La anmistia

La Cámara de Senadores se reunió para tratar lo sucedido en la revolución del Parque , siendo en ese mismo año sancionada la «Ley de Amnistía», la cual había sido de la autoría del doctor Dardo Rocha.

El 21 de agosto, el senador Rocha presentó un proyecto de amnistía; sobre su promesa se sus-pendió el fuego en las jornadas sangrientas de julio y era necesario olvidar lo ocurrido. Pellegrini aprovechó la ocasión para exponer su criterio en un mensaje al Congreso. 

Admitía la iniciativa, pero no quería silenciar los reparos que se creía obligado a exponer: "Si las reglas severas de la disciplina no han de ser la ley suprema de los ejércitos permanentes en la Nación, valiera más disolverlos, si queremos resguardar las libertades públicas, la autoridad y el orden de los amagos de la anarquía en su forma más repudiada".

La fracción de la Unión Cívica que acaudillaba Alem fomentó la lucha contra el gobierno de Pellegrini y logró crearle constantes dificultades y zozobras en momentos en que había que sacar al país de la bancarrota con procedimientos audaces y riesgosos: una nueva emisión de papel moneda en medio de una circulación ya excesiva, un recargo de impuestos al contribuyente que apenas podía abonar los antiguos, la moratoria comercial, la suspensión del retiro de los depósitos en los bancos oficiales, el empleo del empréstito interno para prolongar la situación angustiosa. Todos ellos eran expedientes del momento; braceadas contra la corriente para llegar a puerto.

Dardo Rocha

Dardo Rocha fue el fundador de las ciudades de La Plata, Necochea, Pehuajó, Tres Arroyos y Coronel Vidal, y también quien dio origen a la Universidad de La Plata.En 1891 siendo senador de la provincia de Buenos Aires presento ante la Cámara de Senadores el proyecto de «Ley de Amnistía» para tratar lo sucedido en la revolución del Parque de 1890

Mientras hacía frente a la situación desesperada, Pellegrini no se opuso a la ley de amnistía, pero señaló los inconvenientes de un ejército dispuesto siempre a la indisciplina y a la subversión. Era un criterio firme en él y lo volvió a expresar en el Congreso cuando se discutió otra amnistía para los revolucionarios del 4 de febrero de 1905: 

"Se olvida que ésta es la quinta ley de amnistía que se dicta en pocos años y que los hechos se suceden con una regularidad dolorosa: la rebelión, la represión, el perdón. Y está en la conciencia de todos que esta amnistía, que se supone es la última, no será la última; será, muy pronto tal vez, la penúltima".