Branden o Perón

En 1944 el secretario de Estado, Cordell Hull, presiono el gobierno de Farrell por medio de sanciones económicas y prohibio la venta de armas a Argentina , como esto no bastaba en 1945 cambio al embajador Aramour que estaba desde 1939 por Spruille Branden.

Spruille Branden

El flamante embajador estadounidense Spruille Branden llego a Buenos Aires en mayo del 45,el arribo fue  en reemplazo de Norman Armour, y Braden  debutó operando ante el Departamento de Estado norteamericano, para bloquear un envío de armamento al Ejército Argentino.

El embajador Spruille Braden tuvo la misión de organizar y coordinar a la oposición , Braden era un funcionario opuesto a los sindicatos y partidario de la política del gran garrote, que impulsaba la intervención abierta de Estados Unidos en los países latinoamericanos, con el argumento de combatir el nazismo en los años de la Segunda Guerra Mundial y el comunismo en la Guerra Fría.

A dos meses de su arribo a la Argentina, Braden reunió a miles de personas en la Plaza San Martín.

Ningún gobierno dictatorial ha sido jamás repudiado como el argentino. El hombre rico y el pobre, el gaucho y el terrateniente, el obrero y el profesor universitario se encuentran contra los coroneles y desfilan por las calles de Buenos Aires bajo la amenaza de fuego de las ametralladoras. (New York Times).

El 18 junio de 1945, 319 entidades de la industria y el comercio firmaron un documento que pedía control social a través de la represión estatal: "Desde 1919, el país ha vivido dentro de una casi perfecta tranquilidad social". 

Hay que recordar que en enero de 1919, fue escenario de una las matanzas obreras más terribles que vivió el país: "La semana trágica". El capital quería volver a los crímenes aleccionadores que dejó aquella masacre, luego de la huelga de los trabajadores de la metalúrgica Vasena, en reclamo de la jornada de 8 horas que dejó 700 muertos y 4 mil heridos, ejecutados por el Ejército, la policía y los grupos paramilitares de Manuel Carlés, enrolados en la Liga Patriótica Argentina.

Al pedido industrial Perón responde: 

"Dice el manifiesto patronal que la Secretaría de Trabajo ni estudia ni resuelve a fondo los problemas laborales y que imponemos soluciones circunstanciales, sin análisis. No hace falta mucho estudio para saber que salarios de 3,50 o 4 pesos para hombres, de 3 o 2 para mujeres y de 1,50 u 80 centavos para menores son una verdadera vergüenza en la Capital Federal".

La gran preocupación del establishment porteño, pasaba por dos proyectos que la CGT había dejado en el despacho del secretario de Trabajo y Previsión: salario mínimo, vital y móvil y participación en las ganancias.
En agosto de 1945, la Rural abrió sus puertas para una nueva exposición. Terminado el desfile inaugural, 500 jóvenes salieron cantando:
 "Los caballos al cuartel / Me refiero al coronel / y las mulas al corral / me refiero al general / con perdón del animal".

A mediados del mismo mes, la FUBA emitió un documento en el que decía que solo el triunfo de la Unión Democrática podía impedir que la Nación "se hunda en el caos y la guerra civil". La Unión Obrera, conformada por sindicatos comunistas y socialistas, llamaron al "triunfo de la democracia, frente a los fascistas mazorqueros".

A esto Perón expresó :
Lo de demagogo es una acusación común en todos los que no pueden triunfar en la política. Y si volvemos a los griegos, en el fondo tienen razón: "el que hace el buen quehacer político, es un demagogo". Empleada esa palabra peyorativamente, fuera de su verdadero valor, esa palabra es aplicada a todos los que reciben los favores del pueblo: "el que promete y no realiza". Nosotros nunca prometimos lo que no realizamos (Perón).

Perón sabía que la convocatoria a elecciones congelaría el avance destituyente de la oposición, que por entonces soñaba con la Corte Suprema conduciendo transitoriamente el Ejecutivo, hasta el regreso del fraude. Pero en el seno del gobierno militar dudaban del triunfo en las urnas de un candidato oficialista.

braden y peron

El 1º de junio Braden que estaba estrechamente ligado a intereses cupríferos y petroleros solicitó una reunión protocolar con Perón y éste lo recibió. La cosa empezó mal  y seguiría aún peor. Es que Braden y el gobierno norteamericano estaban resueltos a terminar con ese gobierno argentino al que reputaban de nazi.  Estos desencuentros no deben verse en esto un choque político filosófico,  Perón no tenía con Braden un enfrentamiento ideológico, sino que se trataba de un conflicto de intereses: el norteamericano defendía los de su país y Perón defendía los argentinos; tan simple como eso. Los Estados Unidos eran en lo económico nuestros competidores directos, y además, en tanto vencedores en la guerra mundial; no podían tolerar que Argentina se sustrajese a su influencia dándose el lujo de mantener una política independiente de los dictados que venían del Norte. 

En mayo se conoció el Estatuto de los partidos políticos; Farrell prometió comicios para fin de año (se llevaron a cabo el 24 de febrero de 1946) y el 6 de agosto de 1945, se levantó el estado de sitio.

Cuando yo anuncié mi intención de ser candidato, los oficiales me plantearon que el Ejército no se podía jugar en una elección, que podíamos perder la suerte de todo el trabajo realizado en dos años. Pensaban que yo tenía que reemplazar a Farrell y continuar la revolución. No estuve de acuerdo. Nosotros le habíamos dicho al pueblo argentino, que queríamos hacer y nuestra idea se compartía en gran medida. La Unión Democrática expuso lo que deseaban ellos. Díje que "lo mejor es que el pueblo decida, por lo tanto hay que llamar a elecciones. Si nos eligen, tendremos mandato explícito y nadie podrá detener la revolución". Un gobierno dictatorial no tendría la fuerza necesaria para tener el gobierno y detrás el poder, porque el poder solamente lo da el pueblo (Perón).

