La patagonia rebelde

Uno de los capítulos de la primera presidencia de Yrigoyen que no se puede pasar por alto, fueron los sucesos trágicos de la Patagonia en 1921-1922, cuya explicación plena no fue ni es fácil a causa de los intereses que estuvieron en juego y que presionaron desde la gran prensa y en las esferas del gobierno quizá sin conciencia de sus consecuencias finales.


La situación

La situación de los arrieros, ovejeros, peones de las estancias patagónicas era penosa y ajena a todo amparo; se trabajaban 12 a 15 horas diarias y los salarios eran ínfimos y muchas veces pagados en documentos o en moneda extranjera con fuerte deterioro al hacerlos efectivos. Las autoridades locales respondían a las órdenes y deseos de los grandes latifundistas y dependían de ellos más que del gobierno nacional mismo. Había que acudir a la autodefensa y así lo hicieron los trabajadores de aquellos territorios. 

Organización Sindical

En Río Gallegos se fundó hacia 1918 una Sociedad obrera de oficios varios, que logró instalar una pequeña imprenta y una escuela y publicó el periódico 1º de Mayo. 

Desde Río Gallegos fueron enviados delegados al campo, a las estancias y se comenzó a difundir literatura laboral para alentar la organización del trabajo. Más de una vez fue clausurada la Sociedad y encarcelados sus miembros y dirigentes. 

En septiembre de 1920 la Sociedad proyectó un mitin para el 1º de octubre a fin de recordar la vida y la obra de Francisco Ferrer, ejecutado en Barcelona en 1909, y apasionado propulsor de la educación. La policía prohibió el acto cuando ya estaban hechos los preparativos.

La huelga general 

 Como consecuencia de la prohibición del acto del 1º de octubre   como acto de protesta, se declaró una huelga general por 48 horas y fue detenido el secretario de la Sociedad y clausurado el local de la misma, hasta que el juez letrado revocó la decisión policial y dio autorización para celebrar los actos proyectados, con lo cual se dio por terminada la huelga el 2 de octubre.

Sociedad Obrera de Río Gallegos

La Sociedad Obrera de Río Gallegos nucleaba a obreros de playa (estibadores), cocineros, mozos y empleados de hotel, y trabajadores rurales. Estaba adherida a la Federación Obrera Regional Argentina (FORA). Por aquel entonces, existían dos FORA: La FORA del V Congreso (anarquistas ortodoxos) y la FORA del IX Congreso, en la que predominaban los sindicalistas, socialistas y los adictos de la revolución bolchevique de octubre en Rusia. Esta división, si bien era centro de grandes polémicas en Buenos Aires, no había llegado al seno de la Federación Obrera de Santa Cruz, con asiento en Río Gallegos. Los dirigentes del sur no estaban preocupados por las diferencias de las ideologías sino solamente en afirmarse frente al poder de los patrones, del gobierno y de la policía. Allí los había unido, sin lugar a duda, el peligro. Podemos sostener que en el fondo todos eran de extracción anarquista aunque todavía estaban deslumbrados por el triunfo de la revolución rusa.  La organización de la Sociedad Obrera se desplegó tanto en Río Gallegos como en los puertos Santa Cruz y San Julián. En septiembre de 1921, tuvo una primera y única acción conjunta con las centrales obreras de Punta Arenas (Chile), cuando la Federación Obrera Magallánica que se encontraba en huelga se negara a rescatar la carga del vapor “Beacon Grange”, encallado en Punta Loyola. Antonio Soto declaró entonces el boicot para impedir que los hombres desembarcados en Río Gallegos y reclutados por Mauricio Braun participaran del rescate de la mercadería a bordo. La Federación Obrera de Río Gallegos tuvo corta vida. Fue fundada en 1910 y acabó sus días en las tumbas masivas de sus afiliados en el verano de 1921-1922.

Liga de comerciantes

Con el fin de contrarrestar la influencia creciente de la Sociedad obrera de Río Gallegos se formó una Liga de grandes comerciantes y latifundistas, la cual, con la Sociedad rural, inició una ofensiva contra la organización obrera entre una de las medidas fue el boicot al periódico La Gaceta del Sur por haber aplaudido la actitud de los trabajadores en la huelga de protesta de septiembre contra excesos de las autoridades policiales entones por su parte la Sociedad obrera declaró el boicot contra tres comerciantes de la Liga en represalia por el boicot contra el mencionado periódico. 

