El doctor Raúl Alfonsín logró el triunfo electoral en 1983 con el apoyo de su partido, pero también con un nutrido electorado de variado origen. Esta realidad, lo llevó más tarde a dar a interpretar el resultado electoral como una proyección en la posibilidad de crear un "Tercer Movimiento Histórico". Imaginó un liderazgo que hegemonizara una confluencia entre su partido, sectores peronistas y de otras extracciones, como en su momento habían sido el Yrigoyenismo y el Peronismo.
El 10 de diciembre de 1983 Raúl Alfonsín asumió la presidencia de la Nación, su gobierno enfrentó dos grandes grupos de problemas: la consolidación de la democracia y la difusión de la misma hacia todos los ámbitos de la sociedad y la relación con las Fuerzas Armadas; y la obra general de gobierno condicionada por la inflación y la crisis de la deuda.
El gobierno de Alfonsín tenía detrás de sí una fuerza nueva: la civilidad que había votado su propuesta de construir un Estado de Derecho, al cual los poderes corporativos (FF. AA., Iglesia y Sindicatos) deberían someterse y consolidar un sistema político que resolviera los conflictos de una manera pacífica, ordenada, transparente y equitativa.
La civilidad vivió la euforia y la ilusión de que la democracia por sí sola resolvería los problemas económicos y sociales imponiéndose pacíficamente a los poderosos intereses establecidos que se le oponían. El gobierno en su diagnóstico de la crisis consideró que los problemas económicos eran menos significativos que los políticos: lo fundamental era eliminar el autoritarismo y encontrar los modos auténticos de representación de la voluntad ciudadana: se propendió a la libertad de expresión, a la libertad de opinión, se buscó una sociedad de participación, el pluralismo y el rechazo de los dogmatismos. Se realizó un programa de alfabetización masiva, el congreso pedagógico, la eliminación de la censura en las actividades artísticas. Hubo profundas transformaciones en la universidad y en el sistema científico. Volvieron los intelectuales del exilio ocupando los medios de comunicación y se los empleó como asesores o funcionarios técnicos. En el campo de las relaciones individuales se promovió la ley de divorcio vincular y la patria potestad compartida.
Ese primer periodo de la presidencia de Alfonsín, caracterizado por un gran apoyo de la población y un clima generalizado de optimismo, se conoce como "primavera alfonsinista" (también como "primavera democrática") y se extendió hasta el 4 de diciembre de 1986 cuando Alfonsín anunció la Ley de Punto Final, lo que provocaría el 19 de diciembre una protesta de 50.000 personas, siendo igual promulgada el 24.
Propaganda del candidato radical en revistas y semanarios en 1983
Aviso Campaña electoral
Aviso de campaña electoral para las elecciones de 1983
La situación económica y social en la que Alfonsín asumió el gobierno era realmente desfavorable, interna y externamente. En 1982 estallaba la crisis de la deuda latinoamericana, ante la moratoria de México y la negativa de los acreedores a refinanciar préstamos, así como la exigencia de que la deuda se cancelara con los activos de los Estados deudores. Internamente, la deuda externa argentina había pasado de 7875 millones de dólares al finalizar 1975, a 45 087 millones de dólares al finalizar 1983. Por otro lado el retraso salarial y la pobreza, que había aumentado del 5 % en 1975 al 21 % en 1982, anticipaban grandes presiones sociales una vez reconquistada la democracia. Para América Latina, la década de los años ochenta fue conocida como la década perdida.
Política laboral
Uno de los pilares del discurso de Alfonsín que lo llevó a la victoria en 1983 fue la denuncia de un supuesto "pacto sindical-militar". La denuncia estaba orientada a identificar al peronismo con el autoritarismo y a subsumir al sindicalismo en el peronismo. Siete días después de asumir el gobierno Alfonsín abrió la confrontación con los sindicatos, enviando al Congreso, sin consulta ni diálogo alguno, un proyecto de reforma sindical conocido como "ley Mucci", con el objetivo de incluir a las minorías en los organismos de dirección de los sindicatos. El proyecto fue aprobado por la Cámara de Diputados pero rechazado por la Cámara de Senadores, dominada por la oposición peronista que controlaba la CGT.
Crisis del sistema eléctrico
El sector eléctrico argentino experimentó una seria crisis en el año 1988. La escasez de electricidad había comenzado en abril de 1988 por lo que se realizaron cortes del servicio eléctrico. En ese mes, se hicieron cortes rotativos de 5 horas por turno. Con la llegada del verano, y el esperable aumento de la demanda, los problemas se agravaron a lo que se sumaron varios incidentes: salió de servicio la central nuclear de Atucha I,fallaron dos bombas de la central hidroeléctrica de embalse del Río Tercero y un incendio en La Pampa afectó líneas de transporte desde la central de El Chocón.
