XXXIII

 

1175
después a los cuatro vientos
los cuatro se dirigieron;
una promesa se hicieron
que todos debían cumplir;
mas no la puedo decir
pues secreto prometieron.

1176
Les alvierto solamente
-y esto a ninguno le asombre,
pues muchas veces el hombre
tiene que hacer de ese modo-;
convinieron entre todos
en mudar allí de nombre.

1177
Sin ninguna intención mala
lo hicieron, no tengo duda;
pero es la verdá desnuda
—siempre suele suceder—:
aquel que su nombre muda
tiene culpas que esconder.

1178
Y ya dejo el estrumento
con que he divertido a ustedes;
todos conocerlo pueden
que tuve costancia suma:
este es un botón de pluma
que no hay quien lo desenriede.

1179
Con mi deber he cumplido,
y ya he salido del paso;
pero diré, por si acaso,
pa que me entiendan los criollos:
todavía me quedan rollos
por si se ofrece dar lazo.

1180
Y con esto me despido
sin espresar hasta cuándo;
siempre corta por lo blando
el que busca lo siguro,
mas yo corto por lo duro,
y ansí he de seguir cortando.

1181
Vive el águila en su nido,
el tigre vive en su selva,
el zorro en la cueva ajena,
y, en su destino incostante,
solo el gaucho vive errante
donde la suerte lo lleva.

1182
Es el pobre en su orfandá
de la fortuna el desecho,
porque naides toma a pechos
el defender a su raza:
debe el gaucho tener casa,
escuela, iglesia y derechos.

1183
Y han de concluir algún día
estos enriedos maaditos;
la obra no la facilito
porque aumentan el fandango
los que están, como el chimango
sobre el cuero y dando gritos.

1184
Mas Dios ha de permitir
que esto llegue a mejorar;
pero se ha de recordar,
para hacer bien el trabajo,
que el juego, pa calentar,
debe ir siempre por abajo.

1185
En su ley está el de arriba
si hace lo que le aproveche;
de sus favores sospeche
hasta el mesmo que lo nombra
siempre es dañosa la sombra
del árbol que tiene leche.

1186
Al pobre, al menor descuido,
lo levantan de un sogazo,
pero yo compriendo el caso
y esta consecuencia saco:
el gaucho es el cuero flaco:
da los tientos para el lazo.

1187
Y en lo que esplica mi lengua
todos deben tener fé;
ansí; pues, entiendanmé,
can codicias no me mancho:
no se ha de llover el rancho
en donde este libro esté.

1188
Permítanme descansar,
¡pues he trabajado tanto!
En este punto me planto
y a continuar me resisto:
estos son treinta y tres cantos,
que es la mesma edá de Crist.
1189
Y guarden estas palabras
que les digo al terminar:
en mi obra he de continuar
hasta dárselas concluida,
si el ingenio o si la vida
no me llegan a faltar.

1190
Y si la vida me falta,
tenganló todos por cierto
que el gaucho, hasta en el desierto,
sentirá en tal ocasión
tristeza en el corazón,
al saber que yo estoy muerto.

1191
Pues son mis dichas desdichas
las de todos mis hermanos;
ellos guardaran ufanos
en su corazón mi historia:
me tendrán en su memoria
para siempre mis paisanos.

1192
Es la memoria un gran don,
calidá muy meritoria;
y aquellos que en esta historia
sospechen que les doy palo,
sepan que olvidar lo malo
también es tener memoria.

1193
Mas naides se crea ofendido
pues a ninguno incomodo,
y si canto de este modo,
por encontrarlo oportuno,
no es para mal de ninguno
sino para bien de todos.

 

FIN

 

La vuelta de
Martín Fierro

 
XXXII XXXIII