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Historia |
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Como
la mayoría de los tradicionales barrios porteños sus orígenes fueron
muy humildes. En los primeros pasos de este barrio a sus terrenos
o lotes se lo denominaba "suertes" y uno de los primeros
dueños de algunas de estas suertes fue el propio Juan de Garay.
El primer vecino fundador y alcalde de este lugar fue el Dr. Rodrigo
Ortíz de Zárate.
En
sus comienzos se hallaba fuera de la traza de la ciudad, y al momento
de fundarse el Monasterio correspondía al pago de Montes Grandes,
luego San Isidro, siendo por muchos años uno de los arrabales, con
características rurales por lo despoblado y solitario.
Al
aumentar la edificación y establecerse el matadero proliferaron
los llamados "orilleros", que se juntaban en las pulperías y reñideros
de gallos de sus cercanías, convirtiéndolos en clubes populares,
donde pasaban el tiempo entregados a la bebida, oyendo payadas,
jugando a la taba o a las cartas, y discutiendo asuntos del día
que despertaban su interés.
Esos lugares servían también para que vagos y maleantes se reunieran
con el fin de concertar alguna fechoría a realizarse en lugar más
o menos cercano, descontando la impunidad merced a los recursos
para esconderse y escapar, que ofrecían la oscuridad del barrio,
los huecos, túneles y zanjones existentes.
Por
todo ello, desde el anochecer, salvo en caso de necesidad ineludible,
nadie cruzaba por allí, temeroso de sufrir un asalto o, por lo menos,
pasar un susto dado por ratero o bandidos, quienes se valían de
cuanto medio puede imaginarse para alcanzar el logro de sus empresas,
explotando especialmente la ignorancia y la superstición del vulgo,
que permitían crear y divulgar leyendas y patrañas.
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Anécdotas |
Según
algunos datos anecdóticos de la época de Ortíz de Zárate
, su hijo vendió sus tierras a un capitán francés llamado
Beaumont, por unas ropas, es decir no consideró que
este lugar tenía valor alguno y luego este , como no
le interesaban este tipo de posiciones, las permutó
en el año 1608, por una tenaza, una peluca y un abrigo
común. |
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Recoleta
a princiapios del siglo XIX |
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Historías |
Según
los comentarios de esa época, la casa de Narbona
tenía numerosos túneles que la conectaban con la costa
del río y por ellos se introducía contrabando
de mercaderías con las que consiguió hacerse
de una gran fortuna. Una copla de la época decía que
"Narbona hizo a la Recoleta y la Recoleta hizo
a Narbona". |
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La
Recoleta hacia 1830 |
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Historías |
Como
todo cementerio tiene numerosas leyendas e historias
acumuladas a través de los años. Se dice que uno de
los cuidadores del cementerio un tal señor Aiello, resolvió
construir en el su propia tumba para lo cual ahorró
suficiente dinero viajó a Génova y encargó un altorrelieve
donde aparece con sus herramientas de trabajo. Una vez
colocado en la bóveda, quedó tan enamorado con su obra
que para poder ocuparla no tuvo otra idea mejor que
la de suicidarse |
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Foto
de la iglesia del Pilar hacia 1865 |
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Historía
sobre la Calle de Chavango |
Se ignora
el origen del nombre, pero se cuenta una divertida anécdota
cuando el intendente Torcuato de Alvear dictó la ordenanza
para cambiar su nombre a Av. Las Heras. Se cuenta que
al ser conocida su resolución recibió un memorial firmado
a nombre de la viuda de Chavango y sus hijos en protesta
por semejante ultraje. Esto motivó toda una investigación
sobre se supuesto héroe desconocido, quien resultó ser
un personaje inventado por el Dr. Lucio López para hacer
una broma a Alvear. |
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Av.
Alvear en 1908 |
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Esquina
de Esmeralda y Arroyo en 1936 |
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Cúpula
de cementerio de La Recoleta |
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La
Iglesia y el Convento |
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El
barrio tomo
su nombre del Convento de Recoletos Descalzos, levantado en una
chacra llamada "Los Ombúes", que recibió el vecino fundador y primer
alcalde, Rodrigo Ortiz de Zárate, en el reparto de tierras hecho
por el general Juan de Garay el 1583.
