En
París el tango está de moda. Villoldo y Saborido enseñaron
a bailarlo y las mujeres escandalizán con el profundo tajo en
la pollera. El Papa Pio X lo condena y el Kaiser lo prohibe
a sus oficiales ; en cambio el Zar Nicolas II lo tolera y Alfonso
XIII lo elogía , una vez bendecido en París el tango es admitido
en la sociedad decente y las señoritas lo tocan la piano. Mucho
se debe esto a Roberto Firpo, ganador de una votación para decidir
que orquesta actuará en Armenonville, superando sorpresivamente
a Juan Maglio y al tano Genaro. Firpo introduce el piano en
la orquesta típica y suaviza sus formas . Graba discos y actua
en los principales cabarets y en los sainetes teatrales. Ese
año compone con Eduardo Arolas Fuegos Artificiales , y un año
despues su célebre Alma de bohemio, para una obra de Parravicini,
quien había estrenado El tango en París una obra de Enrique
García Velloso.El tango había llegado a la cima.