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La Declaración de la Independencia |
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Portada
del peródico EL REDACTOR |
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Tapa de La Crónica |
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Galería
del primer patio, colindante al Salón de la Jura.
Sentadas, las señoritas Ernestina López de Zavalía
y Luisa Zavalía, poco tiempo antes que la familia
Zavalía vendiera la casa al Estado Nacional. (Foto
A.Paganelli) |
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Carmen
Zabalía Laguna |
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Esta
fotografía (tomada por Angel Paganelli en 1869) es
una de las dos que documentan el frente original del
edificio antes de su demolición en 1874. |
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La
Casa de la Independencia a fines del siglo XIX, fachada
construída en 1874, bajo la dirección del Ing. Stavelius.
A partir de entonces funcionó allí la oficina de correo |
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El
"Templete" que protegía el Histórico Salón, obra ejecutada
por mandato del Presidente Roca: fué inaugurado el
24 de septiembre de 1904. El resto de la casa había
sido ya demolido. |
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Excavación
en 1942 en búsqueda de los cimientos originales de
la casa |
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La
casa tal como la dejara el Arquitecto Mario Buschiazzo |
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Restauración
de los techos de la Casa de Tucumán
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Vista
interior del Templete |
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Los
Bajorrelievees de Lola Mora |
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Bajorrelieves
de la escultora tucumana Lola Mora, encargados a la artista
por el presidente Roca para ornamentar el templete. Fueron
colocados a ambos lados del primer patio. Representan 'El
25 de Mayo de 1810' y 'El 9 de Julio de 1816'. En éste último
la artista ubicó entre los personajes al Presidente Roca,
en un gesto de gratitud hacia su benefactor. (Las fotografías
son de la época) |
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Acta de la Emancipación |
"En
la benemérita y muy digna ciudad de San Miguel del Tucumán,
a los nueve días del mes de julio de 1816...:
Nos,
los representantes de las Provincias Unidas de Sud América,
reunidos en Congreso General, invocando al Eterno que preside
el universo, en el nombre y por la autoridad de los pueblos
que representamos, protestando al cielo, a las naciones
y a los hombres todos del Globo la justicia que regla nuestros
votos; declaramos solemnemente a la faz de la tierra que
voluntad unánime e indubitable de estas Provincias romper
los violentos vínculos que las ligaban a los reyes de España,
recuperar los derechos de que fueran despojadas, e investirse
del alto carácter de nación libre e independiente del rey
Fernando VII, sus sucesores y metrópoli. Quedar en consecuencia
de hecho y de derecho con amplio y plenos poder para
darse las formas que exija la justicia, e impere el cúmulo
de las actuales circunstancias. Todas y cada una de ellas
así lo publican, declaran y ratifican comprometiéndose por
nuestro medio al cumplimiento y sostén de esta voluntad,
bajo el seguro y garantía de sus vidas, haberes y fama.
Comuníquese a quienes corresponda, para su publicación,
y en obsequio del respeto que se debe a las naciones, detállense
en un manifiesto los gravísimos fundamentos impulsivos de
esta solemne declaración. Dada en la sala de sesiones, firmada
de nuestra mano, sellada con el sello del Congreso y refrendada
por nuestros diputados secretarios, Francisco Narciso de Laprida, presidente, Mariano Boedo, vicepresidente..."
A
continuación seguían las firmas de los diputados Darregueira, Acevedo, Sánchez de Bustamante, Aráoz, Gallo, Malabia, Colombres, Serrano, Rodríguez, Gorriti, Pérez Bulnes, Gascón, Rivera, Castro Barros, Thames, Maza, Paso, Sáenz, Medrano, Pacheco de Melo, Godoy Cruz, Uriarte, Sánchez de Loria, Salguero, Santa María de Oro y Anchorena.
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Martín
Thompson |
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Cuando
aún estaban vivos los ecos de la decisión del 9 de julio, los diputados
comenzaron a discutir el tema fundamental: la organización política
del nuevo Estado. Inmediatamente reaparecieron el disenso y la polémica:
¿república o monarquía? ¿centralismo o federalismo? ¿ consultar
o no a los "pueblos"? ¿qué poblaciones abarcaba esta categoría?
