Candidaturas
Hipólito Yrigoyen estaba preparado para dejar el cargo, no así el control político sobre el país, viéndose acosado dentro de la propia UCR. Se decidió escoger como candidato a Presidente a un co-fundador del partido, el entonces embajador de Argentina ante Francia, Marcelo Torcuato de Alvear. Proveniente de una familia de terratenientes tradicionales del país, Alvear aplacó los temores de Yrigoyen de perder el control sobre la UCR, riesgo que el propio Yrigoyen previno asegurando la candidatura de su amigo personal y exjefe de la policía de Buenos Aires Elpidio González como compañero de fórmula de Alvear.
La mayoría de los demás partidos opositores siguieron el ejemplo de la UCR y, en lugar de proponer a sus figuras primordiales y líderes como candidatos, escogieron a candidatos más austeros con inclinaciones reformistas. Los conservadores formaron la alianza Concentración Nacional, pero no nominaron al líder Marcelino Ugarte, ex Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, como su candidato a Presidente, sino que se decantaron por Norberto Piñero, abogado de derecho penal.
En 1890, Piñero había logrado una revisión necesaria del Código Penal de la Nación Argentina, un logro previo que sus seguidores esperaban podría, en opinión de los votantes, ser más importante que los vínculos de la Concentración Nacional con la violenta Liga Patriótica Argentina. El Partido Demócrata Progresista, que anteriormente no había conseguido promover una reforma centrista con Lisandro de la Torre, escogió a Carlos Ibarguren, ex Ministro de Educación, como candidato presidencial. Nicolás Repetto, un respetado líder del movimiento cooperativo, fue el candidato del Partido Socialista.
Las elecciones se realizaron en abril de 1922. Alvear se encontraba en París cumpliendo una misión diplomática, llegó a Buenos Aires en agosto y asumió el 12 de octubre de 1922. Su gabinete estuvo formado por hombres críticos de Yrigoyen respecto de su gestión, con excepción de Eufrasio Loza, ministro de Obras Públicas.
Llegó a la presidencia cuando finalizaba la crisis mundial de posguerra, lo cual le permitió mejorar la economía y las finanzas sin mayores contratiempos. Marcelo T. de Alvear nombro su gabinete lo que provocó una mala impresión entre muchos radicales, ya que casi ninguno de los ministros era partidario del expresidente, aunque se trató, en la mayoría de los casos, de personalidades de reconocida capacidad intelectual. Por este motivo comenzó el distanciamiento entre Alvear e Yrigoyen , ciertos nombramientos de ministros resultaron sorpresivos, como fue el caso del almirante Manuel Domecq García, ferviente represor de las manifestaciones en huelga durante el gobierno de Yrigoyen, como así también el nombramiento del general Agustín Justo.
La radio argentina trasmitió la ceremonia del traspaso del mando, y por primera vez en la historia de la Argentina se escuchó la voz de un presidente por radio, su oratoria fue una excepción al paradigma «amigo-enemigo» presente en los discursos políticos de 1916 a 1986.
El domingo siguiente a la asunción, Alvear visitó el Jockey Club. Habían pasado seis años desde que un presidente no asistía allí, pues Yrigoyen se rehusaba a hacerlo. El gabinete de Alvear asistió en pleno a una interpelación en la Cámara de Diputados, cuando los ministros no concurrían por lo menos desde 1919. El 1 de mayo de 1923 Alvear leyó el discurso presidencial, a las 20:00 horas y luego Alvear tomó su auto y manejó hasta el barrio de Constitución a casa de Yrigoyen, quien lo invitó a cenar.
La expansión económica que experimentó la Argentina durante el periodo conocido como república radical (1916-1930), tuvo una expansión promedio anual del 8,1 %. Alvear continuó la política de su antecesor de intervenir federalmente a las provincias opositoras; durante su mandato dispuso diez intervenciones federales, sobre un total de 14 provincias existentes en 1920, intervino siete por decreto, y tres por ley entre ellas: Tucumán (1923), Mendoza (1924), San Juan (1925), dos veces a Santiago del Estero (1924 y 1928), La Rioja (1924 y 1925), Jujuy (1923), Catamarca (1928) y Salta (1928).
Obra de gobierno de la presidencia de Marcelo T. de Alvear
Llegó a la presidencia cuando finalizaba la crisis mundial de posguerra, lo cual le permitió mejorar la economía y las finanzas sin mayores contratiempos. Alvear nombró al entonces coronel Mosconi como director de Yacimientos Petrolíferos Fiscales. Con el apoyo gubernamental este impulsó el crecimiento de YPF con el objetivo de alcanzar el auto abastecimiento, vital para el desarrollo autónomo del país y promovió medidas tendientes a disminuir la competencia de empresas extranjeras. En 1924 se promulgaron los primeros decretos que restringían las concesiones de exploración, delimitaban posibles zonas productivas y fijaban los plazos de vencimiento para efectuar exploraciones.
En materia de obras públicas se inició la construcción de los ministerios de Hacienda, Obras Públicas, Guerra y Marina, el edificio del Banco Nación y las destilerías de petróleo de la Plata. Durante su presidencia y con motivo de la finalización de la guerra se reactivó el flujo de inmigración hacia nuestro país. Desde 1924 a 1929 entraron al país casi dos millones de personas y quedaron radicados en el país 650.000 inmigrantes.
Se sancionaron leyes de previsión social, ellas fueron: la 11371 (año 1924) que reglamentó el trabajo de menores, la 11278 (1925) que reglamentó el pago de salarios. En 1923 se aprobó la ley 11289, que fue un avance hacia la jubilación universal y obligatoria aunque la Unión Industrial consiguió anularla en 1925 aduciendo lo costoso que resultaría a los industriales su aplicación. El movimiento obrero también renegó de ella, no querían que se descontara de sus salarios el 5% correspondiente a los aportes obreros.
Con la llegada de Marcelo Torcuato de Alvear a la presidencia y del general Agustín P. Justo al Ministerio de Guerra, los grupos militares opositores al yrigoyenismo, que comenzaron a llamarse a sí mismos "profesionalistas", ganaron poder e influencia dentro de las fuerzas armadas. Justo aumentó significativamente los gastos militares, para modernizar la fuerza, se instaló la base de submarinos en Mar del Plata y se renovaron unidades de la flota de guerra. La magnitud de estos gastos despertó las críticas de la oposición. También se opusieron algunos oficiales, como el general Luis J. Dellepiane, un antiguo radical. Sin embargo, la modernización siguió su rumbo. En 1925 se realizaron grandes maniobras militares. Bajo la presidencia de Alvear se produjo un fuerte impulso de renovación y modernización de las fuerzas armadas. El 2 de enero de 1923, el general Agustín P Justo, ministro de Guerra , creó la Inspección General del Ejército, que puso bajo el mando del general José Félix Uriburu. Ambos militares se convirtieron en los hombres clave del Ejército.