Se quiso entonces reunir en la comisaría a los obreros y a los comerciantes afectados para imponer de algún modo un arreglo.

Inicio de la Huelga

Ante la actitud policial los obreros se rehusaron a acudir espontáneamente a la citación del comisario y fueron detenidos y alojados en la cárcel y puestos a disposición del gobernador interino para su deportación. 

Edelmiro Correa Falcón

Edelmiro Correa Falcón fue un político y ruralista argentino, que ocupó el cargo de Gobernador del Territorio Nacional de Santa Cruz designado por el presidente Hipólito Yrigoyen entre 1918 y 1921. En aquel tiempo se desempeñaba como Secretario Gerente de la Sociedad Rural de Santa Cruz. Correa había sido comisario en los Territorios de Chaco y Santa Cruz, devino estanciero, director del periódico conservador La Unión de Río Gallegos, presidente de la Sociedad Rural y Gobernador interino, finalmente. Por sus contactos entre la oligarquía terrateniente bonaerense y los estancieros europeos de Patagonia austral se convirtió en un articulador clave para la represión al movimiento obrero en el verano de 1922 .

La Sociedad obrera se dirigió entonces a los trabajadores del campo: 

"La policía de ésta ha detenido a un grupo de obreros a quienes se niega a poner en libertad a pesar de haberlo ordenado el señor juez letrado doctor Ismael P. Viñas. Tal arbitrariedad nos ha obligado a decretar y continuar el paro general por cuya razón os incitamos a dejar el trabajo y a venir a esta capital como acto de solidaridad, y hasta que nuestros compañeros recobren la libertad". 

El manifiesto

El manifiesto está fechado el 21 de octubre de 1920. El 30 de dicho mes fueron libertados ocho de los detenidos, pero aún quedaban dos más, que habían sido maltratados, y mientras no recuperasen la libertad la huelga continuaría. 

La Sociedad obrera recomendaba: "Prosigamos como hasta aquí respetando a todo el mundo, chicos y grandes, y particularmente a las personas que se hallan investidas de autoridad. La hora de exigir responsabilidades se acerca y cuando ella suene sabremos cumplir con nuestro deber".

Comenzaron a llegar a Río Gallegos obreros de las estancias respondiendo al pedido de solidaridad de la Sociedad obrera y en oportunidad de hallarse reunidos en buen número se confeccionó un pliego de condiciones para reanudar el trabajo, y fue presentado a los estancieros de la zona. 

Se atravesaba una grave crisis en la comercialización de la lana y los dueños de los latifundios rehusaron la admisión de las condiciones reclamadas por sus peones. Las reivindicaciones eran mínimas, de higiene, de comida, de descanso, etc. 

Edelmiro Correa Falcón fue un político y ruralista argentino

El gobernador Edelmiro Correa Falcón observa como trabaja un peon en la esquila, Correa Falcón fue el principal instigador de las matanzas en el sur argentino

Los pedidos obreros

Se pedía un sueldo mínimo de cien pesos por mes y comida, doce pesos por día para los peones mensuales que tuvieren que conducir arreos fuera del establecimiento; y los arreadores no mensuales cobrarían veinte pesos por día si utilizaban caballos propios. 

Los estancieros se obligarían a poner en cada puesto un ovejero o más, según la importancia del mismo, dándose preferencia para esos cargos a los que tuviesen familia, a los cuales se les darían ciertas ventajas según el número de hijos, "creyendo en esa forma fomentar el aumento de la población y el engrandecimiento del país"

Los estancieros reconocerían también a la Sociedad obrera de Río Gallegos como única entidad representativa de los obreros, y aceptarían la designación de un delegado que serviría de intermediario en las relaciones de las partes y estaría autorizado para resolver con carácter provisional las cuestiones de urgencia que afectasen tanto a los derechos de los obreros como de los patrones.

primer huelga

El 1 de noviembre de 1920 se declaró la huelga general. El 3 de noviembre intentaron asesinar al dirigente Antonio Soto, pero logró escaparse. El 18 de noviembre en una asamblea en la Sociedad Obrera se hizo una nueva propuesta en un 2° pliego a la Sociedad Rural, que sería aceptada por un reducido grupo de estancieros el 2 de diciembre. En Puerto Deseado y en Puerto San Julián también se declaró la huelga general, liderada por anarquistas, plegándose los ferroviarios y los empleados de La Anónima. El 17 de diciembre la policía asesinó al huelguista Domingo F. Olmedo.

