Fin del Triunvirato

El Segundo Triunvirato tuvo corta, vida pues a los quince meses, desde los inicios las luchas internas precipitaron su caída, desembocando en el directorio. 


Termina el triunvirato aparece el Directorio

Desde los inicios del Segundo Triunvirato hubo enfrentamientos entre sus miembros debido a que mientras Nicolás Rodríguez Peña y Álvarez Jonte eran partidarios de la Logia Lautaro, el restante triunviro, Juan José Paso era de tendencia moderada. Debido a ello, gran parte de las decisiones que tomaba este gobierno se vieron influidas por las ideas de esta sociedad secreta.

Desde la instalación de la Asamblea del Año XIII, ésta mantuvo una superioridad política sobre el gobierno, pero —ya a fines de 1813— dejó de reunirse casi por completo y dejó toda la iniciativa en manos del gobierno.

Si bien tuvo inicios promisorios, con el tiempo aparecieron los problemas: el rey Fernando VII de España retomó la corona y crecieron las amenazas de una invasión realista.

Un Ejecutivo tripartito resultaba poco operativo, no sólo por lo complicado del sistema sino por las rencillas entre sus miembros. Por lo tanto, el Poder Ejecutivo quedó en manos de una sola persona con el título de Director Supremo.

La suma de dificultades alcanzó su momento de mayor zozobra tras las derrotas de Manuel Belgrano en Vilcapugio y Ayohúma, que puso fin a la Segunda expedición auxiliadora al Alto Perú. En respuesta, Carlos María de Alvear, apoyado por la Logia Lautaro, animó a elegir un poder ejecutivo unipersonal. La crisis culminó con la disolución del Segundo Triunvirato y la elección del primer Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, Gervasio Antonio de Posadas.

En los hechos, durante la existencia del Segundo Triunvirato, Nicolás Rodríguez Peña fue él único triunviro que perduró en él. Juan José Paso fue reemplazado por José Julián Pérez, el 20 de febrero de 1813; Antonio Álvarez Jonte por Gervasio Posadas, el 19 de agosto de 1813 y José Julián Pérez por Juan Larrea, el 5 de noviembre de 1813.