551 aquel bravo compañero en mis brazos espiró; hombre
que tanto sirvio, varon que fue tan prudente, por humano y por
valiente en el desierto murió.
552 Y yo, con mis propias manos, yo mesmo lo sepulté; a
Dios por su alma rogué de dolor el pecho lleno, y humedeció aquel
terreno el llanto que redamé.
553 Cumplí con mi obligación; no hay falta de que me
acuse, ni deber de que se escuse, aunque de dolor sucumba: allá
señala su tumba una cruz que yo le puse.
554 Andaba de toldo en toldo y todo me fastidiaba; el
pesar me dominaba, y entregao al sentimiento se me hacía cada
momento oir a Cruz que me llamaba.
555 Cual más, cual menos, los criollos saben lo que es
amargura; en mi triste desventura no encontraba otro consuelo que
ir a tirarme en el suelo, al lao de su sepultura.
556 Allí pasaba las horas sin haber naides
conmigo teniendo a Dios por testigo, y mis pensamientos fijos en
mi mujer y mis hijos, en mi pago y en mi amigo.
557 Privado de tantos bienes y perdido en tierra
ajena, parece que se encadena el tiempo y que no pasara, como si
el sol se parara a contemplar tanta pena.
558 Sin saber qué hacer de mí y entregao a mi
aflición, estando allí una ocasión, del lao que venía el
viento oi unos tristes lamentos que llamaron mi
atención. |