El tema de la guerra

A principios de 1944, las presiones sobre el entonces presidente de la Nación, general Pedro Pablo Ramírez eran agobiantes: por un lado, las descaradas exigencias de los EE.UU., las solapadas del Brasil, y las más  educadas pero no menos fuertes de Inglaterra -que eran acompañadas y aplaudidas por los principales diarios: La Prensa y La Nación, y por el establishment  para que la Argentina rompiera relaciones con el Eje; y por el otro, ciertos sectores del ejército, preocupados por la negativa yanqui a vender armas a nuestro país, en tanto dicha ruptura no se materializase

Dos corrientes en acción

En el gobierno alguno de sus integrantes pedían la ruptura de relaciones con las potencias del eje y otros se aferraban a la neutralidad, porque habría sido desastroso inclinarse abiertamente al totalitarismo. El G.O.U., el 17 de agosto de 1943, divulgó una especie de boletín reservado contra quienes procuraban crear, según su juicio, un clima prorupturista. "Todo enrolado a la obra del G.O.U. —decía— debe saber y sentir que nuestra neutralidad es el símbolo de la soberanía nacional ante las presiones foráneas y que ella no constituye, ni una adhesión ni un repudio, a ninguno de los bandos en lucha". Y la logia alteró sus bases haciendo esta expresión de nueva táctica: "Anhelamos ver en manos del ministro de guerra los destinos del ejército, por ser para nosotros el órgano técnico y legal para dirigirlo. Estamos en absoluto sometidos a sus designios (que deben ser los nuestros)", y en consecuencia, "nos proponemos seguir al general D. Pedro P. Ramírez, apoyar y proteger su obra hasta la completa consecución de sus objetivos y para ello colaborar decididamente en mantener al ejército al mando de su ministro de guerra, general D. Edelmiro J. Farrell"...

El almirante Storni informó a funcionarios de la embajada de los Estados Unidos, a mediados de julio, que el presidente Ramírez había convocado a oficiales de alto rango unos días antes y les había pedido de que tratasen de persuadir a los oficiales jóvenes para que aceptasen la ruptura de relaciones con las potencias del eje. Ramírez habría hecho un brillante análisis de la situación y abogó por que la Argentina entrase en el campo aliado. A esa posición respondió el boletín citado del G.O.U. Y el secretario Enrique P. González trabajó junto al presidente, no sólo para mantener las relaciones con la Alemania nazi sino también para fortalecerlas. 

Ramírez con agentes alemanes

El 28 de junio se llevó a cabo una reunión del presidente con un agente alemán del servicio de inteligencia, junto con el secretario González y el capitán Filippi, ayudante y yerno de Ramírez. 

 El agente secreto habría sido Johann Leo Harnisch, comerciante alemán muy vinculado en Buenos Aires, que hacía pasar por representante personal de Hitler en Argentina. El objetivo de esas relaciones era obtener Alemania la venta de armas y equipos que los Estados Unidos se resistían a cumplir sin la previa ruptura de relaciones con las potencias totalitarias. En un encuentro del presidente Ramírez con el encargado alemán, el 20 de julio, se le hizo ver que Alemania estaría dispuesta entrar en negociaciones para el suministro de armamentos a la Argentina. Por otra parte el almirante Storni procuraba convencer a Cordell Hull para que los Estados Unidos entregasen las armas y equipos requeridos como un medio para fortalecer la posición de los simpatizantes de la causa aliada; simultáneamente, sin conocimiento resto del gabinete de gobierno, el coronel González, general Alberto Gilbert y el ministro de marina Sueyro obtuvieron del presidente Ramírez el consentimiento para enviar a Alemania una misión especial que negociara la compra  de material de guerra. Fue seleccionado para ese cometido el oficial de reserva Osmar Alberto Hellmuth, asociado con el agente Harnisch.  Hellmuth partió el 2 de octubre a bordo del "Cabo de Hornos" y para cubrir las apariencias fue designado cónsul argentino Barcelona.

jura de nuevos ministros de Ramirez en 1943

Luego del descubrimiento aliado de la maniobra de Ramírez para la compra de armas Ramírez reorganiza el gabinete a mediados de octubre de 1943 en la foto se ve a Ramírez  toma juramento a Juan Pistarini ante Juan D. Perón, César Ameghino , Benito Sueyro y Perlinger.


El plan descubierto

El plan fue descubierto por los aliados, que capturaron a Helmut; una carta personal de Ramírez a Hitler había sido desechada al fin por razones de seguridad, pues de lo contrario habría caído en manos los aliados.

La ambivalencia del presidente Ramírez, que aseguraba a unos la ruptura de relaciones con las potencias del eje y que, según Anaya, manifestó en el seno mismo del gobierno esa decisión, y por otro, sin conocimiento de su gabinete, envía una misión especial a negociar con la Alemania de Hitler, produjo la dimisión del almirante Storni y también el alejamiento del ministro de hacienda, Jorge Santamarina, del general Anaya, ministro de justicia e instrucción pública y del almirante Galíndez, de obras públicas.

Restructuración del gabinete

Como consecuencia de una reunión de oficiales en el ministerio de guerra, en la que se destacaron el coronel Ramírez, jefe de policía, y el coronel Perón, se resolvió pedir al presidente la designación del general Farrell como vicepresidente de la República, conservando su cargo de ministro de guerra. En la reorganización del gabinete predominaron los nacionalistas, Gustavo Martínez Zuviría, escritor católico, el general Luis Perlinger, nuevo ministro del interior, César Ameghino, ministro de hacienda, y Ricardo Vago, ministro de obras públicas.

Con el nuevo equipo de gobierno, el régimen de Pedro P. Ramírez adquirió los caracteres de una dictadura autoritaria de extrema derecha, que fue comparada con la que ejercía Francisco Franco en España. En ese período se decretó la disolución de los partidos políticos, la enseñanza obligatoria de la religión en las escuelas públicas, medidas contra las tendencias liberales en las universidades, restricciones de la libertad de prensa y de los derechos de reunión. Una expresión elocuente de la política vigente fueron las instrucciones reservadas. del ministro del interior a los interventores de las provincias, el 30 de noviembre de 1943.

Justamente mientras se manifestaba en su extremismo antiliberal el reciente gabinete de Ramírez, inició el coronel Perón la formación de un soporte nuevo con una política social paternalista que logró el control de las fuerzas laborales en una sola organización central.