El nacimiento de la aviación
La aviación comenzó como un deporte de los elegantes y ricos, que compitieron por cruzar el Río de la Plata o la cordillera de los Andes, en globo o en avión, imitando a los extranjeros. Era parte del espíritu atrevido y desenfadado de "los años locos" En 1912 se creó la Escuela de Aviación Militar, por iniciativa de un aviador civil, Jorge Newbery, quien se ofreció para adiestrar a los oficiales y realizó una colecta para comprar los primeros aparatos militares. Poco después, el general Mosconi organizó el Servicio Aeronáutico del Ejército. En 1927, otro aficionado a la aviación, Agustín P. Justo, inauguró la Fábrica Militar de Aviones en Córdoba.
Su periodo de gobierno comenzó justo cuando terminaba la crisis mundial de la posguerra, lo cual permitió mejorar la economía y las finanzas sin mayores contratiempos.
La economía argentina alcanzó durante su gobierno la situación más próspera que jamás haya tenido en su historia: el PIB por habitante para 1928 alcanzó el sexto puesto entre los más altos del mundo, y la renta aumentó en casi 100.000.000 pesos oro. Además, durante tres años el intercambio comercial había sido positivo.
Estas condiciones se dieron fundamentalmente gracias al favorable frente externo: la reactivación posterior a la Primera Guerra Mundial produjo que los países europeos compraran las cosechas argentinas. Por ello, el gobierno de Alvear se centró en las políticas agroexportadoras, sobre todo en carnes y cereales. Hubo un gran crecimiento en las áreas sembradas con cereales, especialmente en la pampa húmeda.
Para 1925, Argentina cubría el 72 % de la exportación mundial de lino, el 66 % del maíz, el 50 % de la carne, el 32 % de la avena y el 20 % del trigo y harina. También aumentaron exponencialmente aquellos cultivos industriales como el algodón, que pasó de 2000 hectáreas en 1914, a 122.000 en 1930. Además, creció el área sembrada de yerba mate, maní, arroz, vid, caña de azúcar y tabaco.
Por otro lado, el gasto público total ascendió del 8,5 % en 1920, al 13 % en 1929, con lo que el déficit de la administración nacional llegó a superar el 4 % del producto bruto. Pese a los favorables indicadores económicos, su gestión despertó críticas entre los yrigoyenistas, quienes pensaban que Alvear no seguía el legado de Yrigoyen, al no intentar restituir aquellas tierras fiscales ocupadas al Estado nacional, o al no nacionalizar el petróleo
El 23 de diciembre de 1925 entró en funcionamiento la gran refinería fiscal ubicada en La Plata.
El coronel Enrique Mosconi fue seleccionado Director de la empresa, y durante los ocho años en que permaneció al frente, llevó la empresa estatal a un progreso y continuo desarrollo extraordinario. La deuda pública externa creció notoriamente en comparación a la gestión radical anterior; para 1928 había llegado a los 1.763.000.000 de pesos por imperativo de los empréstitos estadounidenses contraídos durante el lustro alvearista.
El ministro de Hacienda Rafael Herrera Vegas presentó un proyecto de ley para promover la producción industrial local, mediante la subida de un 25 % de todos los aranceles aduaneros. El proyecto logró ser aprobado, aunque no estuvo exento de la oposición de legisladores liberales. El ministro había intentado sin éxito elaborar una ley para crear un impuesto sobre la renta de carácter provisorio. Tras la renuncia de Herrera Vegas lo sucedió Víctor M. Molina, quien también fracasó en un nuevo intento de poner el impuesto a la renta. No obstante, llevó adelante una política librecambista, abiertamente liberal. Este giro político sería una de las causas de la división de la Unión Cívica Radical entre yrigoyenistas y antipersonalistas. En 1927 Molina decidió reabrir la caja de conversión que había estado cerrada desde 1914.
La caja se había beneficiado con aportes de oro en lingotes y monedas que fueron llevando hasta el 80 % la reserva aurífera, que según la Ley debía respaldar el dinero circulante en una proporción del 44 %. Pero ante la remota posibilidad de una corrida bancaria, Molina envió un telegrama a la Banca Morgan en Estados Unidos para consultar con que crédito podía contar la Argentina en caso de necesitar reforzar sus reservas, la respuesta de la banca fue: unlimited, el hijo de Molina ha dicho que cuando el ministro le enseño la respuesta al Presidente, ambos se confundieron en un abrazo y lagrimearon.
El ministro de Agricultura Tomás Le Breton dio un gran impulso a la investigación científica aplicada a la producción agraria. Fue especialmente importante la contratación de especialistas extranjeros como Thomas Bregger y William Backhouse para el mejoramiento genético del trigo y el maíz en Pergamino. Asimismo fue decisiva su acción para promover el cultivo del algodón en el Chaco.
Además del crecimiento en el agro, también se propagó —aunque en menor medida— el desarrollo industrial, instalándose en 1922 la primera planta de producción automotriz Ford de Latinoamérica, con una inversión de 240.000 dólares para la construcción de la misma. Tan solo un año después, la estatal YPF instaló el primer surtidor de nafta, en la esquina de Bartolomé Mitre y Rosales, en la ciudad de Buenos Aires. En 1925 salió a la venta el popular Ford T; a los dos años la producción llegó a las 100.000 unidades.
En 1923 Hampton y Watson alquilaron un galpón en la calle Garay, y al año siguiente comenzaron a producirse las primeras unidades del automóvil Doble Phaeton de la General Motors Argentina. Durante la gestión de Alvear fue muy notable el crecimiento del parque automotor, tanto por la fabricación de los automotores como por su importación: en 1920 había en Argentina 48.000 automotores, un promedio de 187 habitantes por automotor; para 1930 había aumentado a 435.822 unidades, a un promedio de 27,6 habitantes por automotor. Ejemplo del crecimiento automotriz fue la producción de Ford: la empresa logró vender en sus primeros nueve meses 6663 unidades.