La violencia empresaria

No eran reclamaciones susceptibles de quebrantar el Orden y la economía del país. Reacios los estancieros a escuchar esas peticiones, la huelga se hizo general en toda Santa Cruz y en Chubut. Un manifiesto de noviembre de 1920 menciona algunas estancias que no tuvieron reparos en admitir las exigencias obreras, pero la mayoría siguió considerando a sus peones con más menosprecio que a sus animales, pues éstos costaban dinero y valían dinero y los obreros no costaban nada y podían reponerse con facilidad.

Un sentimiento de solidaridad animó a los olvidados trabajadores de la Patagonia. 

Que en ese vasto movimiento algunos individuos hayan abusado de la fuerza que les daba la unión y que se produjesen algunos excesos en ciertos casos de hostilidad patronal, es comprensible, sobre todo cuando el ejemplo de la violencia sin freno era dado por los que tenían la misión de actuar como guardianes del orden y de la legalidad. 

Pero la prédica de la Sociedad obrera fue siempre responsable y no se exhortó jamás a responder a la fuerza con la fuerza.

Atemorizados los obreros de la zona del Lago Argentino por los agravios policiales, resolvieron agruparse y ponerse en marcha para buscar amparo en Río Gallegos. En el paraje denominado El Cerrito fueron tomados entre dos fuegos por la policía que les seguía desde Lago Argentino y la que salió a su encuentro desde Río Gallegos; los que tenían armas respondieron a la agresión y hubo muertos y heridos por ambas partes. 

Hechos de esa naturaleza alentaron la campaña que se venía haciendo desde hacía meses por la gran prensa del país que llenaba páginas diariamente sobre los "bandoleros del sur", el mote con que se quiso encubrir las reclamaciones de los obreros patagónicos. La Sociedad obrera lanzó un manifiesto en el que se decía: "Llamamos nuevamente la atención a los hombres públicos del país para que, hiriendo con la saeta envenenada a los que, investidos de autoridad, atropellan a los trabajadores, procedan al castigo de los gobernantes del territorio, únicos culpables de los luctuosos sucesos ocurridos"

La prensa que acogía todas las diatribas y calumnias contra la huelga, no consideró acto de justicia escuchar esas voces. Los huelguistas comprendieron que no tenían más defensa que la que pudiesen articular ellos mismos. Se armaron como pudieron, se apoderaron de empleados policiales y los retuvieron como rehenes hasta la solución del conflicto.

Héctor Benigno Varela

Héctor Benigno Varela fue un teniente coronel represor que participó activamente en la represión de la Semana Trágica, en enero de 1919, bajo el mando de Luis Dellepiane.En noviembre de 1920 es designado por Yrigoyen para intentar limar asperezas entre las partes. Después de entrevistarse con los huelguistas se llega a un principio de acuerdo que, al retirarse Varela de las tierras patagónicas, los estancieros no cumplen y la huelga vuelve a iniciarse como si no hubiera habido acuerdo alguno. Frente a esta vuelta a la huelga nuevamente Varela es enviado a Santa Cruz a cargo del Regimiento 10° de Caballería llegó a Río Gallegos el 10 de noviembre de 1921. Apenas llegado, Varela impuso la "pena de fusilamiento" contra los peones y obreros en huelga, para ello las tropas de Varela persiguieron a los obreros por algo más de un mes, fusilando a la mayoría de ellos. Poco tiempo después la Liga Patriótica Argentina lo homenajeó con un gran banquete.Un año después de la fiscalización de la matanza en Santa Cruz, en la mañana del 27 de enero de 1923, Héctor Benigno Varela fue asesinado cuando salía de su casa de Palermo por Kurt Gustav Wilckens, un obrero alemán de ideas anarquistas, que le arrojó una bomba y le disparó cuatro tiros, emulando los cuatro tiros que ordenaba dar el mismo Varela.