Cada respuesta tenía muchos matices posibles. Así, los partidarios
de una monarquía disentían acerca de quién debía ser coronado. Los
debates se fueron haciendo cada vez más generales
La
Revolución inauguró una novedosa actividad política. No había partidos.
Los grupos de ideas afines integraban sociedades como la Logia Lautaro,
se reunían en algún café, como el porteño de Marco, o leían con
fervor alguno de los muchos periódicos que aparecieron. En estas
hojas nadie esperaba encontrar noticias o comentarios imparciales:
buscaban artículos y editoriales llenos de pasión y sentidas arengas.
Verdaderas tribunas políticas, los periódicos obraron como transmisores
de los ideales revolucionarios: solían ser leídos en voz alta en
los cafés, las plazas, las calles y hasta en los púlpitos de las
iglesias, y no era
extraño que la lectura
provocara encendidas discusiones. A continuación nombramos los principales
periódicos de la época y sus características:
El
Redactor De La Asamblea fue el órgano semanal de la Asamblea Constituyente de 1813 y publicó
sus documentos y resoluciones. Salieron 24 números entre febrero
de 1813 y enero de 1815.
El Independiente combatía al régimen federal de gobierno. Los
13 números que salieron entre enero y abril de 1815 fueron publicados
con pie de imprenta del Estado.
El
Censor se proponía:
"Analizar la conducta de los funcionarios e ilustrar al pueblo
acerca de sus derechos. .. " Entre 1815 y 1819 fueron publicadas
177 ediciones.
La Prensa Argentina fue
una publicación política y económica de aparición semanal. Entre
setiembre de 1815 y noviembre de 1816 salió un total de 61 números.
El
Redactor Del Congreso Nacional informaba
sobre los asuntos tratados en el Congreso de Tucumán. Dirigido por
el deán Funes, sacá 52 números entre abril de 1816 y enero de 1820.
El
Independiente, dirigido
por Pedro Agrelo, censuraba la obra del Gobierno y propugnaba la
implantación de una legislación semejante a la de Inglaterra. Sacó
17 números entre los años 1816 y 1817.
El
Español Patriota En Buenos Aires apoyaba la emancipación de América "contra el despotismo y
tiranía de España... ". Solamente publicó 2 números en enero
y febrero de 1818.
El
Independiente Del Sud,
bilingüe, fue el primer periódico francés de Buenos Aires. Apoyaba
a los hermanos chilenos Carrera a incluía notas literarias. Sacó
17 números de marzo a mayo de 1818.
El
Abogado Nacional,
precursor de la prensa especializada, fue dirigido porAgrelo. Se
ocupaba de asuntos económicos, históricos y de actualidad. Sacó
11 números entre octubre de 1818 y mayo de 1819.
El
Americano fue un periódico dedicado a la información nacional
e internacional. Sacó 46 números entre abril de 1819 y febrero de
1820.
El
Observador Americano,
defensor de una monarquía moderada y centralista, proponía un estado
intermedio entre la democracia y el despotismo. Sacó 12 números
entre agosto y noviembre de 1816.
La
Crónica Argentina era
eminentemente crítica. Como continuadora de "El censor"
de 1812, mantuvo una numeración correlativa. Sacó 28 números entre
agosto de 1816 y febrero de 1817. |
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Hacia fines del S. XVII,
el alcalde Diego Bazán y Figueroa había construido su vivienda en
el terreno que hoy ocupa la Casa de la Independencia, según lo atestigua
su testamento de 1695.
En 1765 la Casa pasó a ser propiedad de Doña Francisca Bazán, esposa
de Miguel Laguna, que la recibió de sus padres como dote.
El frente de la casa, con sus características columnas torsas, debió
ser construido por los Laguna y Bazán, ya que este tipo de ornamentación
aparece en el Norte a fines del Siglo XVIII.
