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La flora de alta montaña está
representada en la zona por el Pingo pingo, una gimnosperma (pariente de las
Araucarias y Pinos) con difundidos poderes revitalizantes; los Acerillos, varios
arbustos espinosos con frutos semejantes a pequeños tomates peritas; el
Leoncito, una cactácea que forma cojines compactos con espinas achatadas de
tonos blancuzcos a amarillo-leonado. Una especie destacable es el Chacay, un
arbusto que alcanza el porte arbóreo constituyendo densos bosquecillos en la
quebrada del arroyo Fiero . Las vegas o ciénagas contienen las formaciones
vegetales típicas de los humedales de la cordillera. Se destacan dos Junquillos
que cubren las partes con suelo húmedo permanente, y en los bordes una Yareta
que forma con su follaje aplanado y denso duras placas de escasos centímetros
de altura. Las partes bajas de la reserva tienen vegetación de monte, como son
las Jarillas, arbustos resinos muy bien adaptados a estos desiertos; la Brea,
arbolito de hermosa corteza verde clara, lisa, notable cuando se cubre de flores
amarillas hacia primavera; el Retamo es otro de los componentes típicos de los
arbustales áridos de la región, una planta que sufrió una fuerte extracción
en décadas pasadas cuando se lo cortaba para obtener ceras naturales.
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