Cambios de Gabinete

Sarmiento realizo algunos cambios de gabinete en 1870 José Benjamín Gorostiaga abandonó la cartera de hacienda siendo por reemplazado por Luis L. Domínguez y por tema de edad tambien renuncion Vélez Sarsfield en 1872 hubo un intento de renuncia de Adolfo Alsina pero no fue aceptada por el congreso su renuncia, ante la proclamacion a la presidencia Avellaneda renuncio en 1873

Su gabinete sufrió algunos cambios; José Benjamín Gorostiaga abandonó en octubre de 1870 la cartera de hacienda y fue reemplazado por Luis L. Domínguez, que se hallaba en Europa. Vélez Sarsfield, vencido por la edad, renunció a sus funciones en mayo de 1872 y Sarmiento lo comunicó al país al abrir las sesiones de las Cámaras:

"Me hago un deber en expresar ante el país mi sentimiento con la reciente separación del ministro del interior, que deja como actos suyos en la vida nacional: los códigos civil y mercantil, el primer censo de la República y la red de telégrafos. El doctor Vélez Sarsfield, al dejar por su edad avanzada el ministerio, se retira igualmente de la vida política"...

Por haber sido proclamado candidato a la presidencia de la República, Nicolás Avellaneda renunció a su cargo en agosto de 1873, ocupando su lugar Juan Crisóstomo Albarracín. Y en febrero de 1874, Luis L. Domínguez renunció a la cartera de hacienda para cumplir una misión diplomática en Europa y lo reemplazó Santiago Cortínez.

Intento de renuncia de Alsina

Adolfo Alsina presentó al Congreso su dimisión a la vicepresidencia cuando comenzó a agitarse la campaña para la renovación presidencial, en la cual el propio Alsina era candidato. Argumentaba el dimitente que el presidente, en las diversas ocasiones en que tuvo que abandonar la capital, no delegó el mando en él como lo establece la Constitución. La renuncia no le fue aceptada y continuó en su cargo hasta el fin del período.

Nicolas Avellaneda

Nicolas Avellaneda en Agosto 1873 comienza a planear su candidatura presidencial, contando con el apoyo de Sarmiento, Alsina y Roca, lanza oficialmente su candidatura en Córdoba, donde recibe un amplio apoyo. El único que podría darle pelea en las urnas al tucumano era el expresidente, Bartolomé Mitre. Pero a diferencia del tucumano, Mitre no contaba con el apoyo del Interior del país.

Con todos los altibajos de la presidencia de Sarmiento, con todos los problemas que surgieron para perturbar la paz y distraer su atención, unos provocados por él mismo otros por la herencia recibida del pasado todavía demasiado reciente, Sarmiento hizo un gobierno civilizador y progresista. Continuó la obra de Urquiza y Mitre. Tuvo mucha oposición, pero luchó con energía contra amigos y adversarios y acabó por vencer. Siguió en la presidencia siendo el Sarmiento que había dejado una firme estela de luz en sus muchos años de combate por una Argentina mejor; en el llano y hasta su muerte, siguió impertérrito la línea de su vida y las contradicciones que se le señalaron por los adversarios no bastan para disminuir el puesto que ocupa en la historia junto a Alberdi y a Mitre.