La primer llegada de Varela

Fue entonces cuando el presidente Yrigoyen resolvió enviar al teniente coronel Elector Benigno Varela en enero de 1921 a la Patagonia con fuerzas de caballería y marinería.

La Sociedad obrera de Río Gallegos publicó manifiestos que muestran la confianza con que eran recibidas las tropas nacionales; el 16 de enero decía en un manifiesto al pueblo y a los trabajadores: 

"La llegada de fuerzas del ejército y de la armada nos devuelve la tranquilidad y las garantías que los atropellos de la policía nos habían quitado. Hoy estamos seguros de que nuestros derechos de ciudadanos han de ser respetados con la presencia de estas fuerzas, y por consiguiente hemos de mantener el paro decretado con más energía que hasta la fecha. No importa que algunos patrones, confiados equivocadamente esta vez en que el ejército nacional se ha de poner incondicionalmente al servicio del capitalismo, hayan resuelto, coincidiendo con la llegada de éste, despedir a sus empleados y obreros; estos patrones sufren un gran error, porque la presencia dc los elementos militares que hacen un culto del honor y de la verdad, será el mejor contralor de la conciencia y la educación de los obreros de Río Gallegos y del respecto que siempre han guardado a la Constitución y las leyes". . .

Los oficiales Sidders, Anaya, Correa Morales y Loza, que actuaron en Río Chico, San Julián y Puerto Deseado.

Los oficiales Sidders, Anaya, Correa Morales y Loza, que actuaron en Río Chico, San Julián y Puerto Deseado.

Denunciaba también cómo el gobernador interino de Santa Cruz, Edelmiro A. Correa Falcón, secretario gerente de la Sociedad rural de Río  Gallegos, mientras por un lado prohibió toda reunión pública y el tránsito por las calles después de las nueve de la noche, convocaba a los estancieros del territorio a una reunión para concertar la acción futura.

El 3 de diciembre de 1920 Yrigoyen nombró a Oscar Schweizer jefe de policía del territorio de Santa Cruz y a mediados de febrero del mismo año llegó el nuevo gobernador, Ignacio A. Izza, capitán de ingenieros retirado. Desembarcó la tropa del teniente coronel Varela del transporte "Guardia Nacional" en Puerto Santa Cruz, pero al advertir que el eje del movimiento era Río Gallegos, se trasladó a esa ciudad. El nuevo gobernador comunicó a Varela que la solución debía ser pacífica y que debía tener presente tanto los derechos de los patrones como los de los huelguistas. 

Entrevista de Varela con peones

El jefe militar propuso entonces a los huelguistas una entrevista en la estancia El Tero, a igual distancia de El Campamento, donde estaban concentrados los huelguistas, y de La Vanguardia, donde acampaba sin medios de movilidad el destacamento del capitán Laprida.

Varela e Izza llegaron a El Tero sin escolta alguna y la entrevista se realizó el 15 de febrero. Se impuso a los obreros estas condiciones: deposición de las armas, entrega de los rehenes; la justicia entendería en las responsabilidades por los hechos de sangre ocurridos.

Aceptadas esas condiciones se entró a discutir la forma en que se haría la reanudación del trabajo. Los delegados de El Campamento fueron a dar cuenta a sus compañeros de las proposiciones ofrecidas. La gran mayoría, unos 550 huelguistas, votaron a favor, y una minoría, con cierta desconfianza, optó por alejarse hacia la cordillera.

En la segunda entrevista, de regreso los delegados de El Campamento, fue acatada la rendición incondicional, la entrega de los rehenes y heridos y luego las armas. No hubo, pues, la represión sangrienta que esperaba la Sociedad rural. 

Triunfo de los trabajadores

El gobernador Izza discutió con los obreros el pliego de condiciones y denunció que los peones habían sido pagados con vales, en moneda chilena o con cheques a plazo y señaló la importancia que tenía para los hombres que vivían exclusivamente de su salario que se les pagase en moneda nacional y de inmediato; también habló de los galpones en donde se alojaban las peonadas como "pocilgas inmundas".

