922 Me le escapé con trabajo en diversas
ocasiones; era de los adulones; me puso mal con el Juez; hasta
que al fin una vez me agarró en las eleciones.
923 Ricuerdo que esa ocasión andaban listas diversas; las
opiniones dispersas no se podían arreglar: decían que el Juez, por
triunfar, hacía cosas muy perversas.
924 Cuando si riunió la gente vino a proclamarla el
ñato, diciendo con aparato "Que todo andaría mal, si pretendía
cada cual votar por un candilato."
925 Y quiso al punto quitarme la lista que yo
llevé, mas yo se la mesquiné, y ya me gritó: "¡anarquista! Has de
votar por la lista que ha mandao el Comiqué." |
926 Me dió verguenza de verme tratado de esa manera; y
como si uno se altera ya no es fácil que se ablande, le dije: "Mande
el que mande, yo he de votar por quien quiera.
927 "En las carpetas de juego y en la mesa eletoral, a
todo hombre soy igual, respeto al que me respeta, pero el naipe y la
boleta naides me lo ha de tocar."
928 Ahi no más ya me cayó a sable la polecía; aunque era una
picardía me decidí a soportar, y no los quise peliar por no
perderme ese día. |
929 Atravesao me agarró y se aprovechó aquel
ñato; dende que sufrí ese trato no dentro donde no quepo; fi a
jinetiar en el cepo por cuestión de candilatos.
930 Injusticia tan notoria no la soporté de flojo; una
venda de mis ojos vino el suceso a voltiar: vi que teníamos que
andar como perro con tramojo.
931 Dende equellas eleciones se siguió el batiburrillo; aquél
se volvió un ovillo del que no había ni noticia, ¡es señora la
justicia... Y anda en ancas del mas
pillo! |