimiento pecuario que llamó Instrucción del Estanciero. En
esa obra en prosa aconseja diversos métodos para mejorar el rendimiento
del trabajo rural y las condiciones de vida del gaucho, basado en su
experiencia sobre el tema. En los últimos años de su vida Hernández
abandonó su adhesión a los principios federales y se reconcilió con los
unitarios y su politica centralista. Nombrado diputado ante la Legislatura
de Buenos Aires, apoyó la ley de federalización que declaraba a la
ciudad porteña capital de toda la República, cuando años antes había
sostenido que ese privilegio correspondia a Rosario.
En 1885 fue electo senador por la provincia de Buenos Aires y ocupaba este
cargo cuando falleció —en forma casi repentina— el 21 de octubre de
1886.
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Hernández fue un
autodidacto con gran sensibilidad poética y una innata facilidad para la
versificación, que —sin serlo— se inmortalizó como payador. Escritor
urbano llegó a la creación personal y a expresarse en un idioma
gauchesco que no era el suyo, recordando lo que había visto y oído en la
pampa, donde vivió en sus años juveniles. Observador minucioso, conocía
las costumbres del gaucho y del indio, la triste vida en los fortines,
como también el ambiente político y social de los blancos en la ciudad,
hostil al hombre de campo. No sólo su experiencia, sino también la
tradición oral y las lecturas, lo situaron en la objetividad del relato.
El Martín Fierro es
un poema épico-lírico de apariencia autobiográfica e intención
doctrinaria. Hernandez manifestó que la triste historia de Fierro es un
alegato en defensa del gaucho y que sus propósitos al escribir el poema
fueron poner en evidencia —son sus palabras— todos los abusos y las
desgracias de que es víctima esa clase desheredada de nuestro país. Así
lo expresó en la obra:
"Males que conocen todos pero que naides cantó".
El payador narra la doble lucha del gaucho que tiene a su frente la inhóspita
pampa asolada por el indígena y a sus espaldas el lejano gobierno de la
ciudad, insensible al problema del interior y con la mirada puesta en
Europa. Por su temática, protagonistas y ambiente, esta obra cumbre de la
literatura gauchesca está ligada al proceso de nuestra evolución histórica.
La primera entrega del poema titulada El gaucho Martín Fierro apareció
en el año 1872, editada por la Imprenta La Pampa, de Buenos Aires (calle
Victoria N° 79). La segunda parte o La vuelta de Martín Fierro, vio
la luz en 1879 y con el pie de imprenta de la Librería del Plata, también
de Buenos Aires (calle Tacuarí N° 17). Considerando las dos partes, el
poema lo componen 7.210 versos divididos en 46 cantos. El metro utilizado
es el octosílabo y la estrofa más empleada, la sextina de combinación
original y variada.
El argurnento es sencillo, pero de profundo significado. El payador cuenta
la historia de un gaucho bueno y laborioso que se hace bandido y
vagabundo, por la maldad e incomprensión de las autoridades.
En la primera parte, el
gaucho Martín Fierro narra su vida feliz en la pampa, junto con su
familia, pero debido a las arbitrariedades de un juez de paz, es enviado a
la frontera. Allí debe enfrentar los ataques de los indios y llevar una
vida de castigos y bajezas.
Logra fugarse y llegar a su rancho, para encontrar el hogar deshecho,
entonces el dolor lo convierte en un gaucho matrero, que pelea con un
negro y lo mata. Es buscado por la justicia, pero el jefe de sus
seguidores, llamado el sargento Cruz—gaucho al servicio de la policia—
simpatiza con Fierro, por su condición de paisano. Lo dice el poema:
"Ya veo que somos los dos Astilla del mesmo palo".
Unidos en la desgracia y víctimas de la misma causa. ambos se dirigen a
las tolderías de los indios y se alejan de la civilización.
La segunda parte del poema titulada La vuelta de Marín Fierro es más
extensa y variada en episodios. El payador refiere su vida entre los aborígenes
y la aparición de una epidemia de viruela, que causa muchas víctimas,
entre ellas, su amigo Cruz. Así lo narra en doloridos versos: "Aquel
bravo compañero en mis brazos expiró; Hombre que tanto sirvió, varón
que fue tan prudente Por humano y por valiente En el desierto murió."
Más tarde, Fierro lucha contra un indio que había degollado al hijito de
una cautiva blanca. Vence al salvaje y huye a la población de cristianos
con la mujer rescatada.
Finalmente aparecen en el poema otros personajes, como los hijos del
protagonista, también desdichados en su vida, el viejo Vizcacha con
sus famosos consejos no del todo recomendables, Picardía —que
resulta ser un hijo de Cruz— y un negro cantor que es derrotado por
Fierro en una payada de contrapunto.
El éxito del Martín
Fierro fue sorprendente y cuando se publicó la segunda parte, ya habían
aparecido once ediciones de la primera. En la campaña, los pulperos recibían
los cuadernillos junto con las mercancías y bebidas, mientras payadores
improvisados, recitaban los versos en rueda de paisanos. Se calcula que en
el año 1894, el número de ejemplares impresos ya alcanzaba la cifra de
62.000.
En principio los versos fueron recibidos con apatía por los sectores
ilustrados debido a que su protagonista era un gaucho que se expresaba en
su lenguaje típico; además era notoria su insistencia en una reforma
social y ciertas acusaciones no siempre justificadas. Fue considerado el
poema nacional por excelencia, luego que Leopoldo Lugones y Ricardo Rojas
lo proclamaron la cumbre del género gauchesco y una obra definitiva en la
historia de nuestra cultura. |
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Dibujos
de las pimeras ediciones de Martín Fierro |
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Libro
Martín Fierro |
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Texto
completo del Martín Fierro |
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