Paragua y luego de la muerte de su presidente, Carlos Antonio López, queda en manos del mariscal Francisco Solano López, su hijo - se ha transformado en el fenómeno más singular de América latina. Rodeado por poderosos vecinos, con fronteras no determinadas todavía, su situación especial obliga a una política de fortalecimiento interno y de militarización rigurosa.
Gobernado férreamente, pero con orden, muy pronto alcanza un progreso extraordinario, al punto de motivar elogios en Europa. Ya en 1859 Paraguay contaba con un ferrocarril que era el primero de Sudamérica: 300 kilómetros de Asunción a Villa Rica. Su telégrafo tiene una extensión similar - Asunción a Paso de la Patria - y el pequeño territorio es asiento de importantes factorías. Entre otras fábricas, se destacan las de papel y jabón; posee astilleros, marina mercante propia, compuesta de 11 vapores, y, sobre todo semialtos hornos procedentes de Prusia.
A diferencia de Buenos Aires, no importa productos alimenticios ni tiene deuda externa. Este milagro latinoamericano no cae bien a sus vecinos. La intervención brasileña en la Banda Oriental - consentida por Buenos Aires - es criticada por López, que ve en ella una futura amenaza. Inicia una laboriosa gestión diplomática exigiendo explicaciones, sin olvidar de mantener vivos sus contactos con Urquiza, su amigo. Intuye la marcha de la crisis y se prepara para la guerra.
Buenos Aires no condena la arbitrariedad brasileña ni hace respetar las obligaciones del tratado de 1828, y Paraguay queda solo. Los diarios porteños satirizan al gobernador paraguayo. Alberdi, Guido y Spano, Olegario Andrade, entre otros, denuncian el peligro y se ponen del lado de Asunción.
En 1865 se forma la triple alianza (Argentina, Brasil y Uruguay) contra Paraguay. La crisis existente se había deteriorado progresivamente con la ocupación brasileña de las ciudades orientales de Melo y Paysandú. El Mariscal López, que forzaba a expedirse a Buenos Aires buscando la rebelión mesopotámica contra Mitre, declaró la guerra al Brasil. Mitre, con astucia, dejaba hacer.
López solicitó pasar por una franja de territorio argentino obligado por la geografía: fue el motivo para que Mitre se resolviera por la guerra con Asunción. A esta altura, Uruguay, en distintas manos, integró la Triple Alianza. En forzoso discurso Mitre adelantó: “en tres días en los cuarteles, en tres semanas en el campo de batalla y en tres meses en la Asunción”.
La noticia conmocionó a la opinión pública local, que no vio con buenos ojos el ataque al Paraguay.
La correlación de fuerzas, por otra parte, desató en la misma Europa una serie de críticas y casi todos sus países expresaron su simpatía por el gobierno de Asunción. Brasil contaba con 8.000.000 de habitantes y una renta de 20.000.000 de pesos fuertes. La Argentina, 1.200.000 habitantes y una renta de 8 millones. Uruguay, 350,000 habitantes y una renta de 2.918.000 pesos. Nada haría Paraguay con sus 600.000 habitantes y su renta de 1.200.000 pesos.
El desarrollo de los acontecimientos bélicos de este año tuvo como escenario a la Argentina y al Brasil, ya que la ofensiva paraguaya ganó suficiente terreno, llegando a ocupar Corrientes. Muy pronto el peso de los aliados ,se hizo sentir..y, pese a la heroicidad mostrada, el ejercito paraguayo frenó su ímpetu tras ser derrotado en Yatay y Uruguayana. Antes de terminar el año las fuerzas del mariscal López se aprestaban a luchar en su propio territorio acosadas por un enemigo que actuaba sin piedad. La lucha repercute en Buenos Aires, la que no obstante la conflagración, proseguía su vida progresista.
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Mitre era aún gobernador de Buenos Aires a cargo del
ejecutivo nacional cuando elevó al Congreso un proyecto por medio del
cual se federalizaba toda la provincia de Buenos Aires dotando así al
gobierno nacional de recursos financieros y de territorio propio. El
Congreso se expidió favorablemente sobre la cuestión pero la
legislatura porteña lo rechazó.