En 1816, ante la necesidad de contar con un local para las sesiones
del Congreso que se reuniría en Tucumán, se optó por la Casa de
Doña Francisca Bazán de Laguna. La tradición afirma que Da. Francisca
prestó la casa para las sesiones, pero investigaciones posteriores
consideran, acertadamente, que el Estado Provincial dispuso usarla,
ya gran que parte de la Casa estaba alquilada para la Caja General
y Aduana de la Provincia.
Una de las hijas de Doña Francisca, Gertrudis Laguna y Bazán, casó
con Pedro Antonio de Zavalía y Andía. La hija de ambos, Carmen Zavalía
Laguna, casó con su tío carnal, . Da. Carmen heredó de su abuela
parte de la Casa y adquirió el resto a los otros herederos, convirtiéndose
así en la única propietaria. Sus hijos fueron los últimos miembros
de la familia dueños del solar, ya que lo vendieron en 1874 al Gobierno
Nacional por 200.000 pesos.
El Presidente
Nicolás Avellaneda , de origen tucumano, emitió un decreto del
Poder Ejecutivo Nacional para la compra de la casa por el Estado,
con la expresa recomendación de que se conservara el "antiguo y
venerable salón".
La Casa estaba en muy mal estado entonces el Gobierno decidió demoler
el auténtico frente y "las habitaciones del ala derecha del primer
patio", dejando intacto el Salón de la Jura, separado de las nuevas
oficinas del Juzgado y Correo, que ocuparon el costado izquierdo
y el frente.
El Ingeniero Stavelius dirigió los trabajos, dando a la casa una
fachada "Neoclásica" con un entablamiento y un gran frontis, cuyo
arranque estaba flanqueado por "dos leones acostados", como lo describe
el Arq. Mario Buschiazzo.
En 1880, la Casa se encontraba en estado lamentable, con excepción
de la nueva fachada. Hasta el techo del Salón de la Jura amenazaba
derrumbarse. En 1881 se logró que el Correo restaurase y engalanase,
aunque modestamente, el histórico salón.En aquella época, se colocaban para las fiestas patrias los retratos de
dieciocho de los Congresales, realizados por Augusto Ballerini (1887)
y adquiridos por el Gobierno Nacional. Cuando pasaban los festejos,
estos eran llevados a la Biblioteca Sarmiento donde eran conservados
y custodiados.
En 1896, debido al mal estado de las habitaciones en las que funcionaban
las oficinas del Correo y Juzgado, estos organismos se trasladaron
a otro edificio, con lo que la Casa quedó totalmente abandonada.
En 1902 el deterioro de la casa había avanzado. Doña Guillermina
Leston de Guzmán -dama tucumana famosa por sus obras de beneficencia-
solicitó al entonces Ministro de Obras y Servicios Públicos de la
Nación, Emilio Civit, de paso en Tucumán, que evitara la destrucción
de la Casa. Su solicitud fue escuchada, y el Presidente
Julio A. Roca, aprobó el proyecto de construcción de un templete
que protegiese únicamente el Salón de la Jura, demoliéndose el resto
de la propiedad. Recordemos que fue el Presidente Nicolás Avellaneda,
tucumano como Roca, quien hizo que el Gobierno Nacional adquiriera
la Casa en 1874 con la expresa recomendación de que se conservara
el "antiguo y venerable salón" Para ornamentar "El
Templete", el Presidente Roca encargó a la escultura tucumana Lola Mora la confección de los bajorrelieves que representan
'El 25 de Mayo de 1810' y 'La Declaración de la Independencia'.
El 'Templete' fue inaugurado el 24 de septiembre de 1904.
En 1916, Centenario de la Independencia, el Gobernador Ernesto Padilla
promulgó una Ley que determinaba la expropiación del terreno colindante
con la Casa, hacia calle 9 de julio, actual patio de homenajes y
donde se encuentran los bajorrelieves de Lola Mora.
