La era de la concordancia

Los gobiernos que se sucedieron desde el 20 de febrero —Agustín P. Justo, Roberto M. Ortiz y Ramón S. Castillo— hasta el 4 de junio de 1943, fueron llamados de la concordancia, resultantes del acuerdo a que llegaron el partido demócrata nacional, la Unión cívica radical antipersonalista, el partido socialista independiente y algunos partidos provinciales. 


El partido socialista independiente se separó del núcleo tradicional en 1927, más que por razones de doctrina, por motivos personales y temperamentales; la calidad de sus portavoces le hizo gravitar en el Parlamento, y sobre todo por su vinculación con el antiyrigoyenismo conservador y radical. Con todo, su actuación fue efímera; llegó a contar 11 diputados en 1932, pero eran 6 en 1935, 2 solamente en 1937 y acabó por extinguirse.

El Parlamento apoyó y colaboró con el poder ejecutivo y el resultado fue una administración con soluciones de emergencia frente a las consecuencias de la grave crisis mundial, y una serie de leyes importantes para encauzar y frenar pasados desvaríos. Con todo, el parlamento no readquirió el prestigio de que había disfrutado a través de los decenios anteriores, desde la organización nacional, ni se distinguió tampoco por su independencia como poder constitucional.

Durante la presidencia de Justo se promulgaron 783 leyes; en la de Ortiz 376, en la de Castillo 80, actividad legislativa que contrastaba con la de la segunda presidencia de Yrigoyen, en que se promulgaron 34 leyes es en 1929, y menos aún en 1930. El Congreso había perdido la autoridad moral de que había disfrutado a través de la presencia en él de legisladores de alto nivel.

Alfredo Galletti compara a Justo con Roca en estos términos: "Así como a Roca, hombre de gran visión y sentido, podemos culpar en lo político de haber sido portaestandarte de la bandera del oportunismo, al general Justo —también hombre inteligente y vivaz— podemos achacarle iguales culpas. En tiempos de Roca se tendía al logro de una grisácea y opaca uniformidad a través de un partido único —el P.A.N.— que no era tal, sino un conglomerado de agrupaciones. Con Agustín P. Justo se llegó a un grado semejante. El hombre común se evadía de la política (como ciencia de gobierno), se preguntaba acerca del sentido de una lucha que se le aparecía estéril, del para qué realizar esfuerzos que no tendrían resultados positivos, algo así como la inútil tarea de abrevar en turbias aguas. Se le antojaban malas aguas las de la política y la actitud de evasión correspondía —por un sector— a la de las malas artes que el otro sector esgrimía".

mario bravo - alfredo palacios

Marío Bravo fue electo senador nacional en 1932, hasta 1938, a el le correspondió activa discusión en las discusiones sobre armamentos. Derrotada su candidatura a una nueva banca en 1939, se dedicó otra vez al periodismo militante, primero en La Vanguardia, que dirigió, y luego en el semanario Argentina Libre.
Alfredo Palacios fue electo senador nacional en 193 siendo reelcto nuevamente en 1935, pero su mandato es interrumpido por el golpe de estado del 4 de junio de 1943 que derrocó al presidente Ramón Castillo.

Carlos Ibarguren juzgó el período iniciado con la presidencia de Justo en cuanto a su política interna: "La política interna, durante este período, presenta un cuadro de corrupción, fraude y decadencia tan lamentable que ha sido calificada por algunos como 'década infame'. Restos en declinación del viejo partido conservador, reunidos con el nombre de 'demócratas', grupos de ex radicales llamados 'impersonalistas' y de socialistas desprendidos  del antiguo socialismo, formaron un conglomerado denominado `concordancia' que llevó a la presidencia de la República al general Justo y lo sostuvo en el gobierno y en el Congreso". . .

El partido socialista mantuvo una línea de oposición permanente. Repetto se expresaba así en el parlamento en abril de 1932: "No se puede derrocar gobiernos que se consideran malos para igualarlos y superarlos en sus vicios, errores y desaciertos. Ustedes, señores ministros y señores diputados, no constituyen un gobierno de orden común; ustedes son, en cierta manera y en cierta medida, todavía la expresión de un gobierno de fuerza; ustedes son los descendientes de un movimiento que ha tomado el gobierno de manos del que lo desempeñaba legítimamente por el pueblo, haciendo buenamente lo que podía y lo que sabía; pero ustedes, que han arrebatado el gobierno de manos de quien lo desempeñaba legítimamente, tienen la obligación, tienen el deber ineludible de mostrarse en la acción mil veces superiores al hombre que han desalojado de un cargo conferido por un procedimiento legal". ..

Tenía el partido socialista entonces 43 diputados y dos senadores, y el propio Repetto reconocía la causa de ese aumento de su representación: "Arrebatado a los radicales el derecho de presentarse a las elecciones del 8 de noviembre de 1931, una gran parte de ellos votaron la fórmula presidencial de la alianza socialista-demócrata progresista y la lista de legisladores nacionales del partido socialista. Gracias a ese aporte espontáneo y muy valioso, nuestro partido obtuvo las dos senadurías y la mayoría de las bancas de diputado en la capital federal, y la minoría de las mismas en la provincia de Buenos Aires, Córdoba, Mendoza y San Luis".

Los senadores socialistas fueron Mario Bravo y Alfredo L. Palacios; éste había vuelto a incorporarse al partido tradicional después de 16 años de distanciamiento; entre los diputados que ya habían tenido actuación en la Cámara figuraban el despachante de aduana Castellanos, Enrique Dickmann, Jacinto Oddone, Pena, Pérez Leirós, Nicolás Repetto; otros llegaron por primera vez, Américo Ghioldi, Juan Antonio Solari, Manuel Palacín, Enrique Mouchet, Silvio L. Ruggieri, Rómulo Bogliolo, Pfleger, Alberto Iribarne, Piedranera, Vidal Baigorri, Domingo Besasso, el ferroviario Agüero, de San Luis; el médico Becerra, Angel Giménez, también médico; Adolfo Dickmann, odontólogo; el mecánico Lamesa, Alejandro Castiñeiras, el colchonero Lorendo, de Baradero; el abogado Carlos Moret; el abogado Julio C. Martella, Rufino Inda, etc., que se distinguieron por su laboriosidad y sus iniciativas legales.

Dibujo de Valdivia para la revista Caras y Caretas de algunos de los senadores de la epoca de Justo