Comandos civiles

Los Comandos Civiles fueron grupos terroristas armados,1​2​ opuestos al gobierno constitucional de Juan Domingo Perón, que operaron entre 1951 y 1955, incluyendo el golpe de Estado acaecido el 16 de septiembre de ese año, autodenominado Revolución Libertadora.En su mayoría era pertenecientes a familias de clase media alta porteña


Origen

Su origen esta en las conspiraciones golpistas y los actos terroristas antiperonistas, como el golpe de estado de 1951, el atentado en la Plaza de Mayo del 15 de abril de 1953 que asesinó a seis manifestantes peronistas e hirió a otros noventa, y el bombardeo de la Plaza de Mayo de 1955, en el que fueron asesinadas 308 personas oficialmente identificadas, más un sinnúmero de personas que eran irreconocibles debido a las mutilaciones, y cientos de heridos. Entre las víctimas habían 111 militantes sindicales, de los cuales 23 eran mujeres y seis niños los comandos civiles van a destacarse más por la diferencia que por la similitud, además de la ya destacada intención golpista

Dependian de miembros de las fuerzas armadas

Pertenecía yo, como dije, a un Comando que dependía del Capitán Palma. Y, en tal condición, recibimos un día cierta orden tremebunda a la vez que absurda. Deberíamos, en efecto, concurrir al domicilio particular de un General de la Nación, cuyo nombre se nos suministraría, tocar el timbre y, cuando apareciera el general, probablemente en camisón, clavarle un cuchillo en la barriga para despacharlo al otro mundo.
Marta Lonardi.

Entre los actos de violencia cometidos por grupos antiperonistas se destacaron los atentados realizados por los llamados comandos civiles, entre los que sobresalió el atentado en la Plaza de Mayo del 15 de abril de 1953.
El 16 de junio de 1955 diversos grupos de militares y civiles antiperonistas produjeron el bombardeo de Plaza de Mayo asesinando más de 300 personas y dejando heridas a otras 800.

mariano grondona

El periodista Mariano Grondona  reconoció públicamente en el año 2008, en su programa de televisión Hora Clave, su participación en el atentado terrorista del 15 de abril de 1953 en Plaza de Mayo que consistió en la detonación de dos bombas mientras se realizaba un acto sindical organizado por la Confederación General del Trabajo (CGT) en la Plaza de Mayo (frente a la Casa de Gobierno). Como resultado murieron seis personas y más de 90 quedaron heridas, entre ellos 19 mutilados. De pensamiento antiperonista Grondona también se había reivindicado como parte de los terroristas, al mismo tiempo que reconoció haber formado parte de los comandos Civiles que ayudaron al golpe de Estado de 1955 que llevó al derrocamiento de Juan Domingo Perón y la instauración de las posteriores dictadura de Lonardi y Aramburu.

Orígenes partidarios

El Archivo Nacional de la Memoria clasifica los orígenes de los principales componentes de los comandos:

  • Activistas católicos tradicionales. (Acción Católica Argentina), nacionalistas católicos porteños
  • Militantes radicales de diversas líneas internas. (Sabattinismo cordobés, unionistas
  • Partido Socialista. (Sector de Américo Ghioldi y Francisco Pérez Leirós)
  • Partido Demócrata Cristiano. (Sector de José Aguirre Cámara, Adolfo Vicchi y Rodolfo Corominas Segura)

En 1946 sectores ligados a la Sociedad Rural, la sección local de la UCR en Corrientes y el Partido Liberal de Corrientes planearon un atentado contra su vida, durante la campaña electoral fue frustrado y por ende no pudo bajar en esa ciudad donde un verdadero ‘gentío‘ lo esperaba según las crónicas. 

En el día 3 de febrero de 1946 en el diario ‘El Laborista‘ de Buenos Aires, se informa lo siguiente sobre el particular: ‘Los opositores políticos al coronel ante la marcha por las calles de Goya se posicionaron los contrarios políticos sobre los techos con armas. Desde un vehículo en el que viajaban los liberales Bernabé Marambio Ballesteros, Gerardo Speroni, Juan Reynoldi y Ovidio Robar, dispararon con armas de fuego a la gente que desde el puerto enterada de la noticia marchaba hacia el centro para repudiar el intento de asesinato. 

