Influencia de Manuel Belgrano y Mariano Moreno

Por razones bien evidentes, Buenos Aires resistió en el siglo XVII al absolutismo monopolista del Perú en materia comercial y reclamó el comercio libre y directo con España y las posesiones españolas; después hubo choque entre los intereses encontrados de los comerciantes de Buenos Aires que sostenían la política del monopolio y los que propugnaban una liberalización, y de esa divergencia de intereses surgieron las varias representaciones de labradores y hacendados; los grupos que predominaban en el comercio con España y los que tenían en Cádiz sus agentes, se encontraron frente a aquellos que querían extender el comercio a otros países y utilizar sus naves.


Manuel Belgrano

Manuel Belgrano, nacido en 1770, hizo sus estudios superiores en Oviedo, en 1782-1788, y rindió exámenes en Salamanca en 1787-1788 y en 1789 en Valladolid, en la que obtuvo el título de bachiller en leyes; tuvo oportunidad de entrar en contacto con los economistas y políticos liberales, influyendo paulatinamente desde su regreso al país en 1794 en la formación de una conciencia nueva en la colonia en su calidad de secretario del Consulado. Comenzó por estimular la vida económica y por sembrar nuevas ideas renovadoras.

En su bagaje intelectual trajo de España los principios de la revolución europea de fines del siglo XVIII, que sacudió los viejos andamiajes ideológicos, políticos y económicos; la orientación de Campomanes, con su Educación popular, publicada en 1774, le abrió horizontes para asimilar las ideas de aquellos economistas y políticos españoles que trataron de renovar el organismo económico y financiero de la metrópoli; algunos de ellos combatieran también el sistema practicado en las colonias.

Manuel Belgrano y Marino moreno

Tanto Manuel Belgrano en Europa como Mariano Moreno en Chuquisaca habian leido sobre las nuevas ideas en Europa en lo porlitico y economivo como Adam Smith o Rouseau por ejemplo

La escuela de náutica fundada en Buenos Aires para el estudio de las matemáticas, de la astronomía, de las ciencias exactas, está ligada a su nombre y fue su ángel tutelar; fue suprimida por orden directa del gobierno de Madrid en 1806 y reanimada en setiembre de 1810 por su iniciativa, lo que prueba el interés que tenía en esa obra, que era mucho más que una escuela para formar pilotos.

Conocía Belgrano las ideas de Quesnay, el fisiócrata, las de Adam Smith, las de Ferdinando Galiani; no podía ignorar las opiniones de Benjamín Constant y de otros escritores políticos difundidos. 

En el año 1796 publicó por la imprenta de Niños Expósitos el texto Principios de la ciencia económica-política, con trabajos que tradujo del francés; en ese librito se encuentran fiases como ésta: 

"Cuanto más se acerca un Estado a la libertad absoluta en el comercio exterior e interior tanto más se acerca a su eterna prosperidad: si tiene trabas, sus pasos hacia la prosperidad son tardos y lentos"... 

Cuando se debatió en 1797 en el Consulado sobre el comercio extranjero, Francisco Antonio de Escalada citó la obra de Adam Smith, cuyo compendio por Condorcet había llegado a sus manos, probablemente por mediación de Belgrano. En el Consulado se encontró en los primeros tiempos con una mayoría cerrada totalmente a sus propósitos de innovación; exceptuando —dice en sus memorias— uno que otro, "nada sabían más que su comercio monopolista, a saber, comprar por cuatro para vender por ocho"; pero llegó poco a poco a tener de su lado una mayoría, o por lo menos una cierta comprensión. 

A pesar de que la política del Consulado fue regida por los intereses de sus consiliarios, comerciantes y hacendados, con sus memorias anuales primero y con sus contribuciones a la prensa, después, abrió nuevas perspectivas en el muro granítico de las concepciones coloniales. Escribió en sus Memorias:

"Mi ánimo se abatió y conocí que nada se hacía en favor de las provincias por unos hombres que, por sus intereses particulares, posponían el del común. Sin embargo, ya que por las obligaciones de mi empleo podía hablar y escribir sobre tan útiles materias, me propuse, al menos, echar las semillas que algún día fuesen capaces de dar frutos, ya porque algunos estimulados del mismo espíritu se dedicasen a sus cultivos, ya porque el orden mismo de las cosas las hiciese germinar".

Mariano Moreno

Mariano Moreno se habia formado en Charcas, donde recibió la influencia de Rousseau, gravitó con sus ideas en la orientación económica. El representante del comercio de Cádiz, Miguel Fernández de Agüero, quiso rebatir en una memoria la concesión de franquicias para el comercio con los ingleses, en defensa de las pequeñas industrias tex­tiles de Cochabamba, Córdoba, Santiago del Estero y Salta y en favor del mantenimiento de los vínculos de las colonias con España, sin contar las normas religiosas y morales a que también se refería.