Entre los huelguistas cundió la alegría por el reconocimiento que habían logrado después de tantos afanes, pero entre algunos oficiales de las tropas hubo descontento por la inacción, pues habrían preferido una operación brutal e indiscriminada. 

En esa tesitura se hallaban el entonces teniente Elbio Carlos Ana ya y el teniente primero Sabino Adalid, que hizo declaraciones públicas contra el teniente coronel Varela por la solución pacífica que había logrado. Las tropas regresaron a Buenos Aires en mayo de 1921.

Incumplimiento patronal y llega la liga patriótica

Apenas abandonaron las tropas el sur patagónico, fortalecido el movimiento obrero por los acontecimientos y su desenlace, comenzó la reacción patronal en los puertos del sur y en las estancias del interior. 

La policía fue reforzada por guardias blancos armados, surgidos al calor de la prédica de Manuel Carlés desde la Liga patriótica, que obraba con perfecta autonomía de las autoridades nacionales. 

Vuelve la huelga 

Una manifestación obrera en Río Gallegos fue atacada de improviso dejando un muerto y cuatro heridos como saldo. 

Los puertos de Deseado, Santa Cruz, San Julián y Río Gallegos quedaron paralizados en agosto por una huelga general. 

En conocimiento de esos hechos, algunos peones de las estancias propiciaron una huelga revolucionaria en todo el territorio. La represión en los puertos, las deportaciones de obreros a Buenos Aires, el encarcelamiento de militantes creó un clima de intranquilidad y de protesta y al fin se planeó una huelga general. 

Se inició el paro en las estancias, se tomaron rehenes, cundió el pánico en el territorio y se reclamó ayuda al gobierno para hacer frente al peligro que representaban las nuevas tácticas empleadas por los obreros.

Presiones extrajeras y la vuelta de Varela

Los embajadores de Gran Bretaña y de Estados Unidos presionaron al gobierno para que tomase medidas en defensa de los intereses de sus connacionales en el sur.

Resolvió Yrigoyen el envío de tropas de caballería al sur, toda una expedición militar dividida en dos cuerpos, uno con el teniente coronel Varela, jefe de la expedición, con los capitanes Pedro Viñas Ibarra y Pedro E. Campos, y la otra a las órdenes del capitán Elbio C. Anaya. Fue agregada a esa tropa un cuerpo de gendarmería. Las fuerzas embarcaron el 4 de noviembre de 1921. Un informe militar de Anaya define así la diferencia entre la primera y la segunda expedición de Varela:
 "Los acontecimientos de principios de 1921 pueden titularse campaña pacífica de la Patagonia en contraposición con la de fines de 1921-22 que llamaré campaña militar sangrienta".

En el transcurso del viaje de las tropas se produjeron hechos de sangre en la estancia Bremen, cerca de Cifre, cuyo dueño era alemán. Cuando se acercaba un grupo de diez peones a pedir víveres, fue recibido a tiros por el dueño y sus parientes, quedando como saldo dos muertos y cuatro heridos. 

José Menéndez  - Maurico Braun

En 1895 Mauricio Braun se casó con la hija mayor  José Menendez llamado el "rey de la Patagonia", Josefina Menéndez Behety. Este vínculo posibilitó la asociación de las fortunas de ambas familias y abrió nuevas oportunidades de negocios.En 1908 fusionaron sus casas comerciales bajo la denominación de Sociedad Anónima de Importación y Exportación de la Patagonia, Menéndez, Braun, Blanchard y Cía. Ltda., la que posteriormente se llamó Sociedad Anónima Importadora y Exportadora de la Patagonia.Así reunieron los capitales de las tres familias más acaudaladas de la zona, Braun, Nogueira y Menéndez.

