Dinosaurios en Argentina
 
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Argentina ha demostrado ser, a través de los hallazgos paleontológicos de dinosaurios argentinos, la tierra prometida de científicos, paleontólogos y amantes de los grandes saurios que alguna vez, hace más de 65 millones de años, dominaron de manera absoluta el planeta por un período de tiempo de más de 160 millones de años.

Argentina fue en la prehistoria, un sitio muy poblado por dinosaurios. En la actualidad, el hallazgo de restos fósiles ha despertado la atención de paleontólogos de todo el mundo, así como de turistas del país y del exterior.

Paralelamente a los cambios acontecidos en las especies vivientes, también se produjeron grandes cambios geográficos y climáticos. Existía, en aquellos tiempos, un continente único en el planeta, conocido como Pangea. La Cordillera de los Andes no se había formado aún, permitiendo que el mar llegase hasta la actual provincia de Neuquén. Más tarde, las aguas retrocedieron dejando a su paso grandes lagos y una vegetación exuberante, constituyendo un hábitat ideal para el desarrollo de la vida de los dinosaurios. En el transcurso del período Jurásico, los gigantes vivieron tranquilamente alimentándose de los bosques de coníferas y grandes árboles como las araucarias. Con la formación de la Cordillera de los Andes, en el terciario, se produjo una segunda invasión de las aguas procedentes del Océano Atlántico. Esto fue particularmente importante para el trabajo actual de los paleontólogos, pues los procesos de sedimentación, luego de esas dos invasiones de las aguas marítimas, contribuyeron a favorecer la conservación de los restos fósiles. Se cree que en los procesos de sedimentación estaría la clave para la conservación de los restos fósiles.

Hace 100 millones de años, el territorio patagónico consistía en praderas pobladas por bosques entrecortados por ríos y arroyos. La Cordillera de los Andes no existía, aunque si había volcanes activos. El océano Pacífico llegaba hasta este territorio. Con este suelo y características geográficas, el clima que se presentaba entonces era tropical o subtropical húmedo.

Entre la vegetación del Cretácico, se observaban especies de araucarias, ginkos y otras rarezas primitivas. Había helechos bajo los árboles, cicas y las primeras plantas con flores hacían su aparición. En ese período vivió el carnívoro más grande hallado hasta el momento, el Giganotosaurus Carolini, cuyas dimensiones eran de unos 14 metros de longitud. En el mismo medio, convivía con carnívoros de tamaño menor y herbívoros, destacándose el Andesaurus Delgadoi. Las tortugas acuáticas, antecesoras de las actuales, y mamíferos pequeños primitivos, así como reptiles voladores, ejemplo de ello era el pterosaurio, e insectos como libélulas, aunque de mayor tamaño que las existentes hoy en día junto a invertebrados, componían parte del ecosistema reinante.

En la provincia de Neuquén, por ejemplo, se hallaron unos 30 sitios con restos fósiles en el transcurso de las últimas tres décadas. Se han identificado unas 40 especies de dinosaurios distribuidas en las provincias de Salta, San Juan es-pecialmente en el Valle de la Luna (Ischigualasto), San Luis, Mendoza, La Rioja, Chubut, Neuquén, Río Negro, Santa Cruz y hasta en la Antártida. Esto representaría, aproximadamente, un 10% del total de especies que se han hallado alrededor del mundo, hasta el momento. Lo cual, nos da la pauta de la relevancia paleontológica de nivel mundial que acredita Argentina, en materia de hallazgos prehistóricos y como cuna y ecosistema primitivo de dinosaurios.

A lo largo de toda la Patagonia, son numerosos los frolil, "huesos de piedra"; denominación que el pueblo autóctono de los mapuches le otorgó a los restos fósiles.

 
 
       

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