Contra esa exposición de Fernández de Agüero, los hacendados y labradores del Río de la Plata recurrieron a las luces de Mariano Moreno y en su defensa escribió la Representación de los hacen­dados y labradores, dirigida a Hidalgo de Cisneros en 1809; no sólo combatió allí las afirmaciones del apoderado de los comerciantes de Cádiz, sino que rebatió las cláusulas pro­puestas por el Consulado, calificándolas de

  •   "trabas artifi­ciales incapaces de otro efecto que menguar un plan ge­neroso"...

 Si se afirma que la verdadera riqueza de estas tierras está en los frutos que producen, ¿cómo es que el labrador está condenado a morir en la miseria?, ¿cómo no se escucha su opinión y no se tienen en cuenta sus intereses? Aboga por la plena libertad de comercio, por la supresión de los trabajos que lo perjudican.

Hidalgo de Cisneros aprueba el franco comercio con los ingleses, después de un informe del fiscal Villota y un dictamen privado de Julián Leyva, pero no se adopta la mayor parte de los puntos expuestos por Moreno.

No obs­tante, la liberación acordada rindió altos ingresos adua­neros. Pero a pesar de ello, los comerciantes, el virrey y el Consulado se alarmaron y, para obviar otros inconvenientes. restringieron los alcances de la medida adoptada. Al virrey lo que le alarmaba era la permanencia de nume­rosos extranjeros en la capital con motivo de las consig­naciones de los barcos ingleses, lo cual impedía su ex­pulsión.

El escrito de Moreno tuvo bastante repercusión y el virrey tuvo la intención de alejar del país y enviar a España al autor. Éste quiso publicar el escrito, pero no recibió la autorización correspondiente, no obstante, lo cual circularon bastantes copias del mismo; en Río de Janeiro lo tradujo y público en portugués el economista José da Silva Lisboa, que escribió varios trabajos sobre el co­mercio en Buenos Aires, en el sentido de las orientaciones dadas por Moreno.

Éste había nacido en Buenos Aires el de setiembre dc 1779; ingresó en el colegio de San Carlos con gran provecho y cursó estudios en la universidad de Chuquisaca (1799-1805), desde los 22 a los 27 años, donde contó con el apoyo del canónigo Terrazas y se graduó de abogado. Volvió a Buenos Aires en 1805 con su mujer y su hijo y fue relator de la Audiencia.

Tras larga brega por un derecho económico nuevo, no monopolista, prosperaron las aspiraciones a un nuevo dere­cho político.

Belgrano comienza en marzo de 1810 a publicar su periódico Correo de Comercio, en el que abundan notas de doctrina como las que había expuesto hábilmente en las memorias del Consulado. Pero en sus páginas no se halla ninguna alusión directa a la idea de una independen­cia política frente a España.

La rapidez con que la Junta de mayo decretó una nueva escala de derechos de exportación de frutos del país, para estimular el comercio, y el hecho de que en el mes de junio se permitiera ya la extracción de metales preciosos previo pago de derechos para evitar que se produjese su salida clandestina, son indicios de que las ideas de Belgrano y Moreno en materia económica y financiera no habían caído en el vacío.

La política financiera y comercial de España en Amé­rica fue resumida años después así por Juan B. Alberdi:

  • " Puede decirse que todo el sistema español estaba con­signado en el sistema de comunicación y de tráfico, o mejor dicho en la falta de sistema de comunicación y de tráfico.”
  • " En la incomunicación y el aislamiento de las pobla­ciones unas con otras, y de los países americanos con los países extranjeros.
  • " En la ausencia de todo comercio y de toda industria. " En la falta de caminos y de puentes.
  • " En la elección de malos puertos, mantenidos por sis­tema en mal estado, como para hacer efectivas aquellas prohibiciones.
  • " En la exclusión de toda inmigración libre de extran­jeros.
  • " En la ausencia de todo trabajo productivo y de capi­tales ocupados en producir.
  • " En la aduana exclusiva y prohibitiva de todo comer­cio libre.
  • "En la inseguridad, lentitud y carestía de la posta o de los correos".

 El sistema prevaleció en líneas generales hasta las inva­siones inglesas. Se le había suavizado permitiendo el comercio con España por el puerto de Buenos Aires, pero siempre dentro del aislamiento y del monopolio. Desde 1792 a 1795 llegaron al puerto de Buenos Aires 53 bu­ques de la península y salieron 47, es decir 25 buques por año.