Pedro Eugenio Aramburu - Dictadura 1955 -1958

Características

El general Aramburu desplazo a Eduardo Lonardi el cual mantuvo como cuerpo asesor la Junta Consultiva integrada por políticos pertenecientes a partidos y sectores que se habían opuesto al gobierno peronista. Aramburu tenía como uno de los principales objetivos la «desperonización del país», por lo que se investigó y en algunos casos se procesó a los funcionarios del gobierno derrocado, se intervino la Confederación General del Trabajo de la República Argentina, se destruyeron todos los símbolos del peronismo que habían sido incorporados al aparato del Estado y se llegó a prohibir la sola mención del nombre de Perón, quien pasó a ser llamado en los medios como el «expresidente», el «tirano prófugo» o bien «el dictador depuesto».

Como resultado de un golpe interno en las Fuerzas Armadas asumió la Presidencia Provisional de la Nación el General Pedro Eugenio Aramburu en noviembre de 1955, junto con el Almirante Isaac Rojas como Vicepresidente. Significaba un endurecimiento del régimen. Inmediatamente la C.G.T. declaró una huelga general a la cual el gobierno respondió con la intervención a la central obrera, que fue ocupada por fuerzas de la Infantería de Marina y se detuvo a varios dirigentes. El gobierno fue auxiliado en su labor por una Junta Consultiva, compuesta por figuras de los partidos políticos (excepto el comunista) y del laicado católico.

Obra de Gobierno

Se emprendió el juicio por "traición a la Patria" contra Perón y figuras de su gobierno. Un tribunal militar separó al líder de sus rangos castrenses. El diario LA PRENSA fue restituido a sus propietarios y fueron clausuradas publicaciones que simpatizaban con el Presidente derrocado. El Partido Peronista fue proscrito, la Fundación Eva Perón fue disuelta y sus bienes fueron liquidados.

Los restos de Eva Perón, que se encontraban en la C.G.T., fueron retirados y transferidos a un lugar desconocido por años. Pesó la prohibición de toda canción, emblema y nombre asociado al peronismo. La Comisión Nacional de Investigaciones acentuó su acción allanando y deteniendo. El gobierno se autodefinió liberal y democrático, al tiempo que ponía en práctica un plan para "desperonizar" el país para el cual contó con el apoyo de partidos políticos que reclamaron un endurecimiento del régimen.

Las universidades fueron intervenidas. Los docentes comprometidos con el peronismo fueron expulsados y se propició el regreso de aquellos exiliados en la década anterior. Se estableció un nuevo Estatuto Universitario que estableció el gobierno tripartito: docentes, estudiantes y egresados. La C.G.T. y casi todos los sindicatos fueron intervenidos.

Purga de las fuerzas armadas

La dictadura de Aramburu inició una segunda etapa de la dictadura militar, caracterizada esencialmente por adoptar una línea dura frente al peronismo entre ellos la depuración de las fuerzas armadas. El nuevo régimen encaró una purga en las Fuerzas Armadas, en la Marina, fueron forzosamente pasados a retiro 114 oficiales, entre los que figuraban todos los almirantes con la excepción de Isaac Rojas y 45 capitanes de navío. En el Ejército, fueron pasados a retiro 63 de los 86 generales en actividad y unos mil oficiales fueron obligados a pasar a retiro.

La dictadura de Aramburu propició una legislación de persecución y prevención del comunismo, así como dio un rango estratégico al espionaje ideológico. El resultado fue la militarización de las agencias de seguridad e inteligencia, que tomaron como tarea monitorear la conflictividad interna y hacer espionaje sobre el comunismo y las acciones de la “resistencia peronista”. En 1956 fue creada la Secretaría de Informaciones del Estado (SIDE) que tenía potestad para realizar operaciones encubiertas y manejarse a discreción con fondos reservados. El mismo año se “refundó” la Dirección de Inteligencia de la Policía de Buenos Aires (DIPBA); una agencia dedicada a la vigilancia ideológica que reunió una voluminosa base informativa, organizada con criterios macartista.​ También se establecieron contactos con Francia para iniciar cursos de guerra contrarrevolucionaria, una especialidad creada a partir de la experiencia colonialista en el sudeste asiático y en Argelia y que formarían los " escuadrones de la muerte en Argentina.