A partir del año 1925 se registró un grandísimo aumento en las inversiones extranjeras provenientes de los Estados Unidos, realizadas a través de las empresas relacionadas con la industria frigorífica, con las organizaciones de distribución y producción de energía, y de bienes de consumo. Esta «invasión» repentina de capitales estadounidenses provocó una competencia con los capitales provenientes del Reino Unido. Aquella rivalidad se vio reflejada en áreas tales como los transportes, ya que los productos automotores exportados de Estados Unidos competían con los ferrocarriles ingleses. Pero también se agudizó la competencia con empresas frigoríficas vinculadas con estos dos países. Estos conflictos llevaron al deterioro de las relaciones con los ingleses.
En el tiempo en que Alvear asumió la presidencia, existía en el país una crisis en el sector ganadero, ya que las carnes congeladas que producía Argentina no servían para una economía de guerra, de modo que en años anteriores las exportaciones de carne congelada habían mermado. Los criadores que tenían ganado en exceso tuvieron que vender sus animales a precios bajos, por lo que se vieron obligados a pedir en 1921 protección por parte del gobierno argentino hacia los manejos de los trusts de la carne y ante ello, el gobierno sancionó en 1923 las leyes Nº 11.226, Nº 11.227 y Nº 11.228: la primera establecía un régimen de control del comercio de carnes; la segunda fijaba los precios mínimos y máximos para la venta; y la tercera instauró un régimen de control para las transacciones comerciales de ganado vacuno para evitar los vales, comunes en el interior. Se creó así un frigorífico estatal, años más tarde bautizado con el nombre de Lisandro de la Torre. Se procuró evitar las especulaciones, y establecer formas de comercialización y control asegurando con ello el abastecimiento a precios razonables.
General Enrique Mosconi e impulsor de YPF
El 16 de octubre de 1922, durante la presidencia de Marcelo T. de Alvear, Mosconi fue nombrado Director General de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), cargo que ocuparía durante ocho años, dedicando grandes esfuerzos para incrementar la exploración y desarrollo de la extracción de petróleo. YPF recibió un monto indicial de 8 millones de pesos de parte del Gobierno Nacional, y desde ese momento fue autosuficiente, financiándose a sí misma con las ganancias provenientes de la extracción de petróleo y, por supuesto, sin préstamos ni inversiones extranjeras.
El 18 de septiembre de 1924 se reunió el Comité Central de la UCR y entonces la disidencia explotó de manera categórica y se creó la Unión Cívica Radical Antipersonalista liderada por Leopoldo Melo y Vicente Gallo, acompañados entre otros por Tomás Le Breton, José P. Tamborini, José C. Crotto, los principistas de Entre Ríos encabezados por Miguel Laurencena, y el futuro presidente de la Nación Roberto M. Ortiz. El lencinismo de Mendoza y el bloquismo de San Juan, también se sumaron al radicalismo antipersonalista aunque sin perder identidad. Marcelo T. de Alvear apoyó a los antipersonalistas, sin embargo, nunca llegó a sumarse abiertamente, y cuando en 1926 el sector intentó intervenir la provincia de Buenos Aires para afectar las posibilidades electorales del yrigoyenismo, Alvear lo impidió, afectando seriamente al antipersonalismo
Cuando Marcelo T. de Alvear sucedió en la presidencia a Hipólito Yrigoyen, se planteó un fuerte enfrentamiento entre los dos líderes radicales que agudizó la división interna de la Unión Cívica Radical. Muchos radicales antipersonalistas, como Vicente Gallo, Roberto M. Ortiz, y Tomás Le Breton, fueron ministros de Alvear.
Por decreto del 18 de julio se le dio el nombre de Fábrica Militar de Aviones a la empresa que se llamaba Fábrica Nacional de Aviones. Ante la importancia adquirida por la aviación militar,un decreto del Poder Ejecutivo había ya creado la Dirección General de Aeronáutica. Simultáneamente, se creó en Córdoba la Fábrica Militar de Aviones,ya que si bien se fabricaban aeroplanos desde los inicios de la aviación en nuestro país, tales como los Castaibert o los Mira, y desde 1916 existía un taller en la escuela que no sólo reparaba, sino que llegó a construir máquinas, la fabricación no estaba racionalizada ni regulada. Es por ello que este decreto del Poder Ejecutivo creó la fábrica y encargó la dirección de la misma a los ingenieros Domingo Salvá y Franciscode Arteaga. El 2 de enero habían ya comenzado los trabajosde construcción de la primera fábrica militar de aviones de América del Sur.
Planta de Ford en La Boca
La planta de Ford en La Boca, produce el armado de las unidades Ford “T”, el modelo es producido con la línea de montaje móvil, una innovación que dio origen a un nuevo sistema de producción: el fordismo, que se constituyó como el nuevo paradigma de la producción industrial del siglo XX, en tanto permitía producir más unidades de mayor calidad, en menos tiempo, disminuyendo los costos, aumentando las ventas, mejorando los beneficios para los operarios y aumentando el empleo.El crecimiento automotriz fue la producción de Ford: la empresa logró vender en sus primeros nueve meses 6663 unidades.
Si bien hubo menos conflictos y apuros en comparación al gobierno anterior, durante los seis años de Alvear se declararon 519 huelgas, también ocurrió la masacre de Napalpí, perpetrada por policías del Chaco y milicias civiles, donde se produjo la matanza de 200 indígenas de las etnias qom y mocoví a manos de la policía chaqueña y grupos de estancieros, acaecida el 19 de julio de 1924 en la Colonia Aborigen Napalpí.
El gobierno adoptó varias medidas de previsión social, como la sanción de la ley n.º 11 289 en 1923, que creaba varias cajas de previsión social; aunque significó un avance hacia la jubilación universal y obligatoria, la Unión Industrial conseguiría anularla más tarde en 1926, argumentando que sería muy costoso mantenerla. El movimiento obrero también se quejó de ella, ya que no querían que se descontara de sus salarios el 5 % correspondiente a los aportes obreros. La ley n.º 11.317, sancionada en 1924, reglamentó el trabajo de mujeres y menores en la Capital Federal y en los territorios nacionales; Pablo Troncoso destacó que el artículo 23 de dicha ley facultaba a las sociedades gremiales a denunciar y acusar criminalmente cualquier infracción a sus disposiciones.