Mauricio Braun fue uno de los instigadores de la matanza de los obreros como lo habia sido su suegro tiempo antes para exterminar la raza selkman que había estado en tierra del fuego durante miles de años

La firma se convirtió en la empresa más importante del sur del continente y actuó como monopolio en la región. Tenian mas de 2 millones de hectareas y monopolicamente contorlaban todo el comercio ya que poseina buques , puertos en toda la patagonia en 1960 fundan el supermercado la Anonima que es el que controla la comercializacion en todo el sur Argentino 

Los huelguistas tomaron rehenes como protección y los estancieros huyeron hacia los puertos de la costa e hicieron relatos espeluznantes sobre las fechorías de los peones. El teniente coronel Varela escuchó esos relatos y consideró que la huelga era una insurrección armada y que en ese caso era aplicable el código militar, la ley marcial. 

Mauricio Braun fue uno de los instigadores de la matanza de los obreros como lo habia sido su suegro tiempo antes para exterminar la raza selkman que había estado en tierra del fuego durante miles de años.

Dio a sus hombres un bando dirigido a los obreros con instrucciones precisas:

"Si ustedes aceptan someterse incondicionalmente en este momento haciéndome entrega de los prisioneros, de todas las caballadas que tengan en su poder presentandoseme con sus armas, les daré toda clase de garantías para ustedes y sus familias, comprometiéndome a hacerles justicia en las reclamaciones que tuvieran que hacer contra las autoridades como asimismo a arreglar la situación de vida para en adelante de todos los trabajadores en general. Si dentro de 24 horas de recibida por ustedes la presente comunicación no recibo contestación de que ustedes aceptan el rendimiento incondicional de todos los huelguistas levantados en armas en el territorio de Santa Cruz, procederé:
"Primero: A someterlos por la fuerza ordenando a los oficiales del ejército que mandan las tropas a mis órdenes que los consideren como enemigos del país en que viven;
 "Segundo: Hacerlos responsables de la vida de cada una de las personas que en este momento mantienen ustedes por la fuerza, en forma de prisioneros, así como también de las desgracias que pudieran ocurrir en la población que ustedes ocupan y las que ocuparen en lo sucesivo;
"Tercero: Toda persona que se encuentre con armas en la mano y no cuente con una autorización escrita, firmada por el suscripto, será castigado severamente;
"Cuarto: El que dispare un tiro contra las tropas será fusilado donde se lo encuentre;
"Quinto: Si para someterlos se hace necesario el empleo de las armas par parte de las tropas, prevén goles que una vez iniciado el combate no habrá parlamento ni suspensión de hostilidades." 

Varela dictó ese bando por su cuenta y lo firmó; de parte de Yrigoyen, del ministro del interior, del ministro de la guerra no recibió instrucciones precisas; solamente debía cumplir con su deber, pacificar los territorios del sur, confiando en su condición de activo radical, uno de los comprometidos en la revolución de 1905.

Se aplicó el bando con todo rigor; pero hay que consignar que en la campaña contra los "bandoleros del sur" no hubo muertos y heridos de las tropas, y eso que se trataba de una pequeña minoría frente a los millares de obreros en huelga. Hubo un primer encuentro en Punta Alta, del que habla un telegrama de Varela al ministro de guerra, del 23 de noviembre de 1921: "en Punta Alta fueron sometidos 70 huelguistas tomando 350 caballos, resultando muertos once, entre ellos el cabecilla, un tal Pintos"; se rescataron allí 14 rehenes. Informes de sobrevivientes aseguraron entonces que de los 70 huelguistas sorprendidos por el capitán Viñas Ibarra sólo quedaron vivos 20.

Uno de los centenares de casos ocurridos es el de Santiago González, que llegó a Santa Cruz el 12 de noviembre de 1921, contratado para trabajar como albañil en el Banco de la Nación y fue detenido en el hotel donde se hospedaba por un soldado del 10º de caballería el 10 de diciembre; entre sus efectos se encontró un folleto titulado Carta gaucha, escrito por Juan Crusao, y un escrito titulado La voz de mi conciencia, de Simón Radowitzky, que circulaban ampliamente en todo el país sin ninguna traba; el 28 del mismo mes fue ejecutado 

El 22 de noviembre hizo imprimir Varela un nuevo bando, en el que dice que "se pasará por las armas a quienes no se entregaren a la primera intimación de las fuerzas militares o fueren sorprendidos por éstas con armas en la mano en actitud de resistir".

