Alvear deseaba emprender una rápida y victoriosa campaña que lo llevara no sólo hasta el Alto Perú sino también al Ecuador y si era posible a Bogotá, en un campamento erigido en Olivos, Alvear disciplinó las tropas que habían regresado de Montevideo -a las que incorporó españoles prisioneros- y también a efectivos de Buenos Aires.
Tal como se suponía, el Director Posadas nombró Jefe del Ejército del Norte a su sobrino Alvear en reemplazo de Rondeau; acompañado de su Estado Mayor, el nuevo jefe partió inmediatamente hacia ese destino, mientras tanto, un grupo de oficiales del ejército acampado en Jujuy al enterarse de los cambios se declaró abiertamente en favor de Rondeau y en la noche del 7 de Diciembre de 1814 los coroneles Martín Rodríguez, Manuel Pagola, Carlos Forest y otros, lograron apresar a varios militares partidarios de Alvear.
Los sublevados comunicaron a Rondeau que estaban dispuestos a sostenerlo por la fuerza de las armas si las circunstancias así lo requerían, por su parte, Alvear que se encontraba en la provincia de Córdoba en la Posta de Santa Cruz y se dirigía camino a Jujuy es cuando se enteró de lo sucedido, luego de enviar una enérgica desaprobación a esa actitud de indisciplina militar, dispuso regresar a Buenos Aires, antes que los sucesos agitaran aún más la ya crítica situación y encontraran apoyo en las tropas de la capital.
El 18 de Diciembre de 1814, Rondeau informó oficialmente al Gobierno de lo ocurrido y le anunciaba “que había tornado las medidas que le dictaba la prudencia para aquietar los ánimos”.
Cuando Alvear llegó a Buenos Aires la opinión pública censuraba la actuación de Posadas, debido a la reciente sublevación del Ejército del Norte, al fracaso de la misión diplomática de Belgrano y Rivadavia y a la situación en que se encontraban las provincias, en buena parte dominadas por la acción de Artigas.
Alvear exigía al Gobierno un plan enérgico de represión y de severos castigos, lo que motivó junto con la sublevación del Ejército del Norte la renuncia del Director Supremo Gervasio de Posadas con fecha 9 de Enero de 1815.
El 9 de enero de 1815 la Asamblea Nacional General Constituyente (Asamblea del Año XIII) aceptó la renuncia del Director Supremo Gervasio Posadas, debido a que el Ejército del Norte se había sublevado contra la autoridad del Director. Designó en su reemplazo al General Carlos María de Alvear.
José Rondeau, al mando del Ejército del Norte, desconoció la autoridad de Alvear como Director Supremo. No obstante, Alvear confirmó a Rondeau en la jefatura del Ejército del Norte. Simultáneamente, encargaba a Estanislao Soler el mando del ejército que estaba en Montevideo y él personalmente se proponía ejercer la comandancia de las tropas de la Capital, Cuyo, Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes.
El nuevo Director tenía sólo 25 años y su breve gobierno fue calificado por muchos como una verdadera dictadura. Entre los que le objetaban se hallaba el entonces gobernador de Cuyo, José de San Martín.
Alvear gobernó rodeado de su propia facción, sostenido sólo por la logia secreta a la que pertenecía y los oficiales adeptos del ejército. Organizó una red de espionaje y arrestó sin juicio a sus opositores e implantó una severa censura de prensa. Ante una posible conspiración, sin juicio, ordenó ejecutar a un capitán de ejército y colgarlo en la Plaza de Mayo.
Intentó rodearse de un boato y ceremonial que contrastaba con la modestia de que habían hecho gala los gobiernos anteriores, lo que le valió la censura de la opinión pública.
Mientras tanto, la oposición crecía en el interior y en la capital. San Martín renunció a su cargo aduciendo mala salud. En respuesta, Alvear envió para reemplazarlo al coronel Gregorio Perdriel, pero éste fue rechazado por el cabildo de Mendoza, capital de la provincia de Cuyo, que confirmó a San Martín.
En 1815 Alvear propuso utilizar su ejército para una expedición a Chile y avanzar en la guerra contra los realistas.
Su estrategia era la de atacar a los ejércitos reales indirectamente, llegando hasta la ciudad capital de Lima no a través del Alto Perú, pero el Cabildo de Buenos Aires —dirigido por Antonio José de Escalada, suegro de San Martín, quien era entonces su Regidor y Alcalde de primer voto— se negó.
