Manuel Críspulo Beinabé Dorrego (1787-1828) | |||
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Manuel
Críspulo Beinabé Dorrego nació el 11 de Junio de 1787 en la ciudad de Buenos
Aires. Hijo del próspero comerciante portugués José Antonio de Dorrego y la
porteña María de la Ascensión Salas, fue el menor de cinco hermanos, el
mimado de la familia, y vivió gozando todos los halagos que proporciona el
dinero. En 1803 ingresó en el Real Colegio de San Carlos destacándose por su
viva inteligencia y su facilidad de palabra. Comenzó
sus estudios de leyes en Chile, a principios de 1810. Había participado antes
en una azarosa aventura ayudando a fugar a la Banda Oriental a un pariente
comprometido en el fracasado golpe del 19 de Enero de 1809 contra Liniers. |
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En
la Universidad de San Felipe se unió a los que trabajaban por la independencia
local, se convirtió en uno de los cabecillas de la incipiente rebelión y, al
frente de los grupos estudiantiles patriotas, fue el primero en lanzar el grito
de “Junta queremos”, cuando los
sucesos de Mayo en Buenos Aires animaron a reclamar la renuncia del gobernador
español. Triunfante, tras varias alternativas, el movimiento emancipador en
Chile, Dorrego abandonó los estudios, ingresó al ejército y ganó el ascenso
a capitán en la represión de un motín antirrevolucionarlo. De regreso en
Buenos Aires se unió a las tropas que marcharon al norte con Saavedra después
del desastre de Huaqui. Producida
la revolución de Septiembre de 1811, quedó a las órdenes de Juan Martín de
Pueyrredón, integrando las avanzadas que, al mando de Diez Vélez, iban en
ayuda de los sublevados de Cochabamba. Herido dos veces en combate, alcanzó el
grado de teniente coronel, quedando con la cabeza inclinada hacia un hombro por
el resto de sus días a causa de esas heridas. A las órdenes de Belgrano, Dorrego se batió heroicamente en las batallas de Salta y Tucumán. Confinado por actos de indisciplina, estuvo ausente de Vilcapugio y Ayohúma, pero en 1813, ya Coronel, tomó el mando de 1a vanguardia patriota, interviniendo en la formación de las milicias gauchas. Confinado por San Martín por nuevos actos de indisciplina, en Mayo de 1814 se ordenó su traslado a Buenos Aires. Al
mando de Alvear, luchó contra Artigas y, vencedor de Otorgués en Marmarajá,
fue vencido por Rivera en Guayabos. A su regreso a Buenos Aires, en 1815,
contrajo enlace con Angela Baudrix. Lanzado
a la lucha política, se pronunció por el gobierno federativo y auspició la
autonomía de Buenos Aires. Junto con Manuel Moreno, Domingo French, Agrelo,
Pagola y otros, fue decidido opositor del Director Pueyrredón. Intervenía en
la Invasión de Santa Fe ordenada por el Director Supremo cuando, molesto por la
guerra civil, pidió pasar con su regimiento al ejército que San Martín
preparaba en Mendoza. Conocida su oposición a los planes monárquicos, Pueyrredón
lo deportó el 15 de Noviembre de 1816. Sólo al tercer día de viaje supo cuál
era su destino. Después de una accidentada travesía llegó a Baltimore,
enfermo y sin recursos, reuniéndose al año siguiente con otros opositores de
Pueyrredón, también desterrados. Se ignoran las circunstancias de su vida en
Baltimore, pero la observación de la vida norteamericana refirmó sus
convicciones federalistas. Volvió
a Buenos Aires en 1820, después de la caída del Directorio. Rehabilitado en su
grado de Coronel, tuvo el mando militar de la ciudad después de los sucesos del
20 de Junio y fue gobernador interino. Trató de negociar la paz con Estanislao
López, pero, enfrentado finalmente con éste, fue vencido en Gamonal. Dorrego,
entonces, presentó su candidatura a gobernador en la provincia de Buenos Aires.
Vencido en las elecciones por Martín Rodríguez, lo hizo reconocer por sus
tropas. Siempre en la oposición, fue desterrado a Mendoza, huyó a Montevideo y
regresó al amparo de la Ley del Olvido. En 1823, electo representante ente la
Junta, proyectó la supresión de las levas y desde su periódico El
Argentino defendió las tesis federalistas en contra del gobierno de Martín
Rodríguez y de Rivadavia. En 1825, Interesado en negocios de minas,
viajó al norte, visitando a los gobernadores federales Bustos, Ibarra y
Quiroga. Vio luego a Bolívar, que lo impresionó profundamente y a quien
consideró el único capaz de contener al emperador del Brasil, entonces en
actitud amenazante contra las Provincias Unidas. Electo representante por Santiago del Estero en el Congreso Nacional, al discutirse la Constitución de 1826 sé destacó en los debates sobre la forma de gobierno y el derecho al sufragio. Desde El Tribuno atacó las medidas centralizadoras de Rivadavia, ganando prestigio en las provincias, en donde se lo consideraba uno de los dirigentes más caracterizados del federalismo en Buenos Aires. Influyó con su prédica en la crisis que culminó con la renuncia de Rivadavia a la presidencia de la Nación. En Agosto de 1827 fue electo gobernador de la provincia de Buenos Aires. En esa función lo sorprendió la sublevación unitaria del 1º de Diciembre de 1828 que lo derrocó y lo llevó al patíbulo.
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