El 21 de julio el embajador disertó en la Universidad del Litoral de Santa Fe y a su regreso, miles de personas lo esperaban en Retiro; entre ellos María Paz Anchorena, Alberto Giménez Zapiola, José Cantilo, Otto y Federico Bemberg y Adolfo Bioy Casares.

El New York Times volvió a la carga el 24 de julio: "Los argentinos ovacionaron a Braden. Una multitud de prominentes ciudadanos, brindó espontáneo homenaje. Al día siguiente el diario sentenció, que cualquier expresión de anhelos de retorno a la democracia resulta peligrosa para quien la emita, porque es llevado rápidamente a campos de concentración".

Braden se movía como en su casa. Hacía discursos, participaba de actos de la Unión Democrática. Nosotros aprovechamos esa situación y cuando me proclamaron candidato, dije que "el pueblo tendrá que elegir: Braden o Perón". Ese fue un slogan que se expandió enseguida por toda la república. Indudablemente fue un gran acierto y quizás tendría que levantarle un monumento, porque Braden fue el que más nos ayudó para ganar las elecciones, con su conducta, con su intervención abierta y descarada dentro del panorama político argentino (Juan Domingo Perón).

La Comisión de Unidad Sindical de la CGT movilizó el 12 de julio a más de 300 mil trabajadores, hasta Trabajo y Previsión en apoyo a la profundización de las leyes laborales. Perón salió al balcón de la calle Perú y volvió a sellar su relación con el movimiento obrero:

Cuando iniciamos esta cruzada redentora sabíamos muy bien que íbamos a tener enfrente enemigos muy poderosos, pero no dimos nunca, ni daremos jamás, un paso atrás en la lucha empeñada. Sabemos que tenemos razón y, cuando un hombre avanza montado sobre la razón, no necesita espuelas.

El Comité Gremial Americano realizó un acto el 20 de julio en el viejo teatro Casino, del centro porteño (Maipú 326), denunciando los 300 obreros muertos en las minas Braden-Cooper de Chile.
El 29 de julio, miles de trabajadores enrolados en 21 gremios de la CGT se manifestaron en Plaza San Martín, para bancar la política exterior del Gobierno. Desde los balcones de la sede del Ministerio de Relaciones Exteriores, primero habló Farrell y después Perón:

Desde el día en que por primera vez tuve el honor de ponerme en contacto con los trabajadores coincidimos en la necesidad de estar siempre unidos, para oponer a los caprichos o las ambiciones personales, la unidad de 14 millones de argentinos decididos a morir para salvar lo único grande que tienen los hombres sobre la Tierra: la patria.

tapa de spruille braden

Tapa de la revista norteamericana Time del 5 de noviembre de 1945. El mensaje es muy claro: el ex embajador Braden en Argentina, es ahora asesor de la Secretaria de Estado para Asuntos Latinoamericanos de Estados Unidos. Había estado en Argentina para conducir la oposición a Perón. Ahora va a  “dar letra” a América Latina. O sea, a decirle que debe hacer. Por eso el tintero y la lapicera.


La salida de Braden

La gestión de Braden, que había comenzado el 21 de mayo, terminó en septiembre de 1945; pero en realidad su trabajo culminó el 12 de febrero del 46, cuando el Departamento de Estado norteamericano, editó el Libro Azul que le dictó al oído el ex embajador. Esas páginas se encargaron de consolidar el relato que denunciaba a Perón como agente germano. La respuesta del Coronel fue el Libro Azul y Blanco, denunciando el intento de Estados Unidos de "salvar a la oligarquía argentina, amenazada por las primeras elecciones libres realizadas en la República desde 1928".

 Braden regresó a Washington para asumir como titular de Asuntos Latinoamericanos y al bajar del avión declaró:

Espero que el pueblo americano entienda que los argentinos son genuinamente democráticos y sinceros amigos nuestros.

Braden o Perón

La consigna "Braden o Perón" constituyó una expresión de la división de la sociedad argentina en 1946 y, al mismo tiempo, una herramienta hábilmente utilizada por Juan Domingo Perón para ganar las elecciones presidenciales del 24 de febrero de ese año.
Durante su breve gestión como representante de la Casa Blanca ante el gobierno de Buenos Aires, encabezado por el general Edelmiro J. Farrell, Braden emprendió una cruzada contra el nazismo que, a juicio de la administración estadounidense, seguía vivo en ciertos países latinoamericanos.

Perón utilizó a su favor la intervención de Braden, publicando a modo de respuesta el "Libro Azul y Blanco", y formulando el exitoso eslogan «Braden o Perón» que influyó decisivamente en el éxito electoral que en 1946 lo hizo presidente. En dicho libro, Perón denunciaba la intervención norteamericana en la política de los países de América Latina.

El diplomático apoyó abiertamente a la Unión Democrática, la alianza de conservadores, radicales, socialistas y comunistas que enfrentó a Perón en los comicios de 1946. La actitud del embajador, que para esa fecha ya había retornado a su país para ocupar la Subsecretaría de Estado para América latina, sirvió al líder justicialista para presentarse como una opción nacionalista frente a sus adversarios políticos, a los que caracterizó como servidores de la política de los Estados Unidos.

Braden o Perón

Perón utilizó a su favor la intervención de Braden, publicando a modo de respuesta el "Libro Azul y Blanco", y formulando el exitoso eslogan «Braden o Perón» que influyó decisivamente en el éxito electoral que en 1946 lo hizo presidente.