XXX

 

MARTÍN FIERRO
1039
Mientras suene el encordao,
mientras encuentre el compás
yo no he de quedarme atrás
sin defender la parada,
y he jurado que jamás
me la han de llevar robada.

1040
Atiendan, pues, los oyentes
y cáyense los mirones;
a todos pido perdones,
pues a la vista resalta
que no está libre de falta
quien no está de tentaciones.

1041
A un cantor le llaman güeno
cuando es mejor que los piores;
y sin ser de los mejores,
encontrándose dos juntos,
es deber de los cantores
el cantar de contrapunto.

1042
El hombre debe mostrarse
cuando la ocasión le llegue;
hace mal el que se niegue,
dende que lo sabe hacer;
y muchos suelen tener
vanagloria en que los rueguen.

1043
Cuando mozo fuí cantor
(es una cosa muy dicha);
mas la suerte se encapricha
y me persigue costante:
de ese tiempo en adelante
canté mis propias desdichas.

1044
Y aquellos años dichosos
trataré de recordar;
veré si puedo olvidar
tan desgraciada mudanza,
y quien se tenga confianza
tiemple, y vamos a cantar.

1045
Tiemple y cantaremos juntos;
trasnochadas no acobardan.
Los concurrentes aguardan,
y porque el tiempo no pierdan,
haremos gemir las cuerdas
hasta que las velas no ardan.

1046
Y el cantor que se presiente,
que tenga o no quien lo ampare,
no espere que yo dispare
aunque su saber sea mucho:
vamos en el mesmo pucho
a prenderle hasta que aclare.

1047
Y seguiremos si gusta
hasta que se vaya el día;
era la costumbre mía
cantar las noches enteras:
había entonces, donde quiera,
cantores de fantasía.

1048
Y si alguno no se atreve
a seguir la caravana,
o si cantando no gana,
se lo digo sin lisonja:
haga sonar una esponja
o ponga cuerdas de lana.

EL MORENO
1049
yo no soy, señores míos,
sino un pobre guitarrero,
pero doy gracias al cielo
porque puedo, en la ocasión,
toparme con un cantor
que esperimente a este negro.

1050
Yo también tengo algo blanco,
pues tengo blancos los dientes;
sé vivir entre las gentes
sin que me tengan en menos:
quien anda en pagos ajenos
debe ser manso y prudente.

1051
Mi madre tuvo diez hijos,
los nueve muy regulares;
tal vez por eso me ampare
la providencia divina:
en los güevos de gallina
el décimo es el mas grande.

1052
El negro es muy amoroso,
aunque de esto no hace gala;
nada a su cariño iguala
ni a su tierna voluntá;
fs lo mesmo que el macá:
cría los hijos bajo el ala.

1053
Pero yo he vivido libre
y sin depender de naides;
siempre he cruzado los aires
como el pájaro sin nido;
cuanto se lo he aprendido
porque me lo enseñó un flaire.

1054
Y sé como cualquier otro
el porqué retumba el trueno;
por qué son las estaciones
del verano y del invierno;
sé también de donde salen
las aguas que cain del cielo.

1055
Yo sé lo gue hay en la tierra
en llegando al mesmo centro;
en dónde se encuentra el oro,
en dónde se encuentra el Fierro
y en dónde viven bramando
loe volcanes que echan juego.

1056
Yo sé del fondo del mar
donde los pejes nacieron;
yo sé por que crece el árbol,
y por que silban los vientos:
cosas que inoran los blancos
las sabe este pobre negro.

1057
Yo tiro cuando me tiran;
cuando me aflojan, aflojo;
no se ha de morir de antojo
quien me convide a cantar;
para conocer a un cojo
lo mejor es verlo andar.

1058
Y si una falta cometo
en venir a esta riunión,
echándola de cantor,
pido perdón en voz alta
pues nunca se halla una falta
que no esista otra mayor.

1059
De lo que un cantor esplica
no falta qué aprovechar
y se le debe escuchar
aunque sea negro el que cante:
apriende el que es inorante,
y el que es sabio, apriende más.

1060
Bajo la frente mas negra
hay pensamiento y hay vida.
La gente escuche tranquila,
no me haga ningún reproche:
tambien es negra la noche
y tiene estrellas que brillan.

1061
Estoy, pues, a su mandao;
empiece a echarme la sonda,
si gusta que le responda,
aunque con lenguaje tosco:
en leturas no conozco
la jota, por ser redonda.

 

La vuelta de
Martín Fierro

XXIX

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