Congreso General de 1824

El Congreso General fue una reunión de los diputados de las Provincias Unidas del Río de la Plata, y fue una de las últimas medidas del gobierno del general Martín Rodríguez, el congreso inició sus sesiones en diciembre de 1824  (bajo el Gobierno de Las Heras) y tuvo por finalidad restaurar la unidad nacional de las Provincias Unidas del Río de la Plata y el dictado de una constitución nacional luego de que las autoridades nacionales desaparecieran como consecuencia de la batalla de Cepeda y se iniciara la Anarquía del Año XX.


Origen del congreso

 Hacia finales del gobierno de Martín Rodríguez, por iniciativa de Bernardino Rivadavia, secretario de Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, se enviaron misiones al interior de las provincias que habían formado parte del ex Virreinato del Río de la Plata con el objeto de invitar a las provincias a reunirse en el “cuerpo de nación” bajo el sistema representativo y republicano.

Circunstancias internas y externas hacían posible un nuevo intento de organización nacional:

  1. Las provincias, superada la crisis que produjo la Anarquía del Año XX, habían organizado sus instituciones, entrando en una etapa de convivencia pacífica
  2. Buenos Aires, recuperada, luego de la "gran experiencia", había demostrado su importancia política y económica para costear los gastos generales del congreso.
  3. Gran Bretaña, decidida a reconocer la independencia argentina, exigía tratar con autoridades nacionales.
  4. El Imperio del Brasil, proclamado en 1822, había incorporado la Banda Oriental y amenazaba con invadir el litoral argentino.

Después de lograr el consenso de las provincias, Buenos Aires fue elegida sede del Congreso General que se reunió en diciembre de 1824. Estaba integrado por representantes de las provincias elegidos en proporción al número de habitantes, uno cada 15.000 habitantes o fracción mayor de 7.500.

Julian Seguro de Aguero

Julián Segundo de Agüero fue el autor de la ley que nombró un Presidente de la República sin una constitución que definiese sus alcances y responsabilidades; apoyó para el cargo a Bernardino Rivadavia, pese a que no era un aliado permanente de éste. En premio, Rivadavia lo nombró su Ministro de Gobierno. Sostuvo la causa del presidente desde el periódico oficial, "El Nacional". Entre sus posturas polémicas, rechazaba la acción política del Partido Federal, y aún cuando éste ganara elecciones consideraba que no tenía derecho a participar en el gobierno. Entre sus adversarios de peleas periodísticas, sobresalían los dos jefes del Partido Federal porteño, Manuel Dorrego y Manuel Moreno.

Convocatoria del Congreso nacional

Para trabajar en favor del Congreso fue enviado Juan García de Cossio a Entre Ríos, y Diego E. Zavaleta a las provincias del centro y oeste, como se ha dicho. Urgía la reunión de todas las provincias en cuerpo nacional administrado por el sistema representativo; en las instrucciones dadas a los comisionados el gobierno decía que se proponía reunir todas las provincias del territorio que antes de la emancipación componían el virreinato del Río de la Plata en cuerpo de nación, administrado bajo el sistema representativo por un solo gobierno y un solo cuerpo legislativo.

Se procuró suavizar todas las tensiones con los gobernadores de las provincias, especialmente con Bustos, para que se olvidase el pasado reciente; era preciso contar sin reservas con el apoyo del interior. 

A Santa Fe, que había entrado directamente en convenios con los orientales, se le haría comprender que la cuestión de Montevideo era un asunto de interés nacional y que convenía agotar la acción diplomática antes de precipitar la gura, para la cual hacían falta todos los recursos y toda la fuerza moral de la nación entera.

En España había caído entretanto el partido constitucionalista y liberal, y Fernando VII volvió a imponer el absolutismo con ayuda de la Santa Alianza. Todavía era posible en esa situación que se intentase la recuperación de las colonias americanas por la fuerza.

El 12 de febrero de 1824, en nombre del gobierno, Rivadavia se dirigió a la Sala de representantes fundando un proyecto de ley relativo a la reinstalación del Congreso nacional era preciso tomar resoluciones sobre la guerra de la independencia en el Perú y sobre las negociaciones con el Brasil, que persistía en retener bajo su dominio a Montevideo. La ley respectiva fue sancionada el 27 de febrero y así quedó facultado el gobierno de Buenos Aires para invitar a los pueblos de la antigua Unión a reunir Jo antes posible la representación nacional.

Los diputados al Congreso serían elegidos según el reglamento provisional de 1817, a razón de uno por cada 15.000 habitantes, en elección directa, o sea por el sistema del sufragio universal, según la ley de agosto de 1821. Los extranjeros sin carta de ciudadanía no podrían votar.

Buenos Aires fue fijado como lugar del Congreso

Las elecciones se llevaron a cabo en Buenos Aires y en las provincias el 18 de marzo, pero la Junta de representantes no las aprobó hasta el 9 de octubre. El gobierno, es decir, el poder ejecutivo, quedó facultado para designar el lugar de reunión del Congreso.

Los diputados porteños fueron Mariano Andrade, Ju­lián Segundo de Agüero, José Valentín Gómez, Juan José Paso, Diego Estanislao Zavaleta, Manuel José García, Ni­colás Anchorena, Francisco Fernández de la Cruz y Ma­nuel Antonio Castro.

Los diputados que fueron llegando de provincias mos­traron en sus instrucciones el espíritu federal que animaba al interior; también en la provincia de Buenos Aires había inclinaciones en ese sentido; la constitución que aprobase el Congreso sería aprobada o rechazada por ella y la aceptación se haría por la Junta de representantes, reno­vada íntegramente.La provincia en cuyo nombre se había hecho fracasar el Congreso federal de Córdoba, señalaba como condición la autonomía del propio sistema institucional.