Plan Alimentario Nacional
Alfonsín implementó el «Plan Alimentario Nacional» (PAN), que se hizo conocido por su Cajas PAN, como solución de emergencia para afrontar el hambre y la pobreza.
Plan Austral
El Plan Austral fue un programa argentino de estabilización monetaria que se inició en junio de 1985, fue del tipo "política de shock" y logró contener la inflación rápidamente sin frenar el crecimiento económico. El programa terminó en los hechos cuando hacia 1988 un rebrote inflacionario forzó a crear un nuevo programa, conocido como "Plan Primavera", que no lograría evitar la Hiperinflación argentina de 1989 y 1990, que terminaría en la renuncia de Alfonsín y en una transición adelantada al presidente electo Carlos Menem. Las medidas incluidas en el plan eran: control de los precios de los productos y tarifas delos servicios públicos, congelamiento salarial y no emisión monetaria. Se pretendía así detener la inflación que crecía por entonces un 1% diario. Muchas de esas medidas eran condiciones que el FMI exigía para continuar las negociaciones que llegaron a buen puerto cuando Alfonsín firmó con esa entidad un acuerdo de reescalonamiento del pago de la deuda externa que vencía ese año y el otorgamiento de un crédito suplementario de 4.200 millones de dólares, pese a que en los primeros meses de su gobierno promovió la creación de una comisión legislativa para que estableciera el monto de la deuda legítima y a que intentó no negociar el pago de ella solamente con el FMI, acudiendo al Banco Mundial ,a Club de Paris, al Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y a la banca privada. El éxito inicial del Plan Austral se reflejó en las elecciones legislativas de noviembre de 1985. Pero a fines del 86 el Plan Austral dio muestras de agotamiento. El austral comenzó a desvalorizarse fuertemente con respecto al dólar en el mercado de cambió. La inflación volvió a trepar mientras que la recesión y los conflictos sociales se agravaban más y más. Ante esta situación, se opté por el abandono de tos estrictos controles y por la liberalización económica. Esto significó el rompimiento con el modelo de economía semi cerrada puesto en marcha desde hacia medio siglo y la apertura del mercado a los productos extranjeros, acompañada por la reforma del Estado.
El gobierno de Alfonsín debió enfrentar el problema de la transición a la democracia en un país con una larga tradición de gobiernos militares que había llegado al terrorismo de estado y la guerra.
El 15 de diciembre de 1983 el presidente Alfonsín sancionó los decretos 157/83 y 158/83. Por el primero se ordenaba enjuiciar a los dirigentes de las organizaciones guerrilleras ERP y Montoneros; por el segundo se ordenaba procesar a las tres Juntas Militares que dirigieron el país desde el golpe cívico-militar del 24 de marzo de 1976 hasta la guerra de las Malvinas.
Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP)
El 15 de diciembre de 1983 el presidente Alfonsín creó la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP), integrada por personalidades independientes como Ernesto Sabato, Magdalena Ruiz Guiñazú, Graciela Fernández Meijide, entre otros, con la misión de relevar, documentar y registrar casos y pruebas de violaciones de derechos humanos, para fundar el juicio a las juntas militares.
También el 15 de diciembre Alfonsín envió al Congreso un proyecto de ley declarando nula la ley de autoamnistía N.º 22 924 dictada por el gobierno militar. Una semana después el proyecto fue sancionado como Ley N.º 23 040, la primera ley de la nueva etapa democrática. El 20 de septiembre de 1984 la CONADEP produjo su conocido informe titulado Nunca Más y concurre a entregarlo al presidente Alfonsín acompañada de una multitud de 70.000 personas. El 4 de octubre de 1984 la Cámara Federal, un tribunal civil, toma la decisión de desplazar al tribunal militar que estaba enjuiciando a las juntas para hacerse cargo directamente del juicio. Los fiscales fueron Julio César Strassera y Luis Gabriel Moreno Ocampo. El juicio se realizó entre el 22 de abril y el 14 de agosto de 1985. Se trataron 281 casos.
El 9 de diciembre se dictó la sentencia condenando a Jorge Rafael Videla y Eduardo Massera a reclusión perpetua, a Roberto Viola a 17 años de prisión, a Armando Lambruschini a 8 años de prisión y a Orlando Ramón Agosti a 4 años de prisión. Por las características que tuvo, la condena a las juntas militares realizada por un gobierno democrático constituyó un hecho sin precedentes en el mundo, que contrastó fuertemente con las transiciones negociadas que tuvieron lugar en aquellos años en Uruguay, Chile, Brasil, España, Portugal y Sudáfrica.
