Paraguay

Hidalgo de Cisneros previno al gobernador del Paraguay, Bernardo de Velazco, contra la difusión de papeles anónimos con noticias contrarias a la causa del rey y a la situación de España, en cumplimiento de esa tarea, el gobernador mostró todo su celo para aislar el territorio de su mando de la sugestión de los hechos de la capital. 


El aislamiento Paraguayo

Velazco había participado en 1807 en la defensa de Buenos Aires contra las invasiones inglesas. Para llegar a un entendimiento con Asunción, la Junta de Mayo eligió al coronel de milicias José Espínola y Peña, antiguo comandante de dragones de Itapila y de la frontera de Villa Real, hombre violento y arrogante, poco apto para una misión diplomática. El emisario de la Junta llegó a Asunción el 21 de junio y entregó los oficios e impresos de que era portador al gobernador intendente Velazco.

No vaciló luego en expresar que había sido nombrado comandante de armas del Paraguay y que tenía atribuciones de la Junta de Buenos Aires para deponer al gobernador. Por esas y otras actitudes fue confinado en Villa Real, pero no se resignó y huyó del lugar. Velazco pulsó el ánimo de los patriotas paraguayos, que no se mostraban acordes, pues mientras unos querían que se reconociera a la Junta de Buenos Aires, otros se dejaban llevar por el espíritu y las preocupaciones locales. Por otra parte, no había quejas sobre el gobernador, que en general era bastante estimado.

Después de una reunión previa del cabildo de Asunción el 26 de junio, fue convocado un cabildo abierto para el 24 de julio y se celebró en el edificio del real colegio seminario de San Carlos, con asistencia de los funcionarios de mayor jerarquía, diputados de Villa Rica, de San Isidro de Curuguaty, de Nuestra Señora del Pilar de Neembucú, etc., hacendados de la campaña, en total más de 200 personas. Se leyeron los documentos que emanaban de la Junta, dando cuenta de la deposición del virrey y del nombramiento de la Junta; se leyó también un oficio del gobernador de Cádiz y la proclama de la Junta superior de la ciudad, etc.

Bernardo de Velazco

El congreso celebrado en Asunción el 24 de julio de 1810 decidió reconocer al Consejo de Regencia y suspender todo reconocimiento de superioridad de la junta de Buenos Aires. A las medidas políticas y económicas que esta adoptó contra la provincia siguió el envío de una expedición militar al mando de Manuel Belgrano. Ante esta situación, Velasco demostró una gran capacidad organizativa y de acción: incursionó en las Misiones en busca de armas, ocupó Ñeenbucú hasta el río Paraná para vigilar la costa desde Paso del Rey hasta Campichuelo de la Candelaria, envió una flota a rescatar los buques retenidos en Corrientes y movilizó las milicias concentrándolas en Yaguarón y Barrero Grande.

Paraguay no vaciló en reconocer y jurar obediencia al Consejo de regencia, según los deseos de los realistas de Asunción. Se hizo alusión a la aspiración de Portugal de adueñarse de la provincia y con ese pretexto se resolvió un alistamiento de combatientes, con los cuales se resistiría a la probable expedición que organizaría Buenos Aires. Sin embargo, se acordó que se mantuviese correspondencia fraternal y amistad con la Junta provisional, suspendiendo el acto de su reconocimiento hasta que el rey resolviese lo más conveniente. Mientras tanto se constituiría una junta de guerra y se arbitrarían los medios para defenderse contra el peligro portugués.

Velazco reunió la junta de guerra y aceleró la defensa de su jurisdicción. Buenos Aires bloqueó como medida preventiva al Paraguay, ordenando a los gobiernos adeptos de Santa Fe, Corrientes y Misiones que no dejasen llegar correspodencia alguna hasta Asunción. El 19 de agosto volvió la Junta a dirigirse, por última vez, a las autoridades asuncerias para que se uniesen a la capital del virreinato y depusiesen su actitud hostil.

Velazco hizo cruzar el río Paraná por una fuerza de 600 hombres para recoger armas y pertrechos en Concepción, Misiones; logrado su propósito, dicha fuerza se retiró a la otra orilla.

Pero como Elías Galván detuvo en Corrientes las embarcaciones que iban rumbo a Asunción, se dispuso que una flotilla partiese el 21 de setiembre para franquearles el paso. Los barcos habían sido forzados a salir del puerto río abajo por Elías Galván, pero se detuvieron a dos leguas de la ciudad y fueron hallados por la flotilla, pudiendo seguir rumbo a Asunción; con ellos sufrió también la falta de rentas de Corrientes.

Antes de esos sucesos había llegado a Neembucú (Pilar) el capitán Juan Francisco Arias, nombrado por la Junta en razón de sus vinculaciones con personalidades paraguayas; llevaba la misión de explicar los objetivos de la Junta: "mantener íntegros los derechos del rey", y exhortar a los habitantes a plegarse a la causa de Mayo. En lugar de dirigirse a las autoridades, Arias debía entrar en contacto con patriotas influyentes. Desde Curupaytí dirigió cartas e impresos a José Antonio Zavala y a Fulgencio Yegros, pero no pudo ir más lejos, por el peligro de ser apresado, y regresó a Corrientes, donde fue testigo de la llegada de las flotillas de Asunción.

Vicente Nieto, por su parte, hacía saber a Velazco que el Alto Perú se negaba a reconocer a la Junta de Buenos Aires y le exponía el plan de lucha contra la misma. También recibió el gobernador intendente comunicaciones de Montevideo desautorizando la firma de Hidalgo de Cisneros en la circular del 26 de mayo e informándole de la expedición que saldría de Montevideo para recordar sus deberes a los habitantes de Santa Fe, la Bajada y sus cercanías.

Esa actitud contraria al reconocimiento de Buenos Aires no impidió que en Asunción se ahondase la división entre los patriotas y los realistas. En reconocimiento de ello, la Junta envió un nuevo emisario: el abogado Francisco Agüero, para preparar la llegada del ejército revolucionario de Belgrano. Agüero se entrevistó con Belgrano en Santa Fe, pero al llegar a Asunción fue denunciado y detenido. No quedaba a la Junta otro recurso que el del abandono del Paraguay a su suerte o el de la ayuda a los patriotas mediante la presencia de tropas. De ahí la expedición de Belgrano.