En el interior del 'Templete' se econtraba el Salón de la Jura de
la Independencia, que habitualmente se engalanaba para las fiestas
tucumanas, como la celebración de San Miguel.
En la Galería de fotos del Templete se pueden apreciar fotografías
que muestran distintas facetas del mismo.
En 1940 comenzó a gestarse la idea de reconstruir íntegramente la
Casa de la Independencia. Por un proyecto de Ley presentado por
el Diputado Nacional por Tucumán, Ramón Paz Posse, se aprobó la
obra.
La Casa había sido declarada Monumento Histórico Nacional en 1941.
El Doctor Ricardo Levene, Presidente de la Comisión Nacional de
Museos, Monumentos y Lugares Históricos fue uno de los entusiastas
propulsores de la reconstrucción. En Tucumán, Enrique García Hamilton,
Director del diario "La Gaceta", apoyó la obra desde las páginas
del mismo.
La mayor dificultad fue la falta de documentación gráfica para encarar
la reconstrucción. Se localizaron los planos utilizados en 1874,
cuando el Estado Nacional adquirió la casa y que fueron usados para
las reformas realizadas por el Ingeniero Stavelius. Se contaba,
además, con las fotos tomadas por A. Paganelli en 1869.La tarea de la reconstrucción
fue encomendada al célebre arquitecto Mario J. Buschiazzo, especialista
en la materia y el 17 de abril de 1942 se inició la demolición del
Templete. Hubo resistencias y críticas . Buscchiazzo no se amilanó;
realizando, lo que hoy se llama "arqueología colonial" y en base
a los antiguos planos, inició excavaciones de sondeo en busca de
los antiguos cimientos. Estos aparecieron en el lugar donde lo había
indicado; de tal manera, como él mismo manifestó: "la batalla estaba
ganada".
Buschiazzo consiguió elementos arquitectónicos originales del S.
XVIII para la reconstrucción de la Casa. Adquirió primero 4 rejas,
12 pilares y 12 puertas de una casa colonial que se estaba demoliendo
en ese entonces - la del Obispo Piedrabuena -, y el resto de los
materiales los obtuvo de corralones, reduciendo de esta forma al
mínimo las imitaciones modernas.
La puerta principal es réplica, que diseñó de acuerdo a la foto
de Paganelli. La "original", que se conserva en el Museo de Luján,
difiere en sus medidas, según manifestó Buscchiazzo que las cotejó.
Entre las refecciones importantes, mencionamos la reposición del
cañizo del Salón de la Jura -que en 1843 había sido reemplazado
por tablazón- con lo que adquirió nuevamente el aspecto original,
el que hoy presenta.
El resto de la sala es íntegramente original de los siglos XVII
y XVIII.En el año 1986 el Distrito
Noroeste elaboró un proyecto de restauración integral de las cubiertas,
que se desarrolló en dos etapas. La primera en 1986, abarcó tres
salas y sectores de galerías. La segunda etapa, en 1993, incluyó
el resto de la Casa, mereciendo especial atención la restauración
de la cubierta del salón histórico, único sector de la Casa original.
Los trabajos consistieron en desmontar el antiguo tejar, recuperando
la mayor cantidad posible de tejas. Estas fueron cuidadosamente
lavadas, quitándoles todo el vestigio de mortero de asientos y musgo.
El techado de cañizo fue renovado en su totalidad, empleándose cañas
seleccionadas, procedentes de fincas cercanas a la ciudad. La estructura
de madera: tirantes, cabriadas y alfajias, fue conservado casi íntegramente,
excepto 30 metros del borde de las galerías que fueron atacadas
por termitas (hormigas), comprometiendo resistencia. |
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Después
de resolver la designación de Pueyrredón como Director Supremo, el Congreso se abocó a debatir sobre el mandato
que tenían los diputados acerca de la Independencia. Así se llegó
al 9 de julio, con la presidencia de Francisco
Narciso de Laprida. Él tuvo el privilegio de preguntar a los
congresales:
"¿QUERÉIS QUE LAS PROVINCIAS DE LA UNIÓN SEAN UNA
NACIÓN LIBRE E INDEPENDIENTE DE LOS REYES DE ESPAÑA Y SU METRÓPOLI... ?"
