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La singularidad de la flora del Delta del Paraná
está dada sin duda, por la conjunción de especies de diversos
orígenes: subtropical, chaqueño, uruguayense y pampeano.
Es fácil a primera vista, apreciar el carácter subtropical
de la flora deltaica, ya que existe un estrecha conexión con las
selvas de Misiones y el sur de Brasil, gracias a la acción transportadora
de las aguas. En el Delta Superior existe una penetración de elementos
chaqueños, desarrollados principalmente sobre las barrancas que
rodean al sistema de islas. El Río Uruguay aporta especies que se
instalan en los albardones de las islas del Delta Inferior. La Estepa o
Pradera Pampeana, en contacto con el Delta hacia el sud-oeste, penetra
principalmente en la islas altas del Delta Superior y Medio. En el Delta,
el permanente proceso de construcción y destrucción de islas
realizado por las aguas, genera una gran variedad de ambientes, cada uno
con tipos particulares de vegetales, que van cambiando a lo largo del tiempo.
Las plantas predominantes en el Delta son las acuáticas y palustres.
Las comunidades vegetales se inician en bancos y orillas, donde las aguas
cargadas de sedimentos poseen poca corriente. Es suficiente cualquier obstáculo
(un barco hundido, troncos y camalotales varados, etc.) para que el proceso
empiece. Allí comienzan a colonizar las especies "pioneras"
como el Junco. Con sus rizomas y raíces, junto a la acumulación
de materia vegetal, va contribuyendo paulatinamente a la elevación
del terreno, que dará origen a un isla. El sector más alto
de las islas, el albardón, está ocupado por bosques húmedos.
En el Delta Superior y Medio, sobre islas de gran superficie y antiguas,
se encuentra al Sauce Criollo, Aliso de Río, Curupí, Laurel,
Timbó Blanco y Ceibo. Se trata de un bosque pobre en epífitas
y lianas, formado por árboles de madera blanda y rápido crecimiento.
En el Delta Inferior, se desarrolla una verdadera selva, denominada "Monte
Blanco". Posee baja altura, abundan las lianas y epífitas y
alberga una gran diversidad de especies arbóreas como: Laurel, Ingá,
Higuerón, Canelón, Anacahuita, Mataojo, Espina de Bañado,
etc.. De tanto en tanto sobresalen del dosel selvático las elegantes
Palmeras Pindó, que le han dado el nombre al Paraná de las
Palmas. Hacia el interior de las islas se van sucediendo comunidades vegetales
como el Cardazal, formado por Cardas y Serruchetas, los matorrales de Chilca
y Acacia Mansa, y finalmente los Pajonales que ocupan el sector central más bajo e inundable. La vegetación
acuática, flotante, sumergida y arraigada, presenta una enorme riqueza
de especies. Camalotes, Carrizos, Canutillos, Espadañas, Totoras,
Pajas Bravas, cubren las orillas de riachos, arroyos y lagunas, creando
un mosaico de gran belleza. Los famosos Camalotales, verdaderas "balsas
verdes", no sólo transportan a numerosas especies que enriquecen
y renuevan la vida silvestre del Delta, sino que contribuyen a atenuar
la velocidad de las corrientes, iniciando así el proceso de formación
de las islas del Delta. La flora introducida, ya sea en forma voluntaria
o involuntaria, representa un serio problema para el ecosistema deltaico,
desplazando a la flora nativa y colonizando los ambientes naturales. Arboles
como la Ligustrina, el Arce, la Mora, varias especies de Sauces exóticos,
arbustos como el Ligustro, enredaderas como la Madreselva y la Zarzamora,
ocupan los albardones de las islas, mientras que las zonas bajas inundables
son invadidas por el Lirio Amarillo y la Vara de Ámbar. |