Otro grupo de civiles, más elitistas, se reunía en un departamento de la Isla de Recoleta. Lo conformaban, Raúl Lamuraglia e hijos, Alberto Benegas Lynch (padre), Claudio Mejía, y otros. Participaron, junto al comando de Viader, de las acciones del 16 de junio de 1955, cundo varios escuadrones de aviones pertenecientes a la Aviación Naval, bombardearon y ametrallaron con munición aérea de 20 mm, la Plaza de Mayo y la Casa Rosada, la CGT (Confederación General del Trabajo) y la entonces residencia presidencial, matando a más de 308 personas e hiriendo a más de 700.  Entre esos grupos predominaron numéricamente los militantes católicos no pertenecientes a ningún partido político.Según Marta Lonardi, hija del dictador, estos eran células nacidas principalmente del ámbito universitario. 

Agosto y septiembre de 1955

En Buenos Aires, los distintos grupos se unificaron en un Comando Civil Revolucionario, liderado por Carlos Burundarena, Renato Bezançon, Darío Hermida, Adolfo Sánchez Zinny, el militar retirado Eduardo García Puló, Francisco P. Olmedo, Raúl Puigbó y Eduardo Rodríguez. El comando incluyó provisoriamente al hermano Septimio Walsh.

Este Comando coordinaba sus acciones con el Comando Militar Revolucionario, integrado por los coroneles Ossorio Arana, Señorans, el mayor Guevara, y otros.

En Córdoba, desde mediados de julio y hasta agosto se sucedieron atentados con bombas o incendios: contra seis unidades básicas, la sede de la UES, de la Confederación General Universitaria, y un busto de Eva Perón en Unquillo. En esa provincia actuaron dos grupos de radicales: uno al mando de Yadarola y Rodolfo Amuchástegui, otro comandado por Eduardo Galmond y Santiago del Castillo. Paralelamente los grupos conservadores católicos constituían sus propios grupos de combate que más tarde cobrarían protagonismo en episodios de guerra urbana en la capital provincial. Sus cuadros principales fueron los doctores Luis Torres Fotheringham, Tristán Castellano, Guillermo Saravia, Damián Fernández Astrada, Lisardo Novillo Saravia (h.), y los ingenieros Fernández Padilla, Guillermo Castellano y Calixto de la Torre. Cada comando nucleaba a diez dirigentes, y cada uno de ellos dirigía a diez militantes. 

Constituían grupos de apoyo formados por civiles, como su nombre lo indica, aunque vinculados con las Fuerzas Armadas por medio de alguno de sus integrantes. Salvo la toma de una antena, relatada por Florencio Arnaudo en su libro “Operación Rosa Negra”, y la fugaz ocupación de una radio porteña.

Para el 16 de septiembre la UCR había convocado a un acto en la Casa Radical, donde repartieron armas en comités y en parroquias. Los comandos civiles ultracatólicos (llamados “palomas”) convocaron a la acción armada.Previamente negociaron un crédito con la Sociedad Rural para que financie actividades desestabilizadoras, como sabotajes a la red eléctrica, a los cables de la empresa telefónica Entel, disparos a las ruedas de camiones de bomberos y ambulancias, días antes represantantes de la UCR y comandos civiles viajaron a Uruguay entrevistandose con Emilio Eduardo Massera, Horacio Mayorga, Oscar Montes, y Osvaldo Cacciatore.

Entre los integrantes del grupo estaban: Gregorio Ramírez, Roque Carranza, Roberto Astiz, Manuel Teodoro Cearrás, Manuel Rawson Paz y su primo Franklin Dellepiane Rawson, Eduardo Martínez Zemborain, Aníbal Beruti, etc. Las reuniones se llevaban a cabo en la casa de Álvarez Morales, en la oficina de Rodolfo van Gelderen, o en el estudio del doctor Gregorio Topolevsky. Este grupo, que todavía no usaba el nombre de «comando civil», estudiaba las comunicaciones del ejército para intervenirlas en caso de un alzamiento, y tuvo contactos con políticos radicales como Arturo Frondizi. Cuando se incorporó Roque Carranza, comenzaron la fabricación de explosivos.  A mediados de 1955 el grupo se había nutrido con la presencia de Siro de Martini, Euclides Ventura Cardozo, Alfonso de Laferrére, Martín Michel Torino.