En
1716 se instaló una capilla y un rudimentario convento
y se iniciaron los trámites para
la construcción de un convento para los padres Recoletos y un comerciante
aragonés llamado Narbona, se interesó por la construcción del mismo
y además por hacer también una iglesia. Primero, logró que le donarán
los terrenos luego edificó una gran casa, Por ser de Aragón,
Narbona hizo que la iglesia fuera dedicada a la virgen del Pilar.
La
iglesia dedicada por Narbona a Nuestra Señora del Pilar se inauguró
el 12 de octubre de 1732,
en brillante ceremonia a la cual asistieron las autoridades civiles,
eclesiásticas y militares, además de numerosa concurrencia de fieles.
La
silueta armoniosa del templo se percibía desde lejos, por estar
edificado en la parte más elevada de la barranca y sin otros edificios
que la ocultaran.
Las
sucesivas nivelaciones de las calles vecinas, la arboleda del paseo,
y, sobre todo, los rascacielos levantados en estos últimos años,
contribuyen ahora a ocultar la iglesia y el convento. Su interior
contiene imágenes artísticas como la de San Pedro de Arcántara (Alonso
Cano), un Cristo crucificado de la misma época, y un frontal de
plata de factura colonial.
Bajo
sus bóvedas descansan los restos de numerosas personalidades, fallecidas
antes de regir la prohibición de sepultar en los templos.
El Cementerio nació junto
con el Templo como camposanto. Durante la época de Rivadavia el
cementerio fue expropiado y se transformó en el cementerio del Norte,
y se lo comenzó a conocer como Recoleta.
Hacia
1770 se regularizó la traza de las propiedades rurales al norte
de la actual plaza San Martín, se hizo en ángulo de 45' respecto
de la traza original dispuesta por Garay en el Barrio Sur. Era una
zona de chacras unidas por un camino irregular llamado Calle
Larga, actual Av. Quintana. El río llegaba hasta el borde de la
barranca, cubriendo los terrenos donde está el actualmente Museo
de Bellas Artes. El
30 de marzo de 1830 fue creada la Parroquia bajo la advocación de
su Patrona.El
convento anexo tuvo variados destinos fuera del primitivo: cárcel
de detenidos políticos, cuartel, asilo y hospital su último
destino fue el de cobijar ancianos quienes recorren sus claustros
y jardines. |
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Plazoletas
y Romerías |
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Para
fines del siglo XVIII, el conocido escribano Don Facundo de Prieto
y Pulido poseía dos manzanas de terreno frente a la iglesia de Nuestra
Señora del Pilar, que después de varias incidencias se agregaron
al Convento de los Recoletos y, más tarde, en parte de ellas, se
formó la plazoleta de la Recoleta (1807).
Sobre
la barranca, durante muchos años, hubo un cañón conocido como
"de la Recoleta" y que constituía la defensa norte se Bs.
As., denominada Batería de la Recoleta.
Durante
mucho tiempo siguió siendo un vasto terreno inculto, vaciadero de
basuras y refugio de animales sueltos. Pero por 1816 Fray Francisco
Castañeda, guardián del convento de los Recoletos dirigió un nota
al gobierno reclamando que se emprendiera la obra de componerla
por medio de represas, haciendo al mismo tiempo practicable la barranca
para coches y carretas.
En
dicha plazoleta y en los terrenos adyacentes hacia el bajo y el
norte, tenían lugar las fiestas o Romerías de la Virgen del Pilar
y San Pedro de Alcántara. La juventud porteña, durante los años
del gobierno rosista, no disfrutó de muchas fiestas; asi es que
tales Romerías contaron con gran favor y convocaban un gran público.
El baile, la merienda y la recorrida de bandolas (puestos) hacían
parecer cortas las horas transcurridas en la Recoleta.
Sin
embargo antes de fin de siglo la policía debió prohibirlas ya que
fueron aumentando los desórdenes en dichas fiestas.