Alvear de regreso en Buenos Aires después de su campaña en Montevideo dispuso agregar nuevos éxitos a su carrera militar, esta vez al frente del ejército destacado en la frontera Norte ,el deseaba emprender una rápida y victoriosa campaña que lo llevara no sólo hasta el Alto Perú sino también al Ecuador y si era posible a Bogotá. Esto produjo la caida de Posadas (su tio) y el nombramiento por el como Director Supremo , el nuevo Director tenía sólo 25 años y su breve gobierno (solo duro 3 meses) fue calificado por muchos como una verdadera dictadura.
En todo el territorio estallaron manifestaciones de oposición y rebeldía. La Banda Oriental, Entre Ríos, Santa Fe, Corrientes, Córdoba y las provincias de Cuyo manifestaron su disconformidad con Alvear, al que le endilgaban representar al centralismo porteño. Ante el creciente descontento, Alvear se propuso intimidar al espíritu público mediante un drástico bando por el cual se condena a muerte a quienes critiquen a su gobierno.
El Director Alvear carecía de influencia en el interior, dado que el peor enemigo para la causa del centralismo porteño era Artigas, que dominaba la campaña de la Banda Oriental y estaba extendiendo su influencia a las provincias del litoral, ordenó evacuar Montevideo.
Envió al almirante Brown a proponerle a Artigas, a cambio de la retirada de éste de las provincias del litoral, la independencia de toda la Banda Oriental, como si fuera este pequeño designio el que llevaba el Jefe de los Orientales. El ofrecimiento fue altivamente rechazado. San Martín estuvo en conflicto con el poder central, su gobierno en Mendoza disgustó tanto al poder central que Alvear lo destituye, envía un reemplazante provocando una verdadera pueblada.
Durante los tres meses que duró el Directorio de Alvear, el encarecimiento de la carne y el pan creó un clima de agitación. Como respuesta, el Director Supremo emitió un Bando por el cual se desterraba a varios ciudadanos, estableciendo la pena de muerte para los casos de deserción y conspiración. Estas medidas alteraron aún más a la población.
Alvear abandonó la Capital acuartelándose con sus fuerzas en Olivos, mientras Artigas se disponía a apoderarse de Santa Fe, para después avanzar sobre Buenos Aires. En marzo de 1815, Santa Fe se declaró independiente del Directorio y se sumó al Protectorado de los Pueblos Libres ( liga de Artigas).
Simultáneamente envió un ejército para tomar Santa Fe y, cruzando Entre Ríos, intentar atacar la Provincia Oriental, bajo el mando de Francisco Javier de Viana, pero el coronel Ignacio Álvarez Thomas, jefe de la vanguardia del ejército, se puso en contacto con enviados de Artigas y declaró su rebelión contra Alvear, negándose a usar sus propias fuerzas en una guerra civil.
La actitud de Alvarez Thomas y su ejército en Fontezuelas encontró apoyo en Buenos Aires, donde el movimiento fue dirigido por Estanislao Soler. Al llegar a la capital la noticia de la sublevación, Alvear optó por elevar su renuncia a la Asamblea pero retuvo el mando de las tropas. La Asamblea designó en su reemplazo un Triunvirato formado por Rodríguez Peña, San Martín y Matías Irigoyen.
Ante la desaprobación popular, el 15 de Abril el Cabildo aceptó la renuncia de Alvear, proclamó la disolución de la Asamblea y declaró nulo el efímero tercer Triunvirato. Desde ese momento el Cabildo se atribuyó funciones gubernativas.
Finalmente, Alvear entregó el mando de su ejército al general Juan José Viamonte y se alejó de inmediato a Río de Janeiro en una fragata inglesa.
La insurrección de Abril de 1815 ha sido llamada “movimiento federal” por cuanto el Gobierno establecido en Buenos Aires fue derribado por la presión de las fuerzas del Interior. Contribuyeron -en mayor o en menor grado- la rebelión del Ejército del Norte, el Litoral sublevado a las órdenes de Artigas y las provincias de Cuyo que desconocieron la voluntad del Director Supremo.
En la misma Ciudad de Buenos Aires la opinión pública se volcó contra el Gobierno y precipitó los acontecimientos que determinaron la disolución de la Asamblea, la caída de Alvear y la entrega del poder al Cabildo.