Trasladado
a Montevideo con su familia, Mitre asistió a la Academia Militar
y pasó a ser oficial de artillería en la milicia de Fructuoso
Rivera.
Luchó por primera vez en la sangrienta batalla de Cagaancha (1839)
contra las fuerzas invasoras de Rosas al mando de Echagüe. Apenas
logró escapar con vida de la desastrosa derrota de Arroyo Grande
en 1842. De allí en adelante se unió a los exiliados argentinos
antirrosistas en su persistente esfuerzo por remover a Rosas del poder;
la familia de Mitre tenía raíces en Montevideo y había
vuelto allí voluntariamente y no por exilio forzoso.
Los años pasados en Uruguay fueron para el joven Bartolomé
años de desarrollo y contribuyeron considerablemente en su formación
definitiva como futuro militar y líder político nacional.
Prosiguió sus estudios militares, publicó un manual de
artillería y participó en la defensa de Montevideo contra
el sitio de Rosas junto con otros miembros de la legión Argentina
y grupos de extranjeros.
Garibaldi, en sus tiempos de mercenario y aventurero, de la legión
italiana, llegó a ser su íntimo amigo.
Mitre perteneció a la Asociación de Mayo, comenzó
a escribir y fue gran admirador de Echeverría, publicó
su primer libro de poemas y colaboró frecuentemente en diversos
periódicos, especialmente El Iniciador, editado por Miguel Cané
y Andrés Lamas.
Mitre intentó unirse a su amigo el general Paz, que a la sazón
luchaba contra las fuerzas de Rosas bajo el mando de Oribe en Corrientes,
pero la derrota total de los efectivos de Paz lo llevó, en cambio,
al Brasil.
Luego se encaminó hacia Bolivia donde tenía amigos y donde
se le había ofrecido una cátedra en la Academia Militar;
pasó un tiempo en Bolivia, como amigo del presidente Ballivián,
manteniéndose activo en el ejercicio de su pluma.
Finalmente se dirigió al Perú, antes que verse inmiscuido
en las guerras civiles de Bolivia; no bien acogido en Perú. Debido
a sus ataques a la dictadura, Mitre viajó a Chile; en 1851.
Noticias del manifiesto de Urquiza contra Rosas lo llevaron nuevamente
al Uruguay y a Entre Ríos para sumarse a la batalla final contra
Rosas.
Los años de exilio de Mitre habían hecho madurar sus cualidades
de militar y escritor, otorgándole una nueva perspectiva en lo
atinente a las necesidades de Argentina para el futuro y el desempeño
de su propia misión con respecto a las mismas; la democracia
y la unión nacional habían cobrado para él mayor
importancia que la antinomia entre unitarios y federales y había
llegado a creer que la provincia de Buenos Aires debía sumarse
a las otras provincias como sólo una parte -aunque importante-
de la nueva estructura nacional que habría de construirse.
En 1857 publicó la primera edición de su Historia de Belgrano.
Gobernador en 1860, así como comandante; se celebró un
convenio para unir a la provincia con la Confederación sobre
la base de reformas constitucionales exigidas por la convención
constituyente de Buenos Aires.
Fue nombrado brigadier general en el ejército de la Confederación
y nuevos problemas condujeron a un combate definitivo en Pavón,
el 17 de septiembre de 1861, siendo Mitre y Buenos Aires los vencedores.
El gobierno de la Confederación había caído y el
presidente Santiago Derqui renunció y Mitre tomo el poder.
Como presidente, Mitre instituye a Buenos Aires como la Capital Provisional
de la Nación e impuso la explotación nacional de las vías
de agua y puertos.
Tal vez lo mas tristemente célebre de su gestión es la
participación Argentina en la "Guerra de la Triple Alianza"
contra la República del Paraguay, donde se produjo una verdadera
masacre contra el país hermano.
Una de las más importantes contribuciones de Mitre surgió
al finalizar su gobierno, cuando dispuso lo necesario para la elección
constitucional de su sucesor, Domingo F. Sarmiento.
Bartolomé Mitre no volvió a ser presidente pero continuó
siendo un poderoso conductor político, diplomático y periodista.
En 1869 (primera edición, 4 de enero de 1870) fundó el
prestigioso diario La Nación, a través del cual prosiguió
expresando sus ideas. En su condición de senador nacional por
Buenos Aires intervino frecuentemente en debates legislativos, especialmente
en aquellos inherentes a los asuntos educativos, la inmigración
y el desarrollo del puerto de Buenos Aires.
En 1874 Mitre se postuló nuevamente para la presidencia de la
Nación pero fue derrotado por Nicolás Avellaneda. No respetando
el veredicto de las urnas y declarando que la elección era fraudulenta,
Mitre recurrió a la fuerza intentando un fallido golpe de estado.
Los efectivos gubernamentales aplastaron pronto este movimiento y Mitre
fue detenido, pasando la mayor parte de su arresto en el viejo edificio
del Cabildo de Luján.
En la corte marcial que le fue impuesta se lo censuró, siendo
despojado de su rango y honores y condenado al exilio, pero Avellaneda
lo perdonó inmediatamente y en 1883 fue nombrado teniente general.
Mitre reasumió su posición de ciudadano que encarnaba
el espíritu cívico, pero se dedicó cada vez más
a su vocación de historiador; se vio involucrado contra su voluntad
en los tumultos políticos de 1880.
En 1889 fue uno de los fundadores de la Unión Cívica y
en 1890 partió para Europa para evitar verse envuelto nuevamente
en agitaciones políticas. Volvió a ser senador nacional
en 1894; su última posición pública fue la de presidente
del Senado Nacional.
Mitre murió en su hogar, en Buenos Aires, el 18 de enero de 1906.
Entre sus más importantes escritos históricos se cuentan
los clásicos que contienen la historia de las guerras de la independencia
de la Argentina (y de Sudamérica); Historia de Belgrano y de
la independencia argentina (primera edición, 2 volúmenes,
Buenos Aires, 1859; cuarta edición definitiva, 3 v., 1887); y
su Historia de San Martín y de la emancipación sudamericana
(3 v., Buenos Aires, 1877-1890.
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