Durante
la epidemia de fiebre amarilla en 1871 se prohibió el entierro de
las víctimas en estos predios aunque sus familiares poseyeran tierras
reservadas en el mismo. Cuando Torcuato de Alvear fue intendente
se remodeló el cementerio, y se construyó la entrada que hoy posee.
En la Recoleta están enterradas
grandes personalidades del país, menos Rivadavia que la creó y el
Deán Zavaleta que la consagró. Debido a la aparición de un saladero
y un matadero de ovejas la zona, que era de grandes quintas, se
fue poblando de ranchos todo a lo largo del río y a veces en las
crecidas de este venían camalotes con animales como dos yaguaretes.
Uno de ellos atacó a un caballo
para comérselo, luego apareció frente a una pulpería llamada "Pobre
Diablo" donde lo mataron a tiros. Se cuenta que el pulpero
guardó la piel del felino y la mostraba a los vecinos para que se
acordarán de su hazaña. El barrio fue creciendo y cuando el Dr.
Alvear fue intendente se trazaron las avenidas importantes y se
construyeron grandes casonas y palacetes, los que actualmente perduran
en este barrio. Debido a la cantidad de mendigos que habitaban esta
área, se creó el Asilo donde hoy se encuentra ubicado el Centro
Cultural Recoleta. |
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Las Calles de Recoleta |
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La
Calle Larga de la Recoleta |
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Esta
calle, encargada de comunicar el Convento de los Recoletos con la
ciudad, no se cortaba por ninguna otra en lo que va desde Cinco
Esquinas a Callao. Era la más relevante del barrio, oscura de noche
y pintoresca de día, de aspecto pobre, tenía un ancho desigual,
carecía de cercas, bordeada por canaletas que transportaban el agua
de origen pluvial. Con el tiempo comenzaron los trabajos para enladrillarla,
aunque sin nivelarla, soportaba en paso diario de peatones, caballos
y carruajes.
Luego se llamó Av.
República y ahora Presidente Quintana, fue la más característica
del barrio.
En
esta zona se hizo famosa la figura del preboste de policía Rafael
Alcaraz quien logró llevar orden y seguridad al barrio.
En
1869 se estableció la Estación de la compañía de Tranvías Buenos
Aires, que unía la plaza de la victoria hasta el Pilar. |
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Calle de Chavango |
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Fue,
después de la calle Larga, la más típica del barrio. Era
la segunda calle más importante, teniendo su origen en el Hueco
de la Cabecitas (dónde se llevaban los restos provenientes del matadero),
en la actual plaza Vicente López. De calzada mala, resultado del
paso de la hacienda y la peonada, obligada a recorrerla al tranco,
debido a la pestilencia de los despojos de las reses faenadas. |
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Calle Bella Vista |
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Se
llamó más tarde Buenos Aires y ahora Av. Alvear fue
una de las últimas calles importantes en formarse , no obstante
pronto sobrepasó el lujo y animación a las otras. Paralela a la
Calle Larga desde Juncal hasta Callao, se leía en el plano de 1772
(de Cristóbal Barrientos) "Callejuela que se debe cerrar
por inútil e infructuosa". En 1882 ya estaba prolongada
hasta unirse con la bajada de la recoleta, comunicando a la calle
Larga con el camino a Palermo, por este motivo se le cambió el nombre
por avenida Alvear a el trayecto hasta la antigua casa de Rosas
en el Parque 3 de Febrero. |
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Calle Callao |
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Fue
considerada por Bernardino Rivadavia la Av. de circunvalación de
la ciudad, por lo cual se diseño más ancha.
Cruzaba
una parte bastante poblada y seguía al norte entre las quintas que
a veces la interrumpían torciendo su trazado. Se abrió en todo su
recorrido hacia fines del siglo pasado.
Cuando
desapareció el bajo y se levantaron las construcciones de las empresas
ferroviarias funcionó un conjunto de diversiones populares llamado
Parque Japonés. |
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Calle Garantías |
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También
se proyectó durante el ministerio de Rivadavia. La calle se abrió
y su nombre perduró hasta que el intendente Torcuato de Alvear quiso
honrar la memoria de Nicolás Rodriguez Peña, precursor y estadista
de la independencia. También recibió su nombre la plaza que era
cruzada por esta calle. |
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El camino del Bajo |
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Por
el pie de las barrancas, separándolas de la costa seguía en camino
hasta la llamada "bajada de la Recoleta", donde doblaba en dirección
a Palermo.
