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1038 Esto contó Picardía y después guardó silencio, mientras todos celebraban con placer aquel encuentro. Mas una casualidá, como que nunca anda lejos, entre tanta gente blanca llevó tambien un moreno, presumido de cantor y que se tenía por güeno. Y como quien no hace nada, o se descuida de intento, pues siempre es muy conocido todo aquel que busca pleito, se sentó con toda calma, echo mano al estrumento y ya le pegó un ragido: era fantástico el negro; y para no dejar dudas, medio se compuso el pecho. Todo el mundo conoció la intención de aquel moreno: era claro el desafío dirigido a Martín Fierro, hecho con toda arrogancia, de un modo muy altanero. Tomó Fierro la guitarra, pues siempre se halla dispuesto, y ansí cantaron los dos, en medio de un gran silencio: |
La vuelta de |
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