Carmen Puch de Güemes (1797-1822)
 

Margarita del Carmen Puch de Güemes. Esposa de Martín Miguel de Güemes. Nació en Salta el 21 de febrero de 1797 y era hija de Domingo Puch y Dorotea Velarde. Su matrimonio con Güemes obedeció, según el historiador salteño Bernardo Frias, a una gestión realizada por la hermana de aquél, la famosa Macacha, como consecuencia de la ruptura del compromiso con Juana Manuela Saravia. El padre de ésta había exigido a Güemes que cortase sus relaciones con una señora jujeña residente en Salta, pero, ante la negativa del entonces coronel del ejército patriota de desterrar a la dama en cuestión, la boda quedó desecha. "No pasó la semana -dice Frías- sin que , merced a la sagacidad diplomática de su hermana, doña Magdalena Güemes, se compusiera el matrimonio con otra joven, doña Carmen Puch. Era la mujer más bella de su tiempo; de color blanco, de cabello rubio y abundante crespo; sus ojos azul profundo, su estatura más bien baja, tenía una bondad tan elevada como su hermosura... Era la única hija mujer de D. Domungo Puch, afincado español de notable fortuna, que figuraba, desde 1810, al lado de la revolución...". El matrimonio se celebró dos meses después de haber asumido Güemes la gobernación de Salta, en julio de 1815. Tuvieron tres hijos: Martín del Milagro, que fue gobernador de Salta, Luis e Ignacio, fallecido en la infacia.

El final de Carmen ha sido referido por Juana Manuela Gorriti con conmovedoras palabras. Relata que se encontraba en Horcones, la hacienda paterna, cuando conoció a Carmen, que recibió allí la noticia de la muerte del héroe, ocurrida el 17 de junio de 1821. Su dolor fue inmenso, a tal extremo que buscó la muerte, declarando que no quería vivir más sin su Martín. "Y sin escuchar a su padre si a sus hermanos, que la rodeaban llorando -escribe-, cortó su espléndida cabellera, cubrióse con un largo velo, postróse en tierra en el sitio más oscuro de su habilitación, y allí permaneció hasta su muerte, inmóvil, muda, insensible al llanto inconsolable de su anciano padre, a las caricias de sus hermanos, que la idolatraban, a los ruegos de sus amigos y a los homenajes del mundo; alzando sólo de vez en cuando su luctuoso velo para besar a sus hijos, cual una sombra que, apartando la niebla de la elecricidad, volviera un momento a la tierra, atraída por el amor maternal". Pocos meses sobrevivió a su marido, pués murió a principios de 1822.

 

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