Hoy se conoce
como Av. Leandro N. Alem. Era el camino obligado hacia la residencia
del "Restaurador de las leyes" Juan Manuel de Rosas. Por allí circulaban
tanto personajes ilustres como familiares de aquellos detenidos
político, que iban a implorar por su vida o por su libertad.
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Bajo de la Recoleta |
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Era
la zona que se extendía entre el camino del bajo y el río.
Allí
se reunían a realizar sus tareas las lavanderas y se comentaban
todos los secretos de las familias porteñas.
Luego
el ferrocarril y la urbanización ocuparon este lugar; también se
construyó la primera casa para las máquinas del servicio de aguas
corrientes que proveyeron de agua potable al vecindario de la Capital
reemplazando los antiguos pozos y aljibes caseros. |
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Las Quintas |
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Toda
la zona que rodeaba el Convento era ocupada por grandes quintas.
Comenzaban en las vecindades del Socorro y llegaban hasta la actual
esquina de Santa Fe y Scalabrini Ortíz.
Típicamente
estaban constituidas por una casa principal espaciosa y baja, con
columnas recubiertas por plantas de Santa Rita, Jazmín del país
o mosqueta y como un lujo el famoso mirador. Más al fondo se hallaba
la sección de peones y esclavos. Todos estos edificios se rodeaban
de árboles de sombra y frutales.
Los
jardines eran motivo de orgullo de sus dueños.
Los
cercos exteriores tenían generalmente plantas espinosas o tupidas
y en las más alejadas del centro predominaban las tunas, por cuyo
motivo se llamaban tunales a los suburbios. |
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El
cementerio del Norte o de Recoleta |
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Como
es notorio, durante la colonia no hubo cementerios, salvo en ciertos
momentos de epidemias que causaron gran mortandad. Entonces se habilitaron
terrenos que cumplieron esta función, pero vuelta a la normalidad
cesaron de funcionar. Los muertos se sepultaban en los templos hallando
su ubicación según su categoría. Las personas de menor nivel social
y los esclavos se enterraban fuera del recinto sagrado pero a la
sombra de sus muros, terreno designado como "campo santo". En 1809
ante el desarrollo de la ciudad, las autoridades temieron por la
salud pública y decidieron prohibirlo, pero recién en 1822 el gobernador
general Martín Rodríguez, destinó una parte del huerto que fuera
de los Frailes Recoletos para enterratorio general llamándolo Cementerio
del Norte, aunque para todos siguió siendo de la Recoleta.
El
nuevo cementerio se bendijo el 17 de noviembre de 1822. En sus comienzos
existieron algunos inconvenientes por motivos religiosos, pues en
un cementerio católico no podían admitirse restos de protestantes,
y ello dio origen a la formación de un cementerio inglés.
Fueron edificándose bóvedas y monumentos artísticos. La
primera obra fue la escultura que Secora el sepulcro de Facundo
Quiroga. |
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La
recoleta actual y el comenzo del tango |
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Con
las epidemias de 1871, de cólera y fiebre amarilla, se desplazaron
las familias más ricas de sus residencias del sur hacia el norte
y se fue poblando el área. La consolidación definitiva es obra del
intendente Torcuato de Alvear, quien trazó en 1885 la Av. Alvear,
construida rápidamente con palacios suntuosos. Usando la tierra
de las excavaciones del Puerto Madero, fueron rellenando el Bajo
y convirtiéndolo en plazas y parque, para transformarla en la zona
más elegante de la ciudad.
Detrás
de la iglesia de Recoleta, hacia Av. Pueyrredón, se encontraban
los corrales, mataderos y el camino de las carretas hacia el norte,
lo que atrajo una población de orilleros, peones y matonaje alojado
en las pulperías. En esta atmósfera es donde se dice nació el tango,
entre inquilinatos y cafés, bailado en el Armenonville de Libertador
y Tagle en 1888; luego también en el Palais de Glace. |
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