La ley que declaraba feriado el Primero de Mayo, enviada al Congreso por el Poder Ejecutivo en 1924, no recibió sanción legislativa en 1926. El texto decía que era «deber de los poderes públicos propender a que fuese ese día sereno y auspicioso, de solidaridad social y paz espiritual», bajo la forma de Día del Trabajo reconocido por el Estado. Tal fecha enlazaba la conmemoración obrera con la fecha de sanción de la Constitución de 1853. En 1926 una comisión encabezada por el socialista Mario Bravo logró elaborar y sancionar la ley Nº 11.388, llamada Régimen Legal de las Sociedades Cooperativas, cuyo segundo artículo expresaba los principios de asociación libre y voluntaria, fomento de la educación y eludir privilegios para los fundadores de las mismas. Casi paralelamente se promulgó la ley Nº 11 380, llamada de «fomento cooperativo», la cual autorizaba al Banco de la Nación Argentina como al Hipotecario a gestionar créditos a las entidades cooperativas, además de liberar a estas sociedades de aquellos impuestos nacionales de papel sellado, como también del valor de los edificios e instalaciones, y de patentes. Las dos normas significaron un apoyo para el desarrollo de las cooperativas agrarias.
También se sancionaron leyes previsionales como la jubilación para los bancarios (ley Nº 11 232) y maestros primarios (ley Nº 11 312); la ya mencionada leyNº 11 289, que creaba la Caja de Previsión Social para jubilaciones a empleados y obreros; la ley Nº 11.275, de identificación de mercancías de industria argentina; con la ley Nº 11.278 se reglamentó el pago de sueldos en moneda nacional, para evitar el uso de vales de cambio; gracias a la ley Nº 11.287 se estableció el impuesto a la herencia que produjo una mayor redistribución, y sirvió para reforzar la educación popular.
En el año 1924 se aumentó la jubilación de los maestros, ya que la anterior se consideró muy baja. Se reguló el cierre de los comercios a las 20:00 h. Sin embargo, el gobierno prácticamente atenuó el proceso de la reforma universitaria, cuando intervino las Universidades de La Plata y del Litoral, además de sancionar un estatuto antirreformista para la Universidad de Buenos Aires.
Durante su presidencia, y con motivo de la finalización de la guerra, se reactivó el flujo inmigratorio hacia la Argentina. Desde 1924 a 1929 entraron al país 2 012 728 personas, de las cuales quedaron radicadas en el país 638 651.
La primera Feria del Libro en Argentina tuvo lugar en Buenos Aires, en septiembre del año 1928. En la foto se encuentra Alvear con sus ministros Roberto Marcelino Ortiz y José Tamborini, recorriendo en el día de la inauguración.
La crisis en la industria azucarera tucumana desembocó en una huelga por parte de los cañeros —amparados por la Federación Agraria Argentina— a la que se sumaron los obreros de los ingenios, que además incluyó el asalto a trenes de carga, cañaverales e instalaciones industriales. Al año siguiente, Alvear intervino a través de un laudo, que estableció un precio promedio de venta de la caña al ingenio, e instituyó un organismo provincial para resolver los conflictos de allí en adelante; a esto se lo conoció como el «laudo Alvear». El resultado fue apreciado como abiertamente favorable para los cañeros. Durante sus giras políticas en la década de 1930, tomaría esta política como ejemplo de justicia social.
En 1924 fue sancionada una ley que extendía la jubilación a amplios sectores de trabajadores, pero Alvear la vetó, hecho que provocó grandes huelgas y protestas obreras. En abril de ese año la Unión Sindical Argentina (U.S.A.), organizó una huelga general, pero como no había sido apoyada por los anarquistas ni por los socialistas, la huelga se canceló.
Con el radicalismo dividido, el sector yrigoyenista logró triunfar en los distritos más importantes en las elecciones de diputados nacionales de 1926, pero el gobierno logró mantener su iniciativa, y el Congreso pudo sancionar con éxito varias leyes. Entre ellas se encontraban: la ley Nº 11 338, que prohibía el trabajo nocturno en las panaderías; la ley Nº 11.357 de reconocimiento de los derechos civiles de las mujeres; la que dejaba sin efecto la reglamentación sobre jubilaciones (expresada anteriormente); la que regulaba la actividad de las sociedades cooperativas; la que destinaba una importante suma para renovar el armamento naval; y la que disponía un nuevo enrolamiento general y el Registro Electoral. Además, en 1924 surgió la reglamentación conocida como «profilaxis de la lepra», con la cual se crearon colonias de leprosos en Formosa, Corrientes y Chaco, con la finalidad de atender a las personas que padecieran esta enfermedad, evitando así una epidemia.
El legislador radical Leopoldo Bard llevó a la Cámara de Diputados un proyecto de ideas similares a otras que habían sido presentadas en el pasado por el Partido Socialista en materia de derechos civiles para las mujeres. Se trató de una de las iniciativas más importantes llevadas a cabo con éxito, después haber intentado sancionar legislaciones similares durante décadas pasadas. En el primer artículo se declaró abolida la imposibilidad de la mujer casada de poder tener los mismos derechos civiles que su marido (aunque el sufragio femenino no llegase para ellas hasta 1952). Dos semanas después, los socialistas Juan B. Justo y Mario Bravo presentaron una iniciativa bajo el título de «Derechos civiles de la mujer soltera, divorciada o viuda». Al existir dos normas parecidas en circulación, el Congreso creó una Comisión Especial para estudiar ambas legislaciones y presentar un único texto. Así, durante la sesión del 14 de septiembre de 1926, el proyecto resultante de dicha comisión se convirtió en la ley Nº 11357 conocida como «Ley de ampliación de los derechos de la mujer»
Intervenciones políticas
En el aspecto político se intervinieron por leyes del Congreso las provincias de Tucumán, Mendoza y San Juan y por decreto presidencial el de Jujuy, Santiago del Estero, La Rioja, Catamarca y Salta.
Tuvo inconvenientes con el Vaticano en torno al nombramiento del arzobispo de Buenos Aires. En 1923 murió Monseñor Espinosa, el gobierno ejerciendo el Derecho de Patronato indicó su preferencia por Monseñor de Andrea a la sucesión. El Vaticano se mostró disconforme con el nombramiento. Los problemas continuaron hasta 1926 cuando un nuevo nuncio apostólico, Felipe Cortesi, solucionó la cuestión. En agosto de 1927 se creó la Caja de Conversión permitiendo la instalación del Patrón de Oro, para beneplácito de las bancas internacionales y de la opinión general.