Relación con los militares
Durante el mandato de Raúl Ricardo Alfonsín, se sucedieron constantes modificaciones en la cúpula de las tres Fuerzas Armadas, especialmente en el Ejército Argentino. Como titular del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas designó al teniente general Julio Fernández Torres el día 16 de diciembre de 1983, tras realizar apreciaciones personales respecto a hechos ocurridos durante el último régimen militar se sucedió una crisis militar interna. El presidente Alfonsín ordenó al ministro de Defensa Raúl Borrás relevarlo, lo que se materializó el 4 de marzo de 1985 y fue sucedido por el brigadier general Teodoro Waldner, quien asumió el 8 de marzo de ese año y cumplió funciones hasta el 11 de julio de 1989.
La Armada de la República Argentina fue la más estable de todas, ya que el almirante Ramón Antonio Arosa, designado titular de la fuerza el 16 de diciembre de 1983, se mantuvo al frente de la marina hasta la finalización del mandato de Alfonsín el 8 de julio de 1989. En la Fuerza Aérea Argentina se sucedieron dos comandantes. El 14 de diciembre de 1983 fue puesto al frente de la aeronáutica el brigadier general Teodoro Guillermo Waldner, quien luego pasó a ser jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas el 5 de marzo de 1985, quedando el cargo de titular de la Fuerza Aérea en manos del brigadier general Ernesto Horacio Crespo, quien acompañó a Alfonsín hasta el final de su gestión.
La fuerza más inestable fue Ejército Argentino, ya que se sucedieron cinco titulares durante el gobierno de Raúl Alfonsín, ellos fueron los generales de división Jorge Hugo Arguindegui (1983-1984), Ricardo Gustavo Pianta (1984-1985) y los tenientes generales Héctor Luis Ríos Ereñú (1985-1987), José Segundo Dante Caridi (1987-1988) y Francisco Eduardo Gassino (1988-1989)
Carapintadas
Alfonsín sufrio tres levantamientos militares en Argentina entre 1987 y 1989 autodenominados Carapintadas debido al hecho de que se presentaban con la cara pintada como en la guerra, desobedecieron las instituciones constitucionales y la cadena de mando. Los levantamientos fueron considerados como intentos de golpe de Estado en los juicios de «copamiento de aeroparque» en 1988. El primero de los levantamientos tuvo lugar en la Pascua de 1987.
El segundo alzamiento se produjo entre el 15 al 19 de enero de 1988 en la localidad correntina de Monte Caseros y el tercero durante la presidencia de Alfonsín. El último de los alzamientos durante el gobierno de Alfonsín tuvo lugar el 1 de diciembre de 1988, cuando unos cuarenta y cinco oficiales de la unidad Albatros, un cuerpo de élite de la Prefectura Naval Argentina saqueó de armas el arsenal de las dependencias de Prefectura en Zárate, provincia de Buenos Aires, y se rebeló. Alfonsín, a su regreso del exterior, consideró el problema menor, al no provenir del Ejército, pero los rebeldes se trasladaron a la Escuela de Infantería de Campo de Mayo, donde se sumaron a un grupo de militares que coparon el cuartel.
Copamiento del cuartel de La Tablada
El copamiento del cuartel de La Tablada, fue un intento de ocupación de la Guarnición Militar «La Tablada» del Ejército Argentinoa en la provincia de Buenos Aires, el 23 y 24 de enero de 1989, por miembros del Movimiento Todos por la Patria (MTP), liderados por Enrique Gorriarán Merlo. Se produjo durante la presidencia de Raúl Alfonsín de la Unión Cívica Radical y, según el MTP fue para detener un alzamiento carapintada contra el gobierno.
Por otra parte, la conclusión de la investigadora Claudia Hilb, basada en los testimonios que recopiló y en los razonamientos que formula, es que la cúpula del MTP pretendía provocar —mediante un fingido ataque carapintada al cuartel— una insurrección popular manipulando los sentimientos antigolpistas. El investigador Felipe Celesia coincide en que no había tal intento de golpe carapintada y sostiene que el MTP perseguía hacer la revolución según el modelo nicaragüense (un frente nacional multisectorial levantado en armas contra una dictadura de larga duración), mediante una insurrección popular que generara cambios políticos de fondo. Resultaron muertos 32 guerrilleros, nueve militares y dos policías y cuatro guerrilleros fueron detenidos desaparecidos por las fuerzas gubernamentales, cuya suerte nunca fue revelada por el Estado argentino.
Dentro de sus políticas sociales se destacan la ley de divorcio vincular y la patria potestad compartida y la defensa de los derechos humanos , Alfonsín se manifestó a favor de la despenalización del aborto, sin embargo, no presentó ningún proyecto para evitar un cruce con la Iglesia.
