Cortázar sintió el mismo encierro que la figura del
Minotauro, atrapado en una época que le era extraña.
En 1951 se
publicó su primer libro de cuentos "Bestiario" que halló escasa o nula
repercusión entre el público y la crítica. Ese mismo año, una beca de literatura que
le ofreció el Gobierno Francés le permitió emigrar a París. Desde el exilio en 1956,
llegó a la imprenta su segundo libro de cuentos "Final de Juego".
Cada tanto volvió a la Argentina. Según sus palabras en esos viajes se sentía "como
un fantasma entre los vivos, lo que es horrible. O como un vivo entre los fantasmas, lo
que es todavía peor."
Su novela "Rayuela" conmocionó el panorama cultural
de su tiempo y marcó un hito insoslayable dentro de la narrativa contemporánea.
Cortázar murió en París en 1984.