La balanza comercial fue favorable. No se estimuló el desarrollo industrial aunque aumentaron las inversiones extranjeras,alemanas y norteamericanas estableciéndose la Standard Oíl, Standard Electric, Westinhouse y general Motors entre otras.
Luego de la superproducción cañera de 1926 derivó en una parálisis cañero industrial total en 1927, esto obligo a la intervención del Presidente de la Nación Marcelo T. de Alvear y generando la creación de una Cámara Gremial provincial para el manejo de los conflictos
Ángel Gallardo fue ingeniero civil, doctor en Ciencias Naturales y político argentino. Estuvo a cargo de la Presidencia del Consejo Nacional de Educación, del Ministerio de Relaciones Exteriores y del Rectorado de la Universidad de Buenos Aires. Fue objeto de distinción por parte de entidades científicas de su país y extranjeras
Entre las primeras acciones del gobierno de Alvear fue nombrar al general Enrique Mosconi como director general de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF). Mosconi impulsó con el apoyo gubernamental el crecimiento de YPF, con el objetivo de alcanzar el autoabastecimiento de petróleo, vital para el desarrollo autónomo del país, y promovió medidas tendientes a disminuir la competencia entre YPF y las empresas extranjeras. Logró la construcción del Complejo Industrial La Plata, estrenada para la refinación del petróleo en 1925, lo que independizó al país de la compra de naftas. Cinco meses después de su habilitación comenzó la producción de nafta para aviones. Esta planta industrial fue la décima destilería más grande del mundo.
El vocal del directorio de YPF, Carlos Madariaga, solventó con dinero de su propia fortuna algunas obras para la petrolera estatal durante la presidencia de Alvear. Gracias a ello, mientras en 1922 la producción de naftas era inexistente, en 1928 YPF logró vender 100.000.000 de litros de ese combustible, además de 25.000.000 de litros de queroseno. La Standard Oil logró en 1925 obtener concesiones por parte del conservadurismo en la provincia de Salta, pero el gobernador yrigoyenista Julio Cornejo las anuló en 1928. Gracias a los citados decretos promulgados en 1924, el gobierno fue restringiendo las concesiones de explotación que tenían las compañías privadas, y simultáneamente se fueron delimitando extensas áreas con reservas petrolíferas para ser explotadas por el ente nacional que dirigía Mosconi. Varios legisladores, en su mayoría radicales yrigoyenistas, pensaban que el petróleo debía nacionalizarse, y por ello se debía establecer un monopolio estatal para su explotación. Finalmente la nacionalización del petróleo fue votada por yrigoyenistas, antipersonalistas, socialistas, socialistas independientes e incluso ciertos sectores conservadores. En 1929, casi al final de la segunda presidencia de Yrigoyen, las empresas privadas que producían petróleo eran la Compañía Ferrocarrilera y la Anglo-Persian Oil Company, ambas de capital inglés; la Standard Oil de capital estadounidense; Astra, de capital alemán y argentino; y la Royal Dutch, de capital neerlandés. YPF producía prácticamente la misma cantidad de petróleo que todas las empresas juntas citadas anteriormente.
Mosconi logró durante sus ocho años de gestión casi triplicar la producción de petróleo, de 348.88 metros cúbicos en 1922, a 872.171 metros cúbicos en 1929. La petrolera estatal YPF inauguró el primer surtidor de queroseno el 22 de febrero de 1923 en Buenos Aires; tres meses más tarde se instalaron otros seis más. El 20 de junio se construyó en Mitre y la Avenida Rosales el primer surtidor de nafta para vehículos, fabricado por el industrial Torcuato Di Tella tras consultárselo a su amigo, el general Mosconi. YPF llegó a tener cincuenta mil empleados. Tanto el petróleo como el autoabastecimiento, se convirtieron en temas de campaña durante el año 1928, cuando comenzó la explotación del petróleo en la provincia de Salta; en 1933 se descubriría petróleo en Tranquitas, en la misma provincia.
Alvear junto al presidente chileno Arturo Alessandri Palma sobre un carruaje, rodeados de público. Durante la gestión de Alvear se firmaron acuerdos fronterizos con Bolivia. Se intentó cancelar la deuda que tenía Paraguay con Argentina por la Guerra de la Triple Alianza. También se intentó implementar un programa de limitación de tonelaje para los barcos de guerra junto a Chile.
El 30 de octubre de 1922 se firmó entre el embajador argentino Horacio Carrillo y el canciller boliviano Severo Fernández Alonso un acta en donde se acordó revisar el tratado de 1889 para modificar la frontera entre ambos países. En 1924 asumió Román Paz su cargo como nuevo canciller de Bolivia, por lo que se tuvo que acordar de nuevo la revisión del tratado entre la autoridad boliviana y Carrillo. Paz propuso que la ciudad de Los Toldos permaneciera en el dominio boliviano. Esta discusión duró todo el año 1924, hasta que se pudo llegar a un acuerdo con el nuevo canciller boliviano en el cargo, Eduardo Díez de Medina, quien no pretendía mayores cambios en el límite. El presidente de Bolivia aceptó modificar alguna línea limítrofe con tal de compensar a Argentina y sellar el acuerdo. El tratado Carrillo-Díez de Medina fue firmado el 9 de julio de 1925 y cedió la localidad de Yacuiba a Bolivia.
El Gobierno decidió a partir de 1922 rechazar la correspondencia postal telefónica y telegráfica desde y hacia las islas Malvinas con el fin de añadir presión concreta al reclamo diplomático sobre el archipiélago que estaba siendo ocupado por los ingleses. El gobierno de las islas intentó paliar la acción argentina mediante la contratación de vapores montevideanos, y la protesta británica no tardó en llegar. Buenos Aires respondió alegando que la medida no era oficial, sino que se trataba de iniciativas a título personal de los funcionarios. En todo caso, para marzo de 1928 se volvieron a restablecer plenamente las comunicaciones con las islas, después de haberse hecho la aclaración de que la reanudación del servicio de ninguna manera implicaba renunciar al derecho argentino de reclamarlas.
Así, y sin que se hiciera ninguna concesión con la reanudación de esas comunicaciones, Alvear prosiguió con su reclamo ante la Unión Postal Universal sobre las Islas Malvinas, las Orcadas del Sur y las Georgias del Sur como parte integral del territorio de la República:
(...) cumple a esta Cancillería manifestar que si bien es exacto que desde 1833 esas islas han estado bajo ocupación británica, no lo es menos que desde esa fecha y en diversas oportunidades el Gobierno Argentino ha protestado por dicha ocupación y por el acto originario que la determinó.
