Jurista; historiador;
funcionario público. Nació en San Miguel de Tucumán; después de
asistir a escuelas locales, prosiguió su educación en Buenos Aires,
estudiando bajo la dirección de José Manuel Estrada; obtuvo su título
de abogado en 1882.
Matienzo ya había comenzado a escribir y publicar en una carrera que lo
destacó como uno de los miembros más prominentes de la Generación del
Ochenta; fue miembro del Círculo Científico, formado en Buenos Aires
en 1878 y lo fue también del Ateneo en 1892; entre los años 1904 y
1927 desempeñó varios cargos en la Facultad de Filosofía y Letras de
Buenos Aires; en 1906 fue decano de la facultad e inició su importante
labor de compilar y publicar los documentos relacionados con el período
de organización política nacional; esto dio origen a la sección de
historia que más tarde pasó a ser el Instituto de Investigaciones Históricas;
sus esfuerzos estimularon también la investigación en todos los
archivos, tanto privados como públicos, nacionales y provinciales, en
todo el ámbito de la nación, configurando, por ende, una importante
contribución a la enseñanza y a la elaboración de la historia
nacional.
Mientras tanto, Matienzo había ingresado en el servicio público en carácter
de asesor legal del Ministerio de Obras Públicas de Buenos Aires
(1885); miembro de la comisión destinada a redactar las leyes que
regulaban el funcionamiento de los ferrocarriles en la Argentina (1889);
juez civil en La Plata (1889-1890); estuvo involucrado en las
actividades revolucionarias de 1890-1893 habiendo sido partidario del
presidente Miguel Juárez Celman; apoyó vigorosamente el federalismo
argentino, en sus escritos y en lo político, oponiéndose a los
personalistas tanto en la vida política como en la interpretación de
la historia; ejerció funciones de senador provincial en Buenos Aires;
desempeñó la presidencia del Departamento Nacional de Trabajo (1907);
afianzó su legislación y fundó su publicación, el Boletín; fue
procurador general de la nación, 1917-1922, y en 1923 pasó a ser
ministro del Interior en el gabinete del presidente Marcelo T. de
Alvear; en 1932 Matienzo fue elegido senador nacional por su provincia
natal, Tucumán, en cuyo carácter se desempeñaba en el momento de su
muerte.
José Nicolás Matienzo dejó una extensa lista de escritos legales e
históricos publicados; Francisco Luis Menegazpi compiló una bibliografía
de ellos en el Boletín del instituto de Investigaciones Históricas de
la Facultad de Filosofía y Letras, V. XXIV (1940); los historiadores se
interesan particularmente en sus meditadas interpretaciones de la
historia política de Argentina en las décadas que siguieron a la
reorganización nacional como república bajo el gobierno de Mitre
(1862); preocupado por las discrepancias existentes entre las leyes,
especialmente las reformistas y las prácticas políticas, arribó a dos
conclusiones que han tenido amplia difusión: 1) que la historia política
argentina tendía a caer en ciclos de 18 años -esto es, tres períodos
presidenciales de liderazgo militar- durante cuyo lapso crecía una
nueva generación política y arrebataba el poder para instituir sus
propios y nuevos rumbos; y 2) ninguna ley reformista podría cambiar
realmente la vida política hasta que una nueva moralidad social se
hubiera formado y esto, llegó a creer -cercano a la posición de
Alberdi- podrá acontecer sólo una vez que la Argentina estuviera
poblada y educada.
Entre sus más importantes escritos cabe mencionar El gobierno
representativo federal en la República Argentina (Buenos Aires, 1910;
edición francesa ampliada, París, 1912); La política americana de
Alberdi; Cuestiones de derecho público argentino; Responsabilidad
judicial; y Proyecto de código penal, un plan para la reforma penal,
escrito en colaboración por Matienzo, Norberto Piñero y Rodolfo
Rivarola. |