El segundo Viaje de Colón a América

Luego del gran recibimiento dispensado por los Reyes Católicos a Cristóbal Colón en Barcelona, dispusieron que inmediatamente comenzara a preparar la segunda expedición a las Indias. La noticia del Descubrimiento había llegado incluso antes que a ellos al rey portugués Juan II, por la llegada de Colón a Lisboa, y temían que se pudiese adelantar y enviar flotas hacia el occidente, pese a que no tenía los mapas ni las rutas seguidas por las naves castellanas. También los Reyes Católicos se preocuparon mucho por los expedicionarios dejados en la isla Española en el Fuerte Navidad, por lo que se trató de retornar lo antes posible para ir en su auxilio.

Preparativos del viaje

El almirante fue confirmado en todos los cargos que le fueron adjudicados en las capitulaciones de Santa Fe, y se le sumó el de Capitán General de la escuadra que se estaba preparando, sobre la cual tendría pleno y absoluto poder.

Fueron encargados de organizarla, junto con Colón, el arcediano de Sevilla don Juan Rodríguez de Fonseca que inauguró una oficina en la capital hispalense desde la que, junto a Francisco Pinelo como tesorero y a Juan de Soria como contador, comenzarían a controlar todo el mercado y negocios con las Indias. Este sería el germen del futuro Consejo de Indias. Paralelamente los reyes encargaron a Colón crear en 

La isla Española una institución similar a la Casa de Contratación creada en Sevilla y que mantuviese unos registros similares de los cargos, tripulación y municiones de cada buque. El estado quería controlar todo lo que entraba y salía de sus puertos en dirección a las Indias y todo lo que llegaba de ellas.


En tan sólo cuatro meses estaba todo preparado. Esta sí que era una auténtica flota de colonización. En ella junto al número de naves, 17 en total (3 carracas, 2 naos y 12 carabelas), se iban a embarcar unas 1500 personas deseosas de aventuras y llenas de esperanza de mejorar sus vidas en el, según les habían contado, paraíso terrenal donde la naturaleza te brindaba todo lo que necesitases y el oro fluía en los ríos.

En la tripulación se podía encontrar todo tipo de oficios: marinos, soldados, labriegos, herreros, albañiles, carpinteros, braceros, etc, todos ellos con sus herramientas y materiales de construcción. También llevaban vacas, caballos, yeguas, ovejas, cerdos y todo tipo de plantas. Igualmente, y por primera vez, se embarcaron mujeres y religiosos, entre estos cabe destacar a Fray Juan Pérez, primer protector de Colón en La Rábida, y al benedictino aragonés Fray Bernardo Boyl, nombrado por el papa Alejandro VI vicario apostólico de las Indias Occidentales, encargado de la tarea evangélica en los nuevos territorios.

También se embarcaron importantes personajes de la sociedad castellana como Diego Colón, hermano del almirante, el cartógrafo Juan de la Cosa, el médico sevillano Diego Álvarez Chanca, los capitanes Antonio de Torres, Pedro Margarit, Ginés de Gorbalán y Alonso de Ojeda, los oficiales Juan Ponce de León, Melchor Maldonado, Diego Velázquez, Alonso Carvajal, y un largo etcétera.

Cristobal Colon

Retrato de hombre, óleo sobre lienzo de Sebastiano del Piombo, fechado en 1519, con una leyenda de dudosa autenticidad que lo identifica como el ligur Colombo, «el primero en entrar en barco en el mundo de las Antípodas» 

Partida del segundo viaje

El 25 de septiembre de 1493 partió de la ciudad andaluza de Cádiz esta gran flota en dirección a las Indias Occidentales.

La flota de diecisiete naves partió de la bahía de Cádiz en el amanecer del 25 de septiembre de 1493 tomando rumbo a las Islas Canarias donde tenían previsto hacer una parada para reponer agua, alimentos y recoger algunos animales. El 2 de octubre llegaron a Gran Canaria y el 5 a la Gomera.

Dos días después, es decir, el 7 de octubre partieron hacia las Indias. Colón distribuyó entre los capitanes de las naves un pliego cerrado con el itinerario que sólo debería de ser abierto en caso de que alguna tempestad o catástrofe los separase del grueso de la expedición. El almirante guardaba celosamente sus secretos con el objetivo de que no le surgiese competencia en su colonización de las Indias, quería para sí todo el monopolio americano, pero al final, pasados unos años esto fue imposible de mantener.

Parte de la tripulacion de la segunda expedición

Entre algunos de los importantes tripulantes el segundo viaje de Colón está su hijo Diego Colón también marino, el eclesiástico y político español Juan Rodríguez de Fonseca, miembro del consejo de los Reyes Católicos y primer organizador de la política colonial castellana en las Indias. Juan de la Cosa navegante y cartógrafo español conocido por haber participado en siete de los primeros viajes a América y por haber dibujado el mapa más antiguo conservado en el que aparece el continente americano.


Tras una tranquila travesía, sólo alterada por alguna tempestad que no pasó a mayores, el 2 de noviembre de 1493 divisaron tierra, concretamente la isla Dominica, en el extremo oriental de las Pequeñas Antillas.  Esta vez no pararon a tomar posesión de la nueva tierra descubierta ya que no encontraron ningún lugar adecuado para fondear, sino que continuaron navegando entre estas pequeñas islas, descubriéndose al poco la isla Marigalante, que tomó el nombre de la nao capitana de la expedición, en donde sí desembarcaron para tomar posesión de ella en nombre de los Reyes Católicos.

Siguieron navegando rumbo norte encontrándose con otra gran isla, a la que llamaron Santa María de Guadalupe. Fondearon y desembarcaron buscando el contacto de los lugareños, pero en su gran mayoría huyeron hacia la montaña dejando todas sus posesiones y viviendas a merced de los visitantes. Colón, al igual que en el primer viaje, ordenó a toda su tripulación que no se robase ni rompiese nada para no crear mala imagen de los cristianos y que los indí-genas confiasen en ellos. En las chabolas encontraron gran variedad de frutas, hierbas y plantas, así como distintas aves y objetos domésticos  como camas de redes de algodón, arcos, flechas e incluso una olla que parecía de hierro, cuyo origen no acertaron a adivinar ya que en principio en las tierras hasta ahora exploradas no conocían el metal.

Tan sólo consiguieron charlar con algunos jóvenes que habían quedado en el poblado que resultaron ser esclavos de los caribes, indígenas caníbales que habían ocupado aquellas islas y atacaban habitualmente el resto de islas caribeñas. Les comentaron a los españoles que ellos no eran de allí sino de Boriquén, actual Puerto Rico, y que querían irse con ellos ya que cuando se marchasen los caribes volverían y probablemente, tras sacrificarlos, entrarían a formar parte del menú.

El 10 de noviembre, tras un problema con una pequeña expedición capitaneada por el capitán Márquez que se perdió por la isla, retomaron el camino descubridor buscando la isla Española y encontrándose con más islas a las que fueron poniendo nombre: isla de Montserrat, Santa María la Redonda, Santa María de la Antigua, San Martín, Santa Úrsula y las Once Mil Vírgenes, actuales Islas Vírgenes, y San Juan Bautista, actual Puerto Rico.

El 22 de noviembre llegaron a las costas del norte de la Española, concretamente a la península de Samaná, donde desembarcó uno de los indios, originario de esta región, que habían llevado a Castilla y que habiéndose convertido cristiano regresaba para pregonar su nueva religión.

Trayecto segundo viaje

Ruta del segundo viaje de Colon a America