Patria potestad compartida
En Argentina, la patria potestad compartida había sido establecida en 1949, mediante la reforma constitucional realizada ese año. La derogación de dichas reformas por proclama militar en 1956, y la ratificación de dicha derogación por la Convención Constituyente de 1957, restableció la desigualdad de la mujer frente al hombre por varias décadas más. En 1974 el Congreso volvió a establecer la patria potestad compartida, pero la presidenta María Estela Martínez de Perón vetó la ley. Básicamente los influyentes sectores conservadores en Argentina argumentaban que la unidad de la familia exige que uno de los cónyuges tenga "la última palabra", y que por razones culturales y tradicionales, resultaba razonable que esa facultad fuera atribuida por la ley al varón.
En 1985, durante el gobierno de Alfonsín se restableció la patria potestad compartida, mediante la Ley 23.264, un derecho largamente reclamado por las mujeres.
Ley de divorcio
La sanción definitiva del divorcio vincular sucedería durante el gobierno de Raúl Alfonsín, esto fue realizado el 19 de agosto de 1986 se aprobó el proyecto de ley en la Cámara de Diputados y fue girado al Senado que lo aprobó el 3 de junio de 1987. Fue promulgada el 12 de junio en el Boletín Oficial. La Iglesia católica, que mantuvo siempre una tirante relación con el presidente Alfonsín, se mostró dividida frente a la ley de divorcio. El sector más conservador, encabezado por el entonces obispo de Mercedes , Emilio Ogñénovich, organizó una procesión a Plaza de Mayo encabezada por la Virgen de Luján y ante la escasa cantidad de asistentes, Ogñenovich acusó a los obispos ausentes de haber traicionado el compromiso.
La Conferencia Episcopal Argentina discutió entonces la posibilidad excomulgar a los legisladores que votaran la ley, pero la idea no prevaleció, sin embargo, el obispo de Lomas de Zamora, monseñor Desiderio Collino, excomulgó a los diputados de su diócesis, una vez aprobada la ley, la Iglesia presionó al presidente Alfonsín para que la vetara, pero ello no sucedió. Por otra parte, los sectores más abiertos de la Iglesia, mantuvieron una posición crítica sin ser intolerante, como el caso del obispo Justo Oscar Laguna que manifestó: "El divorcio es un mal, pero es un mal para los católicos, y no podemos imponer en una sociedad plural una ley que toca a los católicos. Son los católicos los que tienen que cumplirla y no el resto".
Creación del Banco Nacional de Datos Genéticos
La Ley 23.511 es la norma que crea el Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG) en Argentina. Se trata de un proyecto formulado por Abuelas de Plaza de Mayo que fue aprobado por el Congreso de la Nación en forma unánime en mayo de 1987. Esta ley permitió dar validez legal a los análisis genéticos realizados y guardados en el Hospital Durand, con el objetivo de resolver los conflictos por temas filiatorios, sobre todo en el caso de los niños desaparecidos durante la dictadura cívico-militar argentina. Por medio de la ley se estableció que los tribunales debían realizar estudios genéticos a aquellos niños de dudosa filiación y, en el caso de negación a este requerimiento, podía considerarse como señal de complicidad en los secuestros de los niños.
Creación del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas
La ley nacional n.º 23302 sobre Política Indígena y apoyo a las Comunidades Aborígenes fue promulgada el 8 de noviembre de 1985 y creó para su aplicación el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas como entidad descentralizada con participación indígena en el ámbito del Poder Ejecutivo Nacional. Al momento de su creación, el instituto dependía del entonces Ministerio de Salud y Acción Social.
Debates sobre Ley de Divorcio
El debate sobre el divorcio se extendió a lo largo de 1986 y 1987, incluso después de aprobada la ley. Los medios lo pusieron en tapa cada vez que se encendía la polémica
El Plan para una Segunda República Argentina fue un conjunto de reformas políticas, sociales e institucionales elaboradas en el año 1986 por el presidente Raúl Alfonsín. Este plan fue anunciado por cadena nacional la noche del 15 de abril de 1986, ante los miembros del Consejo para la Consolidación de la Democracia. Estuvo integrado por varios proyectos ambiciosos enviados al Congreso de la Nación que habrían significado, dada su trascendencia, una refundación institucional del país, viniendo de allí el nombre.
Los proyectos principales contemplaban el traslado de la capital federal a la Patagonia (Proyecto Patagonia), la creación de la Provincia del Río de la Plata que unificaría el Gran Buenos Aires con la Ciudad de Buenos Aires, la reforma de la Constitución Nacional para abandonar el sistema presidencial y adoptar el semiparlamentarismo como forma de gobierno, la provincialización del Territorio Nacional de Tierra del Fuego, reformar el Poder Judicial y realizar una reforma administrativa del Estado.
Propuesta de traslado de la capital
El 16 de abril de 1986, Raúl Alfonsín dio desde los balcones del ministerio de economía de la provincia de Río Negro un efusivo discurso donde invitaba a los argentinos a "avanzar hacia el sur, hacia el mar y hacia el frío" y donde anunciaba el traslado de la Capital Federal al área patagónica integrada por las ciudades de Carmen de Patagones (en la Provincia de Buenos Aires), Viedma y Guardia Mitre (ambas en la provincia de Río Negro). Se trataba de un ambicioso proyecto, el cual es conocido como Proyecto Patagonia, cuyo fin era descentralizar el poder político y económico del país, excesivamente concentrado en el Gran Buenos Aires, promoviendo también el poblamiento de la Patagonia.