Quedaron en la memoria los sucesos de Paso Ibáñez, hoy Comandante Piedrabuena, a donde llegó una columna de 900 huelguistas, que ocupó el pueblo. Querían conferenciar con Varela y enviaron emisarios con ese propósito se les respondió que debían rendirse incondicionalmente en el término de tres horas so pena de ser sometidos por la fuerza y pasados por las armas los que desacataren las órdenes impartidas. Sin garantías, los huelguistas entregaron los rehenes y huyeron hacia Río Chico y hacia la estancia Bella Vista. Uno de los dirigentes, Avendaño. se entregó, probablemente con miras a negociar la rendición, y fue fusilado en Río Chico; luego se persiguió a los que se dirigían a Cañada León y fueron tomados 480 huelguistas, 4.000 caballos y 298 armas largas de todo tipo y calibre, 49 revólveres. Más de la mitad de los que se habían entregado sin combatir fueron ejecutados. Después de Cañada León, donde se halla la estancia Bella Vista, Varela se dirigió hacia el Lago Argentino, donde tomó la estancia La Anita, de Menéndez Behety, en la que 500 hombres se rindieron sin combatir, siendo liberados 80 estancieros, mayordomos de estancia, gerentes, administradores y policías. Se procedió a fusilar sin freno alguno a los rendidos por las fuerzas que mandaba Viñas Ibarra. En conocimiento de los hechos ocurridos y de los métodos de la represión militar, hubo un intento de resistencia en estación Tehuelches, donde fueron heridos dos soldados y cayeron varios dirigentes de la huelga, José Font entre otros; pero en Tehuelches y Jaramillo el grupo de los huelguistas fue totalmente aniquilado.

Las publicaciones que vieron la luz sobre los hechos sangrientos de la Patagonia, en el curso de los mismos y después, son copiosas y pueden adolecer de parcialidad en favor de los huelguistas, que fueron las víctimas, pero la verdad es que la segunda campaña del teniente coronel Varela dejó en aquellas regiones lejanas cerca de un millar de muertos, en su mayoría chilenos y españoles.

Muchos que no aprobaron aquellos métodos para resolver conflictos laborales callaron, guardaron silencio, pero eso no impidió que en todo el país cundiese una sentencia condenatoria, también en los círculos radicales, y en las esferas gubernativas.

Varela regresó a Buenos Aires, dejando 200 hombres al mando de Anaya y Viñas Ibarra; el ministro de la guerra lo recibió fríamente y en el Congreso se levantaron voces acusadoras, una de ellas la de Antonio Di Tomaso:

"En el primer momento creyeron muchos de los obreros que la intervención de la tropa, si se producía como en el ario 20, podría servir como un factor amigable, ya que se trataba de un elemento extraño al lugar, que tenía el prestigio de las armas de la Nación y que carecía de interés en el conflicto. En cambio, señores diputados, lo que se ha producido lo sabe todo el mundo. Se ha hecho una masacre y para ocultarla se ha fraguado la leyenda del combate, se ha intentado dar la impresión de que allí han habido batallas campales, de que un ejércitg perfectamente equipado y municionado atacaba a las tropas de la Nación. Todo eso es inexacto. 

Antonio Soto

El 24 de mayo de 1920 Antonio Soto es elegido secretario general de la Sociedad Obrera de Gallegos. En julio de ese año la Sociedad Obrera, en acuerdo con todos los sindicatos de las otras ciudades santacruceñas, declara la huelga del personal de hoteles de todo el territorio y del personal de playa de los puertos. Piden mejoras salariales. En el sector de playa se pierde la huelga; en cambio, el gremio de mozos, peones y cocineros de hoteles, continúan., la situación al comenzar el año 1921, era la siguiente: el paro en Río Gallegos y Puerto Deseado era total, además se había declarado el boicot a 3 comercios. El 16 de enero el marino Malerba, bajo las órdenes del gobernador Edelmiro Correa Falcón inicia la represión de los huelguistas. Es detenido el asesor de la Sociedad Obrera, José María Borrero, y otros integrantes de la organización, pero Antonio Soto no pudo ser apresado. Antonio Soto viaja clandestinamente a Buenos Aires, saliendo en el vapor Asturiano oculto por los obreros de máquinas, para presentar la situación en el congreso sindicalista. El periódico Organización Obrera ―órgano de la FORA sindicalista―, en su número del 29 de enero, da cuenta de su arribo. Soto participará del congreso nacional como delegado de los afiliados de la Sociedad Obrera de Río Gallegos. Soto aprovecha el congreso para buscar apoyo y solidaridad para el conflicto de Santa Cruz. El congreso obrero, con representaciones de todo el país, se realizó en La Plata desde el 29 de enero hasta el 5 de febrero de 1921. Soto interviene en el congreso haciendo una profunda crítica por la falta de solidaridad del consejo federal con el movimiento obrero en la Patagonia.

