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Juan
Calfucurá
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Nació en Llailma,
y fue un poderoso cacique araucano de las pampas del sur y del oeste.
Perteneciente al grupo pehuenche; su nombre deriva de los términos
indios callou (azul) y curá (piedra); emigró de Chile
hacia Argentina para establecer la dinastía de la Piedra.
Dirigió una casi independiente república conocida como
la Confederación de Salinas Grandes, cerca de Epecuén,
Neuquen.
Fue responsable, de casi todos los malones que hostigaron la provincia
de Buenos Aires aproximadamente a mediados del siglo XIX; en 1837.
Atacó a los aucas chilenos y capturó cien mil cabezas
de ganado. Invadió Rojas en 1844 y Chivilcoy en 1846.
Por un tiempo, Rosas compró la paz mediante un trato y un pago,
pero en 1847 Calfucurá se volvió contra él y
atacó Bahía Blanca y otras ciudades fronterizas.
Se unió a Urquiza en su lucha contra Rosas y llegó a
tener una relación personal con el primero. Durante el período
en el cual Buenos Aires se separó de las demás provincias,
Calfucurá mantuvo a la primera en un constante alboroto -su
peor ataque fue el realizado contra Azul en 1855- de modo que las
fuerzas debieron ser desviadas en su dirección.
Luego de derrotar a Mitre en Sierra Chica, fue vencido por los generales
Granada, Conesa y Paunero en 1857, y nuevamente en Pigüé
en el siguiente año.
Luchó del lado de la Confederación en la batalla de
Cepeda (1859) y continuó incursionando en las ciudades de la
provincia de Buenos Aires hasta que fue derrotado en la batalla de
Pichi Carhué, el 8 de marzo de 1872, que provocó la
muerte de doscientos indios.
El terror indio de las pampas murió en el año siguiente,
el 3 de junio de 1873, en su propio toldo en Chilihué, cerca
de General Acha en La Pampa; en su más encumbrado momento,
había llegado a comandar tres mil entrenados guerreros y había
sido el jefe de veinte mil indios. Al menos, ocho de sus hijos prestaron
servicios como oficiales suyos; uno de ellos, Manuel Namuncurá,
ahijado de Urquiza, se convirtió en el nuevo y último
líder indígena.
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