En 1923 falleció el arzobispo de Buenos Aires, monseñor Mariano A. Espinosa, y para su reemplazo, el Senado eligió una terna, y de ella el presidente escogió a monseñor Miguel De Andrea para proponerlo al papa. El Vaticano —presionado por sectores católicos argentinos conservadores que consideraban a Miguel De Andrea como muy liberal y cercano a los sectores obreros— no lo aceptó, y Alvear insistió con su postulación. El conflicto se hizo público y la opinión se dividió entre los que apoyaban al presidente y Miguel De Andrea, y los que concordaban con la posición del Vaticano. El nuncio Giovanni Beda Cardinale anunció el nombramiento de Juan Agustín Boneo como administrador de la sede vacante del arzobispado, pero Alvear se opuso a la designación y la Corte Suprema de Justicia declaró la ilegalidad de ese nombramiento. El ministro de Relaciones Exteriores Ángel Gallardo, propuso como solución el retiro de la candidatura de monseñor De Andrea, la renuncia del nuncio Cardinale y la designación como sucesor de Espinosa del obispo José María Bottaro, un candidato aceptado tanto por Alvear como por el Vaticano.
Durante la V Conferencia Panamericana reunida en Santiago de Chile en 1923, el país anfitrión propuso a la Argentina limitar el armamentismo de ambos países. La delegación chilena aceptó una primera propuesta de los Estados Unidos del Brasil, que consistía en un límite de 80.000 toneladas para los barcos de guerra, pero Argentina la rechazó y respondió con una contrapropuesta de 55.000 toneladas como tope para las naves bélicas. Esta nueva propuesta tampoco llegó a prosperar, y por ello las relaciones diplomáticas con Chile se enfriaron durante la corta administración del presidente chileno Emiliano Figueroa. Además, Chile se rearmó militarmente en 1926, como respuesta a lo propio que había hecho Argentina en 1924. Hubo otro intento chileno de desarme por parte del nuevo presidente, coronel Carlos Ibáñez del Campo, pero también fue rechazado por Argentina.
Se enviaron al Congreso varios proyectos para eliminar la deuda pública que Paraguay tenía con Argentina, consecuencia de la guerra de la Triple Alianza. El primero, de 1922, no tuvo sanción; en 1925 se debatió el proyecto presentado por el diputado Guillermo Sullivan, y en 1928 el presentado por Leopoldo Bard, pero ninguno prosperó. El 6 de agosto de 1924 se realizaron festejos y agasajos oficiales con motivo de la visita al país del príncipe heredero del trono de Italia, Humberto de Saboya. Alvear entregó condecoraciones al futuro rey y le invitó a asistir a un desfile de 25 000 niños de escuelas públicas argentinas en la plaza del Congreso.
Con motivo del Centenario de la batalla de Ayacucho, en 1924 el gobierno argentino envió a Perú una delegación integrada por el ministro de guerra, general Agustín P. Justo, junto a otras personalidades, entre las cuales se encontraba el poeta Leopoldo Lugones. El 24 de marzo de 1925 llegaron a la Argentina —en el marco de una gira realizada también por Brasil y Uruguay— el científico Albert Einstein y su esposa Elsa para hospedarse en el país durante exactamente un mes. Fue un hecho destacable que Einstein viajase durante aquel periodo a la Argentina, ya que con su visita certificó el buen estado que el país atravesaba en ese momento. El científico, mundialmente conocido por su teoría de la relatividad, llegó a entrevistarse con el presidente argentino. Había llegado por una invitación de la Universidad de Buenos Aires y la Sociedad Hebraica Argentina, y durante su estadía brindó doce conferencias, la gran mayoría para explicar su nueva teoría.
Alvear se entrevistó en 1925 con el presidente de Chile Arturo Alessandri; y el 17 de agosto arribó a Argentina el príncipe de Gales, Eduardo de Windsor, heredero de la corona británica. A raíz de la visita de este y del maharajá de Kapurthala, Alvear organizó una excursión a Huetel (en el partido de 25 de Mayo, provincia de Buenos Aires), a la estancia de Concepción Unzué de Casares (una suerte de palacio al estilo de la Francia de Luis XIII) en la pampa argentina, en donde escucharon cantar a Carlos Gardel. Las visitas del príncipe de Gales, el maharajá de Kapurthala y el príncipe Humberto de Saboya produjeron un sobrepaso en los gastos previstos para los acontecimientos, cuyo monto total fue alrededor de 500.000 pesos. El ministro Víctor Molina le comunicó al presidente que se habían pasado en el monto y propuso pasar el gasto a rentas generales, pero Alvear decidió hacerse cargo del pago del medio millón de pesos, para lo cual contó con el loteo y venta de parte de sus tierras heredadas en Don Torcuato.
El presidente intentó reincorporar al país a la Sociedad de las Naciones durante la VI Conferencia Panamericana acontecida en La Habana, pero no se llegó a aprobar en el Congreso el Pacto Constitutivo. Logró mediar ante un posible conflicto entre Paraguay y Bolivia, gracias a una reunión de delegados de ambas naciones llevada a cabo en Buenos Aires el 29 de septiembre de 1927. El 31 de agosto de 1928, el gobierno anunció que no reanudaría relaciones diplomáticas con Rusia, bajo el régimen de la Unión Soviética.
El presidente de YPF Enrique Mosconi recorre con el presidente Marcelo T de Alvear y a otras autoridades nacionales y provinciales durante la inauguración de la destilería de La Plata, el 23 de diciembre 1925.
Caricatura del Gral. Enrique Mosconi “domando las empresas petroleras extranjera alumbrado por Yrigoyen”. Autor: Carmona Oliva.
La Cámara de Diputados sanciona por amplia mayoría (79 votos a 17), el proyecto de ley enviado por el Presidente Dr. Hipólito Yrigoyen sobre la expropiación de todas las explotaciones de petróleo y la caducidad de las concesiones a particulares. El proyecto fue inspirado por el Director General de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), el General Ing. Enrique Mosconi, un convencido de la estatización absoluta de la producción petrolera. La ley aún debía ser aprobada por el Senado de la Nación.
