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EL MORENO
1119
De la inorancia de naides
ninguno debe abusar;
y aunque me puede doblar
todo el que tenga más arte,
no voy a ninguna parte
a dejarme machetiar.

1120
He reclarao que en leturas
soy redondo como jota;
no avergüence mi redota,
pues con claridá le digo:
no me gusta que conmigo
naides juegue a la pelota.

1121
Es güena ley que el más lerdo
debe perder la carrera;
ansí le pasa a cualquiera,
cuando en competencia se halla
un cantor de media talla
con otro de talla entera.

1122
¿No han visto en medio del campo
al hombre que anda perdido,
dando güeltas afligido,
sin saber donde rumbiar
ansí le suele pasar
a un pobre cantor vencido.

1123
También los árboles crujen
si el ventarrón los azota,
y si aquí mi queja brota
con amargura, consiste
en que es muy larga y muy triste
la noche de la redota.

1124
Y dende hoy en adelante,
pongo de testigo al cielo
para decir sin recelo
que, si mi pecho se inflama.

No cantaré por la fama
sino por buscar consuelo.

1125
Vive ya desesperao
quien no tiene qué esperar;
a lo que no ha de durar
ningún cariño se cobre;
alegrías en un pobre
son anuncios de pesar.

1126
Y este triste desengaño
me durará mientras viva;
aunque un consuelo reciba
jamás he de alzar el vuelo:
quien no nace para el cielo
de balde es que mire arriba.

1127
Y suplico a cuantos me oigan
que me permitan decir
que, al decidirme a venir,
no sólo jué por cantar,
sino porque tengo a más
otro deber que cumplir.

1128
Ya saben que de mi madre
jueron diez los que nacieron,
mas ya no esiste el primero
y mas querido de todos:
murió por injustos modos
a manos de un pendenciero.

1129
Los nueve hermanos restantes
como güerfanos quedamos;
dende entonces lo lloramos
sin consuelo, creanmeló,
y al hombre que lo mató,
nunca jamás lo encontramos.

1130
Y queden en paz los güesos
de aquel hermano querido;
a moverlos no he venido,
mas, si el caso se presienta,
espero en Dios que esta cuenta
se arregle como es debido.

1131
Y si otra ocasión payamos
para que esto se complete,
por mucho que lo respete,
cantaremos, si le gusta,
sobre las muertes injustas.
Que algunos hombres cometen.

1132
Y aquí, pues, señores míos,
diré, como en despedida,
que todavía andan con vida
los hermanos del dijunto,
que recuerdan este asunto
y aquella muerte no olvidan.

1133
Y es misterio tan projundo
lo que está por suceder,
que no me debo meter
a echarla aquí de adivino;
lo que decida el destino
después lo habran de saber.

MARTÍN FIERRO
1134
al fin cerrastes el pico
después de tanto charlar;
ya empezaba a maliciar,
al verte tan entonao,
que traías un embuchao
y no lo querías largar.

1135
Y ya que nos conocemos,
basta de conversación;
para encontrar la ocasión
no tienen que darse priesa;
ya conozco yo que empieza
otra clase de junción.

1136
Yo no sé lo que vendrá;
tampoco soy adivino;
pero firme en mi camino
hasta el fin he de seguir:
todos tienen que cumplir
con la ley de su destino.

1137
Primero jué la frontera
por persecución de un Juez;
los indios jueron después,
y, para nuevos estrenos,
aura son estos morenos
pa alivio de mi vejez.

1138
La madre echó diez al mundo,
lo que cualquiera no hace,
y tal vez de los diez pase
con iguales condiciones:
la mulita pare nones,
todos de la mesma clase.

 

1139
A hombre de humilde color
nunca sé facilitar;
cuando se llega a enojar
suele ser de mala entraña:
se vuelve como la araña,
siempre dispuesta a picar.

1140
Yo he conocido a toditos
los negros mas peliadores;
había algunos superiores
de cuerpo y de vista...¡Ahijuna!
si vivo, les daré una...
historia de las mejores.

1141
Mas cada uno ha de tirar
en el yugo en que se vea;
yo ya no busco peleas,
las contiendas no me gustan,
pero ni sombras me asustan
ni bultos que se menean.

1142
La creia ya desollada,
mas todavía falta el rabo,
y por lo visto no acabo
de salir de esta jarana;
pues esto es lo que se llama
remacharsele a uno el clavo.

 

La vuelta de
Martín Fierro

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