Censura deportiva

El 9 de octubre de 1955 se crea la Comisión Nacional de Investigaciones con el fin de investigar y perseguir diferentes clases de delitos cometidos por allegados y funcionarios del gobierno constitucional derrocado. Las victorias del peronismo no pudieron ser tapadas por el golpe de 1955, y se ensañarón como los deportistas ya que el deporte había sido una política de estado, y la caída del gobierno de Perón significaría también la caída del deporte. Argentina no sólo organizó el “Primer Campeonato Mundial de Basketball Libertador General San Martín”, en 1950, sino que lo ganó frente al país creador del básquet, Estados Unidos. El atletismo también tuvo un crecimiento magnífico. Se realizaron los primeros Juegos Panamericanos de la historia, también en Argentina, en los que los argentinos salieron en primer lugar en el medallero.

En total Argentina ganó siete medallas: tres de oro, tres de plata y una de bronce y el 14° puesto en la tabla de 59 países que participaban. La Comisión Nacional de Investigaciones acusó a los deportistas de “ser profesionales” por cobrar plata cuando el deporte era amateur, por lo que no se los dejó competir o salir del país. La realidad era que los acusaban de peronistas, aunque no lo fueran. Así les ocurrió a los campeones de básquet de 1950 que fueron suspendidos de por vida.

Extraño y ridículo destruir el futuro de un deporte acusándoles de ser algo que, fueran o no, no tenía incidencia en el deporte. Otros atletas también fueron inhabilitados por el gobierno del golpe, como el remero Eduardo Guerrero, el corredor Osvaldo Suárez, maratonista que tenía grandes posibilidades de obtener una medalla y no pudo ir a los Juegos Olímpicos de Melbourne en 1956. Como ellos, muchos otros se quedaron sin poder ir a esos Juegos. La delegación argentina fue de sólo 37 deportistas y ganó dos medallas (plata y bronce). Fue una derrota para el deporte nacional. Fue la primera vez, desde Perón, que Argentina no obtuvo una medalla de oro. Fue el fin de un ciclo deportivo.

El campeón sudamericano de bochas Roque Juárez, el maratonista Delfo Cabrera y hasta los corredores Walter Lemos y Osvaldo Suárez, que por consecuencia de la suspensión no pudieron competir en la Maratón de Melbourne 1956. La tenista María Luisa Beatriz Terán  estaba jugando las finales del Campeonato Abierto de Alemania Occidental. EL interventor civil de la Asociación Argentina de Tenis envió un telegrama a la FIT (Federación Internacional de Tenis) solicitando la exclusión de Terán en todo torneo. La FIT rechazó la referida petición por improcedente, considerando que existía persecución política y por atentar contra el espíritu del deporte. Terán se vio obligada a huir a España y abandonar la actividad deportiva; se suicidó a los 66 años.

El robo del cadáver de Evita

Un comando de la Marina, ejecutando órdenes del entonces presidente de facto, general Pedro Eugenio Aramburu, penetró por la fuerza en el edificio de la CGT y robó el cadáver de Evita. En la noche del 22 de noviembre de 1955, el teniente coronel Carlos Eugenio Moori Koenig –su apellido significa “rey de la ciénaga”–, jefe del Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE), y su lugarteniente el mayor Eduardo Antonio Arandía ordenaron a los capitanes Lupano, Alemán y Gotten que abandonaran sus puestos de guardia en la CGT sobre la puerta que separaba al cadáver de Eva Perón del mundo exterior. El coronel, el mayor y la patota que los acompañaba traían la orden emanada de las más altas autoridades de la llamada “Revolución Libertadora” de secuestrar el cadáver de la mujer más amada y más odiada –aunque no en las mismas proporciones– de la Argentina. Y así, por aquellas cosas de la “obediencia debida” y del propio odio de clase, cumplieron acabadamente con su misión ante la mirada atónita del doctor Pedro Ara, que veía cómo se llevaban junto con Evita a su obra más perfecta.

Las órdenes dadas por los jefes golpistas, curiosamente denominados “libertadores”, al teniente coronel y su grupo eran muy precisas: había que darle al cuerpo “cristiana sepultura”, lo cual no podía significar otra cosa que un entierro clandestino. Pero el “rey de la ciénaga” no era sólo el jefe de aquel servicio de inteligencia, era un fanático antiperonista que sentía un particular odio por Evita. Ese odio se fue convirtiendo en una necrófila obsesión que lo llevó a desobedecer al propio presidente Aramburu y a someter el cuerpo a insólitos paseos por la ciudad de Buenos Aires en una furgoneta de florería. Intentó depositarlo en una unidad de la Marina y finalmente lo dejó en el altillo de la casa de su compañero y confidente, el mayor Arandía. A pesar del hermetismo de la operación, la resistencia peronista parecía seguir la pista del cadáver y por donde pasaba, a las pocas horas aparecían velas y flores. La paranoia no dejaba dormir al mayor Arandía. Una noche, escuchