Eva
Duarte de Perón, la primera dama argentina, llego a España el 8
de junio de 1947, y ese fue el tramo inaugural y más destacado de su extensa
gira de dos meses por Europa. Francisco Franco, su esposa, el gobierno en
pleno y una nutrida concentración popular la recibieron en el aeropuerto de
Barajas, luego de la escala del DC-4 el día anterior en Villa Cisneros, en el
Sahara Español.
España
por esos momentos etaba condenada por las Naciones Unidas y sometida a
un bloqueo internacional que le creaba por una crisis energética. Sus
transportes estaban casi paralizados por la falta de combustibles y los
trenes eran escasos debido a que la infraestructura exhibía todavía las
huellas de la sangrienta guerra civil finalizada hacía ocho años, y su
pueblo se encontraba emprobrecido y hambrientos . Contra el retiro masivo de
los embajadores en cumplimiento de la resolución de la ONU, la Argentina
hacía lo inverso, acreditaba a Pedro Reino y brindaba un generoso suministro
de cereales para mitigar con pan el hambre de amplios sectores de la
población. Las manifestaciones de adhesión y simpatía acompañaron a Evita
hasta el Palacio del Pardo, donde se alojó durante su paso por Madrid. Al
día siguiente, en la recepción oficial, Franco le impuso la Gran Cruz de
Isabel la Católica. En esa ceremonia, una multitud se concentró en las
inmediaciones, a cuyo efecto habían cerrado los comercios antes del
mediodía. Desde el balcón del Palacio de Oriente, lugar del encuentro, la
primera dama argentina habló a esa gente enfervorizada. "Se que mi
presencia no colma vuestros anhelos. Deseábais os visitara el general Perón,
quien en horas amargas de vuestra vida nacional se presentó ante el mundo
batallando por los fueros de España, con la valentía de hijo bien nacido que
se juega entero por su madre..." fueron algunas de sus
palabras.
Por
la noche se realizó en su honor una comida de gala en la que el matrimonio
ainfitrión debió aguardarla cerca de dos horas, al parecer por desaciertos
de su asistenta personal en complacerla con el peinado que reclamaba. En esa
velada actuaron para ella Lola Flores, Carmen Sevilla, Manolo Caracol y
Juanita Reina. Fue apretada la agenda e intenso el periplo por distintas
ciudades hasta que el 24 de junio, el matrimonio Franco la despidió en el
aeropuerto de Barcelona. Las siguientes escalas fueron Italia y Francia, que
aún mostraban las heridas de la Segunda Guerra Mundial y vivían
convulsionadas por huelgas y protestas. En ambos países, socialistas y
comunistas tenían un gran peso político, tras la victoria sobre el fascismo
y la ocupación alemana. La visita de Eva Perón no tuvo el brillo de la gira
española, pero se desarrolló sin inconvenientes.En Italia fue recibida por
el Papa en una audiencia privada. Sólo en Suiza se registraron algunas
manifestaciones de rechazo.
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