Todos los diputados
contestaron afirmativamente e inmediatamente se labró el "Acta de
la Emancipación". |
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El 19 de
julio se celebraron dos sesiones. La primera fue pública y en ella
se redactó y aprobó la fórmula del juramento que debían prestar
los diputados.
La segunda sesión fue secreta. En ella, a pedido del diputado por
Buenos Aires Pedro
Medrano, se aceptó que a la Declaración
de la Independencia se le introdujera una modificación en el párrafo
referido a la emancipación. El nuevo párrafo quedó así: " ...una
nación LIBRE e INDEPENDIENTE del rey Fernando VII, sus sucesores
y metrópoli y de toda otra dominación extranjera... ".
La causa de esta declaración adicional se debía a un persistente
rumor que decía que a espaldas de los diputados se estaba gestionando
un protectorado portugués. |
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El Congreso
de Tucumán cerró el ciclo iniciado en mayo de 1810 al proclamar
la independencia de la metrópoli, el monarca español y de toda nación
extranjera. A partir de ese momento, la lucha armada tomó características
de "guerra internacional", porque no se trataba ya de conflictos
internos sino de lograr la independencia de los pueblos hermanos.
A su vez, los congresales de Tucumán tenían por delante una ardua
labor: organizar el país. |
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Una vez
declarada la independencia, los miembros del Congreso se abocaron
a tratar la posibilidad de dictar una Constitución que organizara
al nuevo estado. Hubo distintas posturas, entre las que sobresalieron: Mayoría monárquica:
era la forma de gobierno por la que se inclinaba la mayoría de los
diputados. Esto se entiende, ya que la monarquía era la única forma de gobierno que conocían, por lo que estaban
convencidos de que la monarquía constitucional era lo mejor; a lo
que se sumaba el desprestigio del sistema republicano francés y
el regreso de las monarquías absolutas en Europa. Manuel Belgrano,
que acababa de llegar de Europa, expuso ante los diputados su convencimiento
del sistema monárquico constitucional y aconsejó entronizar a un
descendiente de los Incas,
idea que captó la adhesión de los representantes del Alto Perú. Hubo dos diputados
que con sus posturas firmes lograron retrasar una definición sobre
este tema. Uno Fray Justo Santa María de Oro, que al no tener instrucciones
de su provincia, manifestó su decisión de retirarse del Congreso
si se determinaba una forma de gobierno sin consultar previamente
a los pueblos. El otro fue Tomás
Manuel de Anchorena que impulsó el concepto de "Federación de
Provincias". |
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A principios
de 1817 el Congreso decidió trasladarse a Buenos Aires con el fin
de estar cerca del Director Supremo, Pueyrredón y actuar conjuntamente
frente a los graves acontecimientos. En efecto, las tropas portuguesas
invadieron la Banda Oriental; las tropas del Alto Perú seguían presionando
sobre las fronteras que defendía Güemes mientras crecía el descontento en muchas provincias por el cariz
monárquico que tomaban las deliberaciones en el Congreso. |
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El 16 de marzo de
1816 se envió una misión diplomática a Norteamérica, al frente de
la cual iba Martín Thompson.
Entre las instrucciones impartidas se destaca el artículo cuarto
que decía: "Le pedirá - al gobierno
de Washington - toda clase de auxilios, comprometiéndose a nombre
de este Gobierno a retribuirlos con todas lasa ventajas imaginables
a favor del comercio de ese país..." Y en el artículo quinto
decía: "Expresamente pedirá
dos fragatas, o cuando menos una de guerra, para la protección del
comercio de aquel país e introducir la preponderancia de los norteamericanos
sobre los nacionales o británicos..." Pese a las generosas
promesas la misión fracasó y en enero de 1817, Pueyrredón cesanteó
al comisionado. |
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