El acuerdo con los porteños sólo fue posible a
partir de la llamada "ley de compromiso" que permitía al
gobierno nacional residir en Buenos Aires durante cinco años, expirado
el plazo, se discutiría nuevamente el tema.
La "cuestión de la capital"
originó la división de los liberales porteños porteños y la
formación de dos nuevos partidos políticos. El nacionalista liderado
por Mitre, que sostenía la federalización de Buenos Aires y el
autonomista, cuyo jefe era Adolfo Alsina y que defendía la integridad y
autonomía, de la provincia. Los nacionalistas recibieron de los
alsinistas el mote de "cocidos" ya que entre sus filas estaban
quienes "se dejaron cocer en las calderas de Urquiza", por
oposición, quienes no abandonaron la causa porteña fueron los
"crudos". |
Contra el gobierno de Mitre se sublevó en 1862 desde
La Rioja, Angel Vicente
Peñaloza, "el Chacho", quien contaba
con apoyo en las zonas rurales del interior. Esto le permitió extender
su influencia a Catamarca, San Juan, San Luis y Córdoba. Denunció la
nueva política centralista porteña y los asesinatos cometidos en su
nombre. Inicialmente Mitre llegó a un acuerdo con Peñaloza pero este
consideró a Mitre un traidor ya que continuó persiguiendo a sus
seguidores, por lo que reinició la guerra.
Para derrotarlo se organizaron fuerzas militares con
colaboración de los gobernadores de Tucumán, Catamarca, Santiago del
Estero y San Juan. Mitre le dio a Sarmiento, gobernador de San Juan, la
dirección de esta guerra. Peñaloza resistió con sus montoneras hasta
noviembre de 1863, fecha en que fue tomado prisionero y muerto en Olta
(La Rioja).
Entre 1864 y 1866 hubo en las provincias del interior
distintos alzamientos contra las autoridades nacionales y contra los
reclutamientos forzosos para obtener soldados en la impopular guerra del
Paraguay. En 1866 estalló en Mendoza la "rebelión de los
colorados" liderados por Juan Saa y en 1867 el sanjuanino Juan de
Dios Videla entró en San Juan, la rebelión continuó y Saa tomó San
Luis mientras el riojano Aurelio Zalazar avanzó sobre La Rioja.
Felipe
Varela, hombre del Chacho, regresó de su exilio en Chile y organizó a
las fuerzas contrarias al gobierno nacional. Antonio
Taboada, caudillo
santiagueño aliado de Mitre enfrentó a Varela y lo venció en abril de
1867 en Pozo de Vargas. Este huyó primero a Bolivia y luego a Chile
donde murió en 1870. |
Desde el ministerio del interior se impulsaron las
obras de comunicaciones, correos y telégrafos, inmigración y
colonización.
En 1862 se inició la construcción del ferrocarril
del Sud y el Central Argentino hacia Córdoba y Rosario.
En 1863 se sancionó la Ley de Aduana que concedía
franquicias al comercio con Europa y que elevó las rentas nacionales de
siete a catorce millones de pesos oro.
Se organizó la Suprema Corte de Justicia Federal.
En cuestiones de instrucción pública se fundaron
colegios nacionales en Catamarca, Salta, Tucumán, San Juan, Mendoza y
en Buenos Aires. En el Colegio Nacional de Buenos Aires, antiguo San
Carlos, de la Unión del Sud y de Ciencias Morales se designó en 1863
primer rector al científico Amadeo
Jacques.
Se firmó el 21 de septiembre de 1863 un tratado con
España mediante el cual se reconocía la independencia de la República
Argentina.
En cuanto a las relaciones exteriores Mitre inició
una política de no intervención en los asuntos latinoamericanos.
Mantuvo al país al margen de distintos conflictos como el de Perú y
España cuando este no reconoció la independencia peruana, el de la
intervención francesa a México o la reincorporación de la República
Dominicana a España. |