Esta amplia avenida de 140 m de ancho, trazada de sur a norte uniendo la plaza Constitución y el sur del gran Buenos Aires  con la Av. Libertador. Fue abierta demoliendo las antiguas manzanas edificadas entre calles Cerrito y Carlos Pellegrini e incorporando a éstas (como calles de borde)  a la nueva avenida, considerada la más ancha del mundo.

El proyecto data de 1911, por iniciativa de Carlos María de Alvear y los diputados Pedro O Luro y Carlos Meyer Pellegrini, inspirados en los estudios del urbanista francés Bouvard, quien recién visitaba Buenos Aires. Propusieron la ley que, sancionada por el Congreso Nacional, autorizaba también la apertura de la Diagonal Norte, desde la Plaza de Mayo hasta la Plaza Lavalle.

Hubo juicios, protestas y desalojos hasta que, en junio de 1937, se inició el primer tramo entre Bartolomé Mitre y Tucumán. Se comenzaron a demoler los edificios; se emitió un empréstito y fue realizada trabajando día y noche, por momentos con 1.500 hombres y 1.300 camiones. Los árboles llegaban en grandes envíos, solicitados por el paisajista Carlos Thays,  jacarandáes plantados en cuatro hileras, ceibos, tipas, mil cerezos donados por la Embajada de Japón y un palo borracho de 14 ton, que fue removido desde el Hospital Rivadavia. El primer tramo estuvo terminado en 128 días.

Siete años más tarde la apertura llegaba hasta Belgrano, donde se encuentra el Ministerio de Obras Públicas en 1950 hasta la calle Paraguay y por el sur hasta Independencia; luego fue completándose su trazado y hoy conecta por el sur con la Autopista del Sur, y por el norte se está completando la conexión con Av. Libertador y futura Autopista de la Costa.

En su apertura quedaron sin demoler el edificio Obras Públicas (que se pensó trasladar íntegro por deslizamiento, para despejar la avenida, proyecto finalmente desechado) y el palacio Ortiz Basualdo, actual embajada de Francia.

En la intersección de la Av. 9 de Julio con Corrientes y diagonal Roque Sáenz Peña, se encuentra el obelisco de Buenos Aires.