Miguel de Andrea figuraba primero en la terna preparada por el Senado de la Nación para el arzobispado de Buenos Aires. No obstante ello, fue designado como Ministro Plenipotenciario del Gobierno Argentino ante la Santa Sede.Durante la década del 20 participará de la formación del grupo parapolicial de derecha Liga Patriótica Argentina junto con Joaquín Samuel de Anchorena, Dardo Rocha, el general Luis Dellepiane, Estanislao Zeballos, Luis Agote, Francisco P. Moreno, Ángel Gallardo, Jorge Mitre, Carlos Tornquist, Monseñor Napal, Miguel Martínez de Hoz, Julio A. Roca (hijo). Cuando en noviembre de 1920 se desató la huelga general de peones rurales en la provincia de Santa Cruz, hecho popularmente conocido como la Patagonia Rebelde, la Liga se alistó para frenar el paro, la patronal comienza una serie de represalias contra los participantes de las huelgas con refuerzos parapoliciales integrados por miembros de la Liga. La Liga Patriótica tuvo una actuación destacada en el conflicto que finalizó en enero de 1922, con un saldo de 1.500 trabajadores muertos.
Alvear con el príncipe del Piamonte, Humberto de Savoia, agosto de 1924. (Archivo General de la Nación.)
Albert Einstein, José Arce y Ángel Gallardo, durante una conferencia en el Colegio Nacional de Buenos Aires en el año 1925.
Eduardo de Windsor, príncipe de Gales, con Alvear, Francis Beilby Alston, Agustín P. Justo y José F. Uriburu, durante una visita al Colegio Militar, agosto de 1925. (Archivo General de la Nación.)
El ministro de guerra Agustín Pedro Justo aumentó los gastos en equipamientos de guerra para modernizar las Fuerzas Armadas; entre otras cosas compró quinientos cañones Schneider de 155 mm.
El ministro de marina Manuel Domecq García fue autor del anteproyecto de formación de la Marina Mercante argentina de ultramar y de la remodelación del puerto de Quequén, también por iniciativa de Domecq se instaló la base de submarinos en Mar del Plata y se renovaron las unidades de la flota argentina.
Tanto el presidente Alvear como el almirante Domecq alentaron la construcción de submarinos en el país, años después en la dictadura del Proceso de organización Nacional en la dictadura de Jorge Rafael Videla en 1977 se funda por iniciativa de la Armada Argentina una sociedad anónima con participación estatal mayoritaria, cuyo accionista principal fue el Ministerio de Defensa de la Nación y el accionista minoritario fue Thyssen Nordseewerke GmbH , de Emden en la antigua República Federal Alemana, así se creó el Astillero Ministro Manuel Domecq García S.A., su nombre es en honor al Almirante argentino precursor de la formación del arma submarina de nuestra Armada, el astillero se encuentra actualmente en la costanera sur de la ciudad de Buenos Aires.
Por medio de la ley secreta Nº 11.266 sancionada en 1923 se ordenaba la compra de material de artillería antiaérea y municiones por un valor de 33.000.000 de pesos, mientras que se establecía desembolsar 19.000.000 para lo relativo a equipamiento de infantería, como armas portátiles y elementos protectores contra gases; adquirir equipamiento de radiocomunicaciones y teléfonos para todas las armas y servicios a un valor de 10.000.000; conseguir vehículos especiales para alimentación por un valor de 25.000.000, y a su vez emplear ese monto para fomentar la industria aeronáutica; comprar material de aviación e instalar talleres por un valor de 15.000.000; destinar 25.000.000 para construir altos hornos, fábricas de pólvora, municiones, gases, y modernizar material de guerra existente; y finalmente, invertir 20.000.000 a la organización y sanidad del ejército. Por un decreto firmado por el presidente en 1923 se cambió el nombre del Puerto Militar de Bahía Blanca a Puerto Belgrano, en honor al creador de la bandera argentina.
En 1924 se fundó la Escuela de Mecánica de la Armada. El predio había sido cedido por el Concejo Deliberante de la Ciudad de Buenos Aires al Ministerio de Marina y allí había funcionado años atrás el Aeropuerto Rivadavia. El 12 de octubre de 1928 se inauguró el complejo de edificios principal.
En octubre del año 1927 se construyó la Fábrica Militar de Aviones en Córdoba. Esta fue la primera fábrica de alta tecnología en Argentina, sin embargo, estos gastos en equipamiento militar despertaron muchas críticas por parte de la oposición.
Durante esta gestión se construyeron una gran cantidad de monumentos y obras públicas y privadas; a diferencia de su antecesor, Alvear siempre procuró estar presente en las ceremonias, inauguraciones y en toda clase de eventos sociales. En materia de obras públicas se inició la construcción del Ministerio de Hacienda, de Obras Públicas, de Guerra y Marina y el edificio del Banco Nación en Plaza de Mayo. Fomentó también la cultura, con la construcción de teatros, museos y varias instituciones artísticas. Según varios historiadores, se inauguraron más obras públicas durante su gestión que durante la de cualquiera de sus antecesores, y se celebraron tantas ceremonias oficiales con la participación del Jefe de Estado como nunca antes se había visto.
En 1923 se inauguró el Museo de Luján. En la ciudad de Buenos Aires el intendente Carlos Noel tuvo un destacado mandato; entre sus obras realizadas figuraron la finalización del paseo de la Costanera Sur, la construcción de hornos para la incineración de basura y la compra de la finca de Lezica para construir el parque Rivadavia. Noel también mandó asfaltar muchas calles de la ciudad.
En 1923 el presidente envió al Congreso Nacional un proyecto para formar una delegación nacional que participase de los Juegos Olímpicos de París 1924 pero la iniciativa no prosperó. El 31 de diciembre de ese año se firmó un decreto creando el Comité Olímpico Argentino y así se resolvió la concurrencia de Argentina a los Juegos Olímpicos, contándose para solventar los gastos con 250.000 pesos provenientes de una cuantía no cobrada en la Lotería Nacional, con base en la ley 11.067. De esta forma, se produjo en 1924 la primera participación oficial en unos Juegos Olímpicos por parte de Argentina. Alvear resolvió, ante la diferencia que había entre la hora que proporcionaban a la población y la que usaban las distintas oficinas públicas e iglesias, establecer por decreto, en 1923, la hora oficial, que debía ser dictaminada por el Observatorio Naval.
En 1925 se inauguró la bajada de la calle Maipú y el Paseo de Julio, además de un monumento en conmemoración a Leandro N. Alem. En este acto fue una de las pocas ocasiones en que aparecieron juntos Alvear e Hipólito Yrigoyen que, de hecho, se habían separado en distintas líneas del radicalismo.
