En la inmensa llanura santiagueña, se destaca entre las pocas elevaciones del terreno, la Sierra de Guasayán. Al acercarse, llama la atención la exuberancia de la vegetación. Su color verde intenso la destaca de los llanos circundantes, agobiados por el calor y la sequía.
La razón principal de su benigno clima es la abundancia de agua que surge de manantiales y forma pequeños arroyos en las profundas quebradas.
Este microclima se ve beneficiado además, por los vientos húmedos provenientes del este, que son interceptados gracias a la considerable altura de la Sierra ( 700 metros sobre el nivel del mar). La bondad de la zona, que se levanta como un vergel en el desierto, la ha hecho refugio del hombre desde tiempos prehistóricos. Numerosas etnias aborígenes dejaron sus testimonios culturales a través de petroglifos. Por allí pasaron los primeros conquistadores españoles provenientes del Alto Perú, en busca de la legendaria Ciudad de los Césares.
En la actualidad, la población de las sierras desciende de aquellas numerosas corrientes civilizadoras. El paisaje está conformado por elementos botánicos y zoológicos característicos del Chaco Serrano. Asimismo, merced a la cercanía con las sierras de la vecina provincia de Tucumán, recibe una marcada influencia de las selvas del noroeste o Yungas, pudiéndose hallar en Guasayán especies propias de ese ambiente. Las laderas de la Sierra poseen distinta inclinación. Las que miran al este son más abruptas, mientras que las del este se confunden en un suave declive con los llanos catamarqueños.
Densos bosques cubren los faldeos, llamando la atención la abundancia de plantas epífitas, como Claveles del aires y Cactus de numerosas especies, que se sostienen sobre los troncos y ramas de grandes árboles.
En el sotobosque se encuentra una sorprendente variedad de helechos, que junto a lianas, enredaderas, hierbas y arbustos le dan un singular aspecto selvático. Entre los árboles se destacan: el Horco quebracho, el Cebil que aprovecha las laderas y quebradas más húmedas, el Viraró Colorado, el Yuchán o Palo Borracho de Flor Amarilla de vistosas flores blanco-amarillentas y grueso tronco verde y espinoso (es posible hallar ejemplares de gran diámetro) y el Guayacán, además de otras especies. En los soleados paredones verticales de roca color rojizo, se aferran bromeliáceas junto a una singularidad botánica, una compuesta descripta en el año 1982 que se considera endémica de estas serranías.
La Sierra brinda refugio a determinadas especies de aves que no se encuentran en el resto de la provincia. Especies típicas de las Yungas encuentran aquí su ámbito familiar, como el Colibrí Blanco y del Fío Fío Corona Dorada, entre otras. Los anfibios serranos también ocultan sorpresas.
Un escuercito, fue descrito como especie nueva para la ciencia en el año 1985, en base a un ejemplar hallado en el Arroyo Casa del Tigre, que surca por el sur la Sierra de Guasayán.
Hasta el momento, esta localidad es la única conocida para la especie. La compleja y confusa situación catastral y la numerosa población que ocupa desde tiempos virreinales la gran mayoría de la sierra, hacen en extremo difícil la concreción de un área protegida de grandes proporciones. Asimismo existen sectores en gran parte modificados por tala, extracción de leña y pastoreo del ganado caprino, que predomina en la zona.
La fauna silvestre se ve muy perseguida y los mismos pobladores admiten su progresiva disminución. Quizás una de las posibilidades de conservar la particular naturaleza de la zona sea a través de la concreción de un sistema de pequeñas Reservas Privadas |