Desde luego hay un dato que todos los diarios recogen, que nadie se ha atrevido a tergiversar porque habría sido imposible hacerlo: ¡No se han producido bajas en las tropas! Es extraño que un ejército de bandoleros bien armados, con buenos tiradores, que pelean en batallas campales, no causen una sola baja a las . tropas nacionales, mientras mueren decenas de ellos".

Fue una requisitoria aplastante. Se pidió el nombramiento de una comisión investigadora, pero la mayoría radical impidió que prosperase la iniciativa; votaron por ella Juan B. Justo, Federico Pinedo, de Andreis, Mario Bravo, Antonio Di Tomaso, Enrique Dickmann, González Iramain y Nicolás Repetto, los radicales Amancio González Zimmermann y J. I.. Ferraroti, y los conservadores Antonio Santamarina y Matías G. Sánchez Sorondo.

Felix Luna expresó en su biografía del jefe del radicalismo que Yrigoyen no supo con certeza lo que pasó en Santa Cruz. "El teniente coronel Varela había sido revolucionario de 1905 con Lencinas y un antecedente así era definitivo para el concepto que de los hombres solía formarse el caudillo. El Dr. Viñas lo entrevistó para relatarle los horrores cometidos y pedirle que se procesara a los responsables. Yrigoyen no quiso hacerlo; dijo que una medida semejante acarrearía el desprestigio de las fuerzas armadas, y que la fe del pueblo en las instituciones debía salvarse aun a costa de la impunidad de los culpables. Allá Yrigoyen con su decisión. Sería injusto pensar que no castigó a las responsables porque le fueron indiferentes los desmanes cometidos; muchas veces demostró el valor supremo que asignaba a la vida humana. Tal vez pensó que un antiguo revolucionario no podía haber cometido tales hechos, por lo menos en la grave medida que se decía. Quizás que los sucesos eran ya irreparables, y que un proceso desdoroso para la institución militar no remediaría nada... Lo único cierto es que no autorizó las barbaridades que se perpetraron; pero tampoco hizo nada por castigar a los culpables". .

El ministro de relaciones exteriores, para contribuir por su parte a la solución de las tensiones sociales, inició en 1920 negociaciones con Uruguay, Chile, Brasil y Paraguay a fin de concertar un tratado que permitiese seleccionar la inmigración tendiente a evitar de ese modo la entrada de elementos perturbadores e indeseables, a los que se atribuían todos los conflictos del trabajo. El tratado auspiciado quedó olvidado por falta de apoyo en los países que habrían debido firmarlo; no obstante, el gobierno nacional adoptó medidas para evitar la entrada de los llamados "extranjeros peligrosos".

El grupo de estancieros, comerciantes y capitalistas patagónicos nucleados en la Sociedad Rural,  apoyados por la Liga Patriótica y algunos funcionarios policiales, abrió la ofensiva contra los otros grupos de intereses que se le enfrentaban: los obrer

El grupo de estancieros, comerciantes y capitalistas patagónicos nucleados en la Sociedad Rural,  apoyados por la Liga Patriótica y algunos funcionarios policiales, abrió la ofensiva contra los otros grupos de intereses que se le enfrentaban: los obreros de la Sociedad Obrera y los radicales yrigoyenistas liderados por José María Borrero y el Juez Ismael Viñas, formalmente nucleados alrededor de la figura del gobernador Yza