Fin del mandato , influencia en el interior

Terminada la guerra, las provincias restantes se irían adhiriendo al Pacto Federal: Mendoza, Córdoba, Santiago del Estero y La Rioja en 1831. Al año siguiente, Tucumán, San Juan, San Luis, Salta y Catamarca. El federalismo se impuso en todo el país, bajo la dominación de tres dirigentes de prestigio interprovincial: López, Quiroga y Rosas.

Influencia de Rosas en el Interior

Por unos años, este triunvirato virtual gobernaría el país, aunque las relaciones entre ellos nunca fueron muy buenas. Todos los gobernadores —excepto el de Buenos Aires y el de Corrientes— debían su acceso al poder a Quiroga o a López. Rosas tenía mucho prestigio y gobernaba la provincia más rica, pero en esa época no existía el "rosismo" en el interior.

En cuanto terminó la guerra, los representantes de varias provincias anunciaron que, con la pacificación interior, había llegado la ocasión esperada para la organización constitucional del país. Pero Rosas argumentaba que primero se tenían que organizar las provincias y luego el país, ya que la constitución debía ser el resultado escrito de una organización que debía darse primero. Por otro lado, su provincia —y él mismo— se beneficiaban de una indefinición legal que permitía a Buenos Aires retener la hegemonía y la totalidad de los ingresos de la Aduana porteña, la única que comerciaba directamente con el exterior.

Aprovechando una imprudencia cometida por el diputado correntino Manuel Leiva en una carta particular, Rosas lo acusó de tener ideas anárquicas y retiró su representante de la convención de Santa Fe, lo que fue imitado por otras provincias. En agosto de 1832, la convención quedaba disuelta, y la oportunidad de organizar constitucionalmente el país se pospuso por otros veinte años.

En 1832, en carta a Quiroga, Rosas le dijo

...siendo federal por íntimo convencimiento, me subordinaría a ser unitario si el voto de los pueblos fuese por la unidad.

Entre dos mandatos

Terminado su período de gobierno el 5 de diciembre de 1832, Rosas fue reelegido. Pero, como no le fueran renovadas las facultades extraordinarias, renunció en forma indeclinable. Fue sucedido por el general Juan Ramón Balcarce.