Estado de sitio

El 7 de diciembre de 1941 se produjo el ataque japonés a Pearl Harbor y por consiguiente la entrada de Estados Unidos en la guerra. Para evitar que ese hecho se tradujese en una exacerbación pasional de la opinión pública, el 16 de diciembre decretó el presidente Castillo el estado de sitio en todo el territorio de la República. 

El estado de sitio se argumentaba en los fundamentos de la decisión: "Que los compromisos internacionales contraídos por la República en las últimas conferencias panamericanas imponen, en salvaguardia de la neutralidad y de la defensa continental, una serie de medidas que no pueden adoptarse con la estrictez necesaria dentro del marco de las garantías constitucionales creadas para épocas de normalidad".

El ataque japonés a Pearl Harbor

Producido el ataque japonés a Pearl Harbor, ya el 8 de diciembre de 1941 el embajador norteamericano en Buenos Aires, Norman Armour, se dirigió al ministro Enrique Ruiz Guiñazú anunciando el estado de guerra de su país con el Japón y solicitando "una expresión de la opinión del gobierno argentino, en presencia de los hechos ocurridos y de los acuerdos interamericanos en vigor". El canciller argentino respondió: "El gobierno argentino toma nota de la agresión cometida contra la integridad y la soberanía de ese país y está dispuesto a ajustar su conducta a la situación de asistencia recíproca y cooperación defensiva, prevista por la declaración XV de La Habana de que este gobierno es signatario".

Al día siguiente, 9 de diciembre, se publica un decreto por el cual el vicepresidente en ejercicio de la presidencia declara que "la República Argentina no considera a los Estados Unidos de América en situación de país beligerante en este conflicto, en consecuencia, no queda sujeto a las limitaciones propias del régimen de neutralidad”.

Por su parte Chile pidió la realización de una reunión de consulta para considerar la nueva situación y adoptar las medidas más adecuadas.

El 14 de junio de 1940 había caído París en poder de las tropas hitlerianas y ese hecho había sacudido emocionalmente a grandes masas de amigos de Francia, de su cultura, de la Gran revolución.