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La escasez de agua, las bajas temperaturas, el efecto
desecante de los vientos del oeste y la pobreza general de los suelos arenosos
y pedregosos, con escasa materia orgánica, condicionan la vida vegetal.
Este ambiente hostil determina el paisaje característico de toda
la Estepa Patagónica: una vegetación escasa, esparcida, baja
y compacta, que deja una gran parte del suelo desnudo . La mayoría de las especies poseen hojas pequeñas y cubiertas
con una cutícula gruesa, características que les permiten
atenuar el proceso de evaporación. Asimismo, para protegerse de
los herbívoros, se cubren de numerosas espinas, sus hojas son duras
y están impregnadas de sustancias que les dan un sabor desagradable.
La forma predominante de los vegetales de la estepa es la de cojines hemisféricos
más o menos compactos, esparcidos en el terreno. De esta manera
ofrecen menos resistencia a los vientos y conservan mejor el calor y la
humedad. La particularidad de la vegetación de Punta Loma es la
presencia conjunta de especies tanto de la Estepa Patagónica como
del Monte. Representando a este último hallamos a la Jarilla, mucho
más común en el norte de Argentina y que tiene aquí
su límite austral de distribución continental, el Barba de
Chivo, el Algarrobillo, el Alpataco, el Piquillín, etc. Las mesetas,
planicies y serranías están pobladas por el Quilembai, el
Colapiche y el Coirón Amargo. El Quilembai domina el paisaje, y
se destaca por sus matas redondeadas y hojas duras que terminan en una
espina, cubriéndose de llamativas flores amarillas en verano. El
Colapiche, arbusto enano, debe su nombre a sus breves ramitas densamente
cubiertas de minúsculas hojas, que recuerda a la cola de un Piche
o Peludo. Entre las matas de estas dos especies se hallan los penachos
amarillos del Coirón, uno de los pocos pastos de la estepa. Entre
los arbustos más comunes en la zona podemos mencionar al Mamuel-choique.
Cerca de las costas marinas, donde hay mayor humedad, el terreno se cubre
de abundante vegetación, formando un continuo manto. Allí
aparecen arbustos de mayor porte como el Molle, el Algarrobo Patagónico,
la Mata Laguna, el Calafate y la Verbena, de hermosas flores lilas. Los
cañadones y valles que permanecen anegados sostienen una vegetación
diferente, de un verde intenso, llamados localmente "mallines"
o "vegas". El Junquillo y el Pasto Salado son comunes en estos
ambientes. En los terrenos próximos al mar, se encuentran bajos
con suelos salobres, testigos de prehistóricas ingresiones marinas.
Sólo pueden vivir allí vegetales tolerantes a la alta salinidad,
como el Jume, la Zampa y la Vidriera.
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