Para concretar el proyecto el Congreso de la Nación sancionó la Ley N.º 23.512 y se creó el Ente para la Construcción de la Nueva Capital Empresa del Estado (ENTECAP), que debía diseñar y planificar la construcción de los edificios donde funcionarían los organismos administrativos del Gobierno y las diferentes obras de infraestructura necesarias para el asentamiento de población y evitar el impacto demográfico negativo en los habitantes de las ciudades y pueblos ya existentes en el área federalizada.
En 1984, el presidente Raúl Alfonsín creó la Comisión Nacional de Alfabetización Funcional y Educación Permanente (CONAFEP).99 Se instrumentó el Plan Nacional de Alfabetización (PNA) diseñado por la profesora Nélida Baigorria. Al asumir el gobierno los datos del censo de 1980 indicaban un analfabetismo de 6,1 %. En el censo de 1991 el analfabetismo se había reducido a 3,7 %, porcentaje similar al que registran España y Canadá.
En 1988, el PNA de Argentina recibió el premio otorgado por la Asociación Internacional de Lectura de la Unesco. En la Universidad, reorganizó las universidades nacionales bajo los principios de la Reforma Universitaria, básicamente garantizando la autonomía universitaria plena, el cogobierno entre docentes, estudiantes y graduados y la gratuidad de los estudios de grado.
Congreso Pedagógico Nacional de 1984-1988
En 1984, por la ley N.º 23.114, el gobierno radical de Raúl Alfonsín convocó a un Congreso Pedagógico Nacional supuestamente para atender las deficiencias del sistema educativo pero con el fin de definir si la Educación Pública debía ser Estatal o no Estatal, de lo que dependería si los colegios privados seguirían recibiendo apoyo económico del Estado y si los padres de ingresos medios y bajos podrían elegir el tipo de educación para sus hijos en escuelas de gestión privada. Cabe tener en cuenta que en la Argentina viene de lejos la antinomia educación pública-educación privada. Y durante aquel Congreso pedagógico se enfrentaron dos enfoque respecto de la misma.
Alfonsín confió la organización del congreso a su equipo educativo, encabezado en 1984 por el ministro Carlos Alconada Aramburú, y el diputado Adolfo Stubrin, ambos con enfoques estatistas. El enfoque estatista era impulsado por radicales y comunistas; y el enfoque no estatista, que finalmente fue el que triunfó, fue defendido por la Conferencia Episcopal Argentina, el Partido Demócrata Cristiano, el Partido Justicialista, la Unión del Centro Democrático, el Movimiento de Integración y Desarrollo y una enorme movilización de padres de familia que tenían a sus hijos en colegios privados. En aquella convocatoria llegaron a participar 400.000 personas.
La asamblea nacional se realizó en Embalse de Río Tercero (Provincia de Córdoba), en marzo de 1988 y luego del triunfo del enfoque no estatista el gobierno de Alfonsín entró en crisis y a los pocos días una huelga docente dejó sin clases durante dos meses a millones de alumnos de escuelas estatales.102
Ciencia y tecnología
La llegada de la democracia en 1983 eliminaría la persecución ideológica, pero las políticas puestas en práctica por los distintos gobiernos siguieron siendo de involución, y no se contó con un amplio proyecto de desarrollo integral. El vacío económico, político y cultural hizo imposible una política científica realista. Terminó la fuga de cerebros por motivos políticos pero recrudeció la debida a motivos económicos, debido a los continuos ajustes y falta de oportunidades de trabajo.
En 1984 Manuel Sadosky, como secretario de Ciencia y Tecnología, promovió la creación de una comisión nacional de informática, para establecer las bases de un plan nacional de informática y tecnología. En este marco nacieron la Escuela Superior Latinoamericana de Informática (ESLAI) y la Escuela Argentino-Brasileña de Informática (EABI). Ambas iniciativas apuntaron a formar personas con dominio de la informática y capaces de desempeñarse como docentes e investigadores, para estar en condiciones de satisfacer las necesidades del desarrollo y de los futuros estudios de postgrado en América latina. Sadosky realiza una memoria de su gestión donde afirma: "Los dirigentes de nuestra sociedad no tienen en general conciencia de la importancia de los recursos humanos con calificación científica para el desarrollo nacional(…). Nuestros dirigentes no entienden por qué es importante que el país disponga del mayor número posible de científicos y tecnólogos. Esto es consecuencia de lo que se ha llamado visión alienada del desarrollo".