 En Alta Córdoba, barrio de clase alta mantuvieron escaramuzas ocupando a través de asaltos violentos los edificios públicos, constituyendo un factor de enlace permanente con los militares golpistas. Solo en Córdoba estos comando causaron más de 27 muertos en los tres días previos al 16 de septiembre de 1955, en su mayoría civiles peronistas que protestaban a favor del mantenimiento del orden constitucional. Tras el triunfo del Golpe de Estado, Monseñor Lafitte organizó un Te Deum y una cena en el palacio arzobispal para celebrar la instauración del régimen militar, donde fueron agasajados los jefes de los comandos civiles, quienes obsequiaron a Lafitte utensilios de oro y plata del siglo XVII que habían sido robados del Cabildo de Córdoba durante la toma por parte de los sublevados antiperonistas.

Operación Rosa Negra


El 16 de septiembre de 1955 a las 00:00 horas el general Eduardo Lonardi sublevó la Escuela de Artillería de Córdoba, dando inicio a la Revolución Libertadora. Ese mismo día a la 1:15 cinco de los comandos civiles dejaban fuera de servicio varias radios de la ciudad de Buenos Aires para colaborar con la desestabilización y dificultar la difusión de noticias fehacientes, siguiendo la planificación del ingeniero Carlos Burundarena. 
La operación era comandada por Raúl Puigbó, que respondía a Adolfo Sánchez Zinny: estaba compuesto por:
Humberto Podetti, Jorge Rodríguez Mancini, Isidoro Lafuente, Pepe Balbín, Pedro Crear, Marco Aurelio Rodríguez, Felipe Solari, Julio E. Álvarez, Enrique Hillegass y cuatro más.

  • Eduardo Ayerza y sus compañeros se encargarían de dejar fuera de servicio las instalaciones de Radio del Estado.
  • Guillermo Demharter haría lo propio con Radio Belgrano y Radio Mitre. Los jóvenes participantes luego fundarían una organización terrorista conocida como Movimiento Nacionalista Tacuara.
  • Florencio José Arnaudo se encargaría de Radio Antártida, Radio Porteña, y Radio del Pueblo.
  • Carrillo de Radio Rivadavia.
  • Ortuño de Radio El Mundo.

En Córdoba

En la ciudad de Córdoba tuvieron un papel protagónico dirigido por el general Dalmiro Videla Balaguer,  y muchos grupos quedaban a cargo de un militar de carrera. Los militares tomaban muchas precauciones por la inexperiencia de sus dirigidos:
Yo les tenía pánico a los comandos civiles: No sabía quiénes eran ni cómo se comportarían en combate.
Teniente primero Bravo Moyano. 
Solo en Córdoba estos comando causaron más de 27 muertos en los tres días previos al 16 de septiembre de 1955, en su mayoría civiles peronistas que protestaban a favor del mantenimiento del orden constitucional. Tras el triunfo del Golpe de Estado, Monseñor Lafitte organizó un Te Deum y una cena en el palacio arzobispal para celebrar la instauración del régimen militar, donde fueron agasajados los jefes de los comandos civiles, quienes obsequiaron a Lafitte utensilios de oro y plata del siglo XVII que habían sido robados del Cabildo de Córdoba durante la toma por parte de los sublevados.

Posterior al Golpe de Estado de 1955

Uno de sus máximos representantes, Marta Ezcurra, fundadora de la juventud de la Acción Católica en 1931, bajo las órdenes de Aramburu ordena el 23 de diciembre de 1955, la ocupación militar de cada una de las Escuelas Hogar de la Fundación Eva Perón. Son quemadas pilas de frazadas, sábanas, colchones, medicamentos, etc. Convoca para ello, a los miembros de los “comandos civiles” ligados a la Acción Católica Argentina y se ordena el desalojo inmediato de todos los niños y niñas internados en la Clínica de Recuperación. El día 27 de diciembre se determina la confiscación de todos los muebles de los hospitales, hogares para niños, hogares escuelas y hogares de tránsito, entre ellos el mobiliario muchos muebles terminarían en las casas de los miembros de los comandos civiles.
A pedido del Coronel Ernesto Alfredo Rottger se ordena que sean expulsados a la calle todos los estudiantes de la Ciudad Estudiantil Presidente Juan Perón, tras el triunfó del Golpe de Estado de Septiembre de 1955, allí funcionaria el cuartel de los Comandos Cíviles. 
Por su parte, el Comando de Mar del Plata en su comunicado Nº 7 prohibió la venta de nafta y recomendó a la población ahorrar energía eléctrica. Con posterioridad, en el comunicado Nº 9, advertía que “todo aquel que se oponga a la apertura de los negocios o a la concurrencia de los obreros y empleados a puestos de trabajo, será considerado saboteador y se le aplicará la Ley Marcial”.