Alvear fue desde su juventud un admirador de la cultura y de las artes, y durante su gestión de gobierno se crearon varias instituciones para la propagación de las mismas. En 1925 se creó el Conservatorio Nacional de Música y Declamación, y por medio de un decreto se fundó el Departamento de Artes Musicales y Sonoras en 1924. Se crearon además los cuerpos estables del coro, orquesta y ballet para el Teatro Colón.
Por iniciativa de su esposa, Regina Pacini , y motivada por los recuerdos de los tiempos difíciles que tuvieron que pasar sus padres, se le ocurrió fundar una institución que los protegiera. Debatió sobre la idea con Enrique García Velloso y Angelina Pagano entres otros, y llamó a empresarios teatrales y artistas. El 30 de diciembre de 1927, el Concejo Deliberante cedió la concesión de un solar por cincuenta años ubicado en Santa Fe al 1200, mientras que el Teatro Colón dio funciones especiales para recaudar fondos; en la velada celebrada en el Colón cantaron Beniamino Gigli y Claudia Muzzio. Así se dio nacimiento a la Casa del Teatro y de forma similar por iniciativa de Pacini , Alvear autorizó por decreto la creación de la Radio Municipal 710 KHz, dedicada a trasmisión oficialmente la temporada de óperas y conciertos desde el Teatro Colón, para que la gente que no podía asistir al teatro pudiese escuchar música clásica. La primera transmisión fue el 23 de mayo y se irradió la ópera Rigoletto de Giuseppe Verdi.
El 2 de agosto de 1924 el presidente creó una comisión constituida por Floro Ugarte, Carlos López Buchardo y José André para componer una versión oficial del Himno Nacional. Gracias al hallazgo de una partitura en el Museo Histórico Nacional atribuida a Blas Parera, a la cual la comisión introdujo arreglos, se pudo estrenar al público en el Teatro Colón el 25 de mayo de 1927. Sin embargo, el "nuevo himno" atrajo severas críticas, ante lo cual, por medio de un decreto de septiembre de 1928, Alvear creó una nueva comisión, aconsejándole hacer una versión más fiel a la de Juan Pedro Esnaola. Alvear fue uno de los socios fundadores de la Sociedad Argentina de Artistas Plásticos (SAAP), una institución sin fines de lucro fundada en 1925, la cual ha sido testigo de varias corrientes artísticas en todas las disciplinas de las artes visuales.
En el mes de julio de 1924, el Club Atlético Boca Juniors debutó en su nuevo estadio, enfrentado al Club Nacional de Football uruguayo. El puntapié inicial de honor fue dado por el presidente Alvear. El 7 de noviembre de 1924, gracias a la gestión del ingeniero Felipe Bonoli para adquirir 5000 hectáreas de tierra en nombre de la Compañía Italo Argentina de Colonización, se fundó una nueva ciudad; un año más tarde, el presidente firmó el decreto de aprobación de los estatutos de la colonia, avalando y compartiendo este proyecto. En honor a su esposa, Regina Pacini, la colonia pasó a denominarse Villa Regina. Ese mismo año llegaron los primeros colonos de Italia. Alvear inauguró el Monumento de los españoles el 13 de marzo de 1927. Contó con la presencia del conde de Amalfi, quien en nombre del rey Alfonso XIII hizo la simbólica entrega del mismo al Presidente.
El 5 de septiembre de 1927 se fundó Aeroposta Argentina S. A. —filial de la Compagnie Genérale Aéropostale de Francia— para transportar correspondencia desde y hacia la Patagonia y países vecinos. Desde marzo de 1928 prestó también servicios hacia Europa.
En 1928, poco antes de asumir Yrigoyen por segunda vez la presidencia, Alvear inauguró el Palacio de Correos y recibió el primer avión construido por la Fábrica Nacional de Aeroplanos, un Avro Gosport. El 6 de septiembre de ese mismo año comenzaron las obras de construcción del subterráneo Lacroze, que une Lacroze, Plaza de Mayo con Chacarita (actual línea B de subte).
En septiembre de 1928 se llevó a cabo por primera vez una Feria del Libro de Buenos Aires, antecedente remoto de la posterior Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, inaugurada por el presidente, acompañado por sus ministros Roberto Marcelino Ortiz y José Tamborini
La división del partido radical se fue volviendo inevitable en 1923: nueve senadores radicales se declararon «antipersonalistas», es decir, contrarios al personalismo de Yrigoyen, y brindaron su apoyo al presidente Alvear. También hubo roces entre este y su vicepresidente Elpidio González, ya que este último era yrigoyenista; de hecho, la división empezó cuando los senadores comenzaron a hostilizar al vicepresidente González.
El yrigoyenismo tomaba a los antipersonalistas como conservadores, mientras los antipersonalistas consideraban que Yrigoyen violaba las reglas del juego político. Estas disputas siguieron y, lo que fue peor, se trasladaron al Congreso, en donde los diputados fieles a Yrigoyen llegaron a obstaculizar varias de las iniciativas surgidas del Poder Ejecutivo, ya fuese a través de discusiones o bien retirándose del recinto para evitar dar cuórum. En este contexto, en enero de 1925 el presidente Alvear clausuró por decreto las sesiones extraordinarias, en vista de que la actividad legislativa era casi nula.
Personalistas y Antipersonalistas.
La línea política seguida por Alvear provocó una fractura dentro del Partido Radical. Los seguidores de esto se llamaron "antipersonalistas", es decir, contrarios a la dirección política de Yrigoyen, de quién criticaban su actitud caudillesca, el sector mayoritario continuó bajo la dirección de Yrigoyen y fue llamado "personalista".
Las diferencias entre los grupos se hizo manifiesta en 1927, cuando se inició la campaña presidencial. Los antipersonalistas se aliaron a los conservadores de Buenos Aires, los lencistas de Mendoza, los cantonistas de San Juan y otros grupos provinciales minoritarios. Este frente se formó como el objetivo de derrotar a los Yrigoyenistas y presentó la fórmula Leopoldo Melo, Vicente Gallo.
El radicalismo personalista sostuvo la fórmula Yrigoyen-Francisco Beiró, pero éste falleció y fue reemplazado por Enrique Martinez, las elecciones se realizaron en 1928 y resultó triunfadora por mayoría la fórmula Yrigoyen-Martinez
Ensayo del primer prototipo del AVRO 504 Gosport FMA a cargo del Sargento Yubel