En lo que respecta a CONICET en esta gobierno se cambia el mecanismo de subsidios, que pasa de depender de los directores de instituto a realizarse mediante convocatorias públicas. Además se crea dentro de CONICET el área de Transferencia Tecnológica para mejorar la vinculación con el sector productivo. Se destaca la creación de una única universidad, la Universidad Nacional de Formosa (1988). Además se crea el Sistema de Apoyo para Investigadores Universitarios (SAPIU) que entrega un incentivo a aquellos docentes universitarios que realizan investigación.
El INTI continuó con su declive, al que le sumó una gran inestabilidad institucional con cuatro presidentes en menos de cinco años. Se destacó la gestión de Enrique Martinez, quien abrió el INTI hacia la comunidad, buscó generar recursos propios y creó un régimen de incentivos. Sin embargo, el instituto se vio inmerso en un lógica donde se encontraba cada vez más alejado de la industria y sus necesidades. Por su parte el INTA comienza en esta etapa a ampliar su campo de acción más allá de los cultivos propiamente dichos para incluir a otros eslabones de la cadena agroindustrial.
Alfonsín sostuvo una activa política internacional implementada por su ministro de Relaciones Exteriores, Dante Caputo, el único que se mantuvo durante casi todo su mandato. Las prioridades fueron fortalecer el sistema democrático en Argentina, evitar que la Guerra Fría no regenerara la concepción de la seguridad nacional, impulsar el proceso de democratización regional, resolver las cuestiones limítrofes, generar mayor capacidad negociadora regional frente a las grandes potencias y promover la integración subregional. Caputo fue elegido presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1989. Durante su gobierno realizó una serie de viajes internacionales, entre ellos a los Estados Unidos, la Unión Soviética, China, España y Cuba. Mantuvo estrechas relaciones con el gobierno democrático de Uruguay, encabezado por Julio María Sanguinetti, que asumió en 1985.
Primeras bases para el Mercosur
La preocupación del gobierno de Alfonsín por promover mecanismos multilaterales y de integración supranacional, lo llevó también a promover la integración comercial entre Argentina y Brasil, uno de los casos de enfrentamiento internacional más persistentes del mundo
Tratado de Paz y Amistad con Chile
Para Alfonsín garantizar la paz con Chile fue una cuestión prioritaria desde el momento de asumir, a mediados de 1983 el Papa presentó una segunda propuesta de solución (la primera había sido rechazada por Argentina). Alfonsín estimó necesario entonces cerrar el conflicto aceptando la propuesta de la Santa Sede. Como primera medida, Alfonsín firmó en la Ciudad del Vaticano el 23 de enero de 1984 una Declaración Conjunta de Paz y Amistad en la que los dos países se comprometían a alcanzar una solución “justa y honorable” para el conflicto, “siempre y exclusivamente por medios pacíficos”.
En 1984 la mediación estaba prácticamente agotada y Chile aún se encontraba gobernado por una dictadura militar. La persistencia del conflicto era un factor de fortalecimiento del militarismo en ambos países, y por lo tanto una amenaza inmediata a la democracia argentina. Alfonsín buscó generar un sólido consenso interno mediante una consulta popular no vinculante, pero que presionara a los senadores. Si bien los principales líderes del peronismo estaban a favor de aceptar la propuesta papal, la oposición a la misma había crecido y sumaba a varios senadores peronistas en esas condiciones se produjo el famoso debate televisivo entre Dante Caputo y Vicente Saadi que tuvo un impacto decisivo para el triunfo del "SI" a la propuesta papal. El 25 de noviembre de 1984 se realizó el plebiscito y triunfó el "SI" con un apoyo del 81,32%.112 Cuatro días después, el 29 de noviembre de 1984 se firmó el Tratado de Paz y Amistad con Chile.
El Grupo de Cartagena
El gobierno de Alfonsín intentó crear mecanismos multilaterales, para tratar la cuestión de la deuda externa, que permitieran a los países latinoamericanos actuar conjuntamente. La heterogeneidad de los países latinoamericanos, y principalmente la decisión final de México y Brasil de negociar bilateralmente, limitó considerablemente las posibilidades que abría una acción conjunta. Sin embargo, los intentos de formar un “club de deudores” impulsados por el gobierno de Alfonsín, anticiparían los procesos de integración subregional y regional que se producirían en la década de 1990, y coaliciones multilaterales Sur-Sur, como el Mercosur, la Comunidad Sudamericana de Naciones y sobre todo el Grupo de los 20
El Grupo Contadora y el Grupo de los Ocho
Con un espíritu similar al que inspiraba el Grupo de Cartagena, el gobierno de Alfonsín impulsó una acción multilateral conjunta de las democracias latinoamericanas para garantizar la paz y la democracia en la región, con ese objetivo el gobierno argentino impulsó el apoyo al Grupo Contadora, una iniciativa de acción conjunta para promover la paz en Centroamérica que habían establecido Colombia, México, Panamá y Venezuela en enero de 1983.
Con ese fin, el 29 de julio de 1985, en Lima, aprovechando el encuentro de presidentes para asistir a la asunción del presidente Alan García, Argentina, Brasil, Perú y Uruguay anunciaron juntos la creación del Grupo de Apoyo a Contadora (o Grupo de Lima). Ambos grupos de países juntos fueron conocidos como el Grupo de los Ocho, y desempeñó un papel muy importante en la pacificación de América Central. Particularmente importante fue su actuación cuando los países centroamericanos adhirieron a las propuestas del Grupo de los Ocho, el 14 de enero de 1986 mediante la Declaración de Guatemala. Más adelante del Grupo de los Ocho amplió sus preocupaciones a otros problemas de interés regional, abordando la situación de las islas Malvinas (exhortando a la negociación entre Argentina y Gran Bretaña), la deuda externa y el proteccionismo de los países desarrollados.
Raúl Alfonsín debía terminar su mandato el 10 de diciembre de 1989. Sin embargo, la recesión económica, el creciente rechazo de los líderes sindicales, la falta de apoyo de los líderes empresariales, y el temor a una nueva intentona de grupos militares, influyeron para que el 21 de abril de 1989, Alfonsín anunciara que adelantaba considerablemente la fecha de las elecciones, estableciéndolas el 14 de mayo, casi siete meses antes de la entrega del mando. Con esta medida buscaba apaciguar la situación apremiante del país. Alfonsín, en el futuro, calificaría como "un error tremendo" de su parte, haber adelantado las elecciones de esa manera, aunque por otro lado también reflexionó que el contexto hacía muy difícil cualquier vía.nota
Los dos candidatos con posibilidades de resultar elegidos eran el radical Eduardo Angeloz, por la Unión Cívica Radical, y el peronista Carlos Menem, por el Partido Justicialista. De acuerdo con encuestas de la época, hasta enero de 1989 la posibilidad de que la Unión Cívica Radical volviera a ganar las elecciones tenía un serio fundamento. Sin embargo, con el correr de los meses el empeoramiento de la recesión disminuyó la posibilidad de triunfo.
El 14 de mayo Carlos Menem triunfó con el 47 % de los votos, frente al 37 % del candidato radical. Contra lo que Alfonsín había supuesto, la situación en el país no se calmó: Argentina pasó de la fase de recesión a la de hiperinflación, en mayo la inflación alcanzó el 78 % mensual y la pobreza comenzó a crecer de modo exponencial: en mayo era del 25 % y en octubre del 47 %. Comenzaron a producirse saqueos y a extenderse una ola de violencia, que provocó que el 30 de mayo Alfonsín decretara el estado de sitio.
Disturbios y saqueos de 1989
Los disturbios de 1989 en Argentina consistieron en una ola de manifestaciones y saqueos de supermercados, entre los meses de mayo y de junio de 1989, durante los últimos meses de la presidencia de Raúl Ricardo Alfonsín y comienzo de la presidencia de Carlos Menem. El 22 de mayo comenzaron las protestas, que en pocos días devinieron en saqueos y disturbios en varias ciudades argentinas, hasta que el 29 Alfonsín declaró el estado de sitio.
Raúl Alfonsín decidió sacrificar su presidencia para evitar que la democracia argentina cayera[cita requerida], y el 12 de junio de 19897 anunció que adelantaba también el traspaso de mando para el 30 de ese mes, unos cinco meses antes de la fecha que le correspondía hacerlo (la cual estaba originalmente pautada recién para el 10 de diciembre). La medida agarró desprevenido a Menem, que no esperaba tomar el mando tan pronto, así que negociaron. Finalmente, Alfonsín le traspasó el mando a Menem el 8 de julio de 1989.
Con una situación día tras día peor, las presiones de sindicatos, empresarios y militares, y la convicción de que debía que sacrificar su mandato para que la democracia se mantuviera en Argentina, el 12 de junio de 1989 Alfonsín anunció que también la entrega de poder sería en forma anticipada, el 30 de ese mes, en vez del 10 de diciembre como estaba dispuesto.13 Este anuncio sorprendió al mismo Menem, que no tenía en sus planes acceder al poder tan pronto, así que se comenzaron negociaciones entre ambos. Finalmente, el 8 de julio de 1989 se dio el traspaso de mando de Alfonsín a Menem, y se cumplió la primera sucesión entre dos mandatarios constitucionales civiles de distintos partidos desde 1916.
Interna Radical
Con su popularidad en descenso por el deterioro de la economía durante el gobierno de Alfonsín, la oficialista Unión Cívica Radical programó la primaria interna para escoger a su candidato presidencial el 7 de julio de 1988. Debido a la situación económica y política cada vez más complicada, el alfonsinismo no tenía ninguna figura de peso capaz de competir por la sucesión de Alfonsín. De hecho, dentro del partido en general, los únicos radicales importantes que había obtenido un buen resultado en las elecciones de 1987 eran el gobernador de Córdoba, Eduardo Angeloz; el excandidato a gobernador de Buenos Aires, Juan Manuel Casella, antiguamente Ministro de Trabajo de Alfonsín, y que a pesar de su derrota había logrado un resultado relativamente alto para la debilidad que atravesaba el gobierno; y el senador Luis León, también excandidato en la provincia del Chaco, que había perdido por muy pocos votos. Mientras que Casella era fuertemente alfonsinista y socialdemócrata, Angeloz era una expresión del ala más derechista y neoliberal del radicalismo, era fuertemente crítico con el alfonsinismo, y estaba a favor de realizar un programa de privatización a gran escala.
Dada la necesidad de una candidatura fuerte, el alfonsinismo no tuvo más remedio que resignarse a apoyar a Angeloz, con la condición de que Casella fuera su compañero de fórmula. En las internas, la competición fue reducida a una suerte de plebiscito entre la fórmula Angeloz-Casella y la encabezada por Luis León, con Carlos Yeregui como compañero de fórmula. León pertenecía al Movimiento de Afirmación Yrigoyenista y estaba enfrentado con Alfonsín, tenía una postura nacionalista en el campo económico y era fuertemente favorable a la integración latinoamericana. Sin embargo, no contaba con los suficientes apoyos para contrapesar a Angeloz, y se considera que su precandidatura fue casi completamente testimonial.
Internas en el Partido Justicialista
Tras su estrecha victoria electoral en 1987, el Partido Justicialista se había consolidado de cara a las elecciones presidenciales. Antonio Cafiero, que había ganado por amplio margen la gobernación de Buenos Aires ese mismo año, era visto como el candidato favorito del peronismo y, dada la situación del gobierno de Alfonsín y su papel como principal opositor, como el muy probable próximo presidente. De cara a los comicios, el PJ se alió con otras fuerzas políticas de izquierda y centroizquierda: el Partido Intransigente, el Partido del Trabajo y del Pueblo, la Democracia Cristiana, entre otros, fundando el Frente Justicialista de Unidad Popular (abreviado como FREJUPO). Hasta entonces, los candidatos justicialistas tanto a la presidencia como a las gobernaciones, a diferencia de los radicales, eran elegidos mediante elecciones indirectas de los congresales. Como parte de la renovación del peronismo impulsada por Cafiero, se incluía la democratización partidaria, lo que facilitaría la realización de una primaria interna en la que todos los afiliados del partido podrían votar por el candidato presidencial justicialista, algo que ya hacía la UCR.
Cafiero presentó su precandidatura, con José Manuel de la Sota como compañero de fórmula, debiendo competir únicamente contra Carlos Saúl Menem, entonces Gobernador de La Rioja, cuyo compañero era Eduardo Duhalde. Mientras que tan solo algunos meses atrás Cafiero había ganado por amplio margen la gobernación de la provincia que albergaba al 38% del electorado, en La Rioja, incluso tratándose de un bastión justicialista en el que Menem tenía una dominación electoral casi total, residían tan solo un 2% de los afiliados al justicialismo. En el plano ideológico, la imagen consolidada de Cafiero y De la Sota como líderes del "peronismo renovador" parecía contrapesar casi por completo la imagen de Menem, considerado por gran parte de la dirigencia como un "populista retrógrado".
La primaria se realizó el 10 de julio de 1988. Participaron en ella más de un millón y medio de votantes, siendo aproximadamente un 41% de los afiliados. Menem obtuvo una sorpresiva victoria, con el 53.44% de los votos contra el 46.56% de Cafiero. Menem triunfó en dieciocho de los veinticuatro distritos del país y Cafiero únicamente en Capital Federal, Córdoba, Formosa, Misiones, Salta y Santiago del Estero, viéndose el hasta entonces favorito derrotado incluso en la provincia que gobernaba. De este modo quedó conformada la fórmula presidencial del FREJUPO.
El triunfo de Menem fue considerado un gran paso adelante, sino el final, en la transición del Partido Justicialista de un movimiento sociopolítico de amplio espectro ideológico a un partido político común y corriente. Hasta el momento de la primaria, teniendo en cuenta los sucesos del tercer peronismo (1973-1976) sobre todo tras la muerte de Perón en 1974, varios analistas consideraban imposible que el PJ celebrara una interna directa entre más de un precandidato sin que se produjeran hechos violentos. El resultado adverso para la dirigencia partidaria y el hecho de que Menem pudiera ser pacíficamente proclamado candidato, y eventualmente ganar las elecciones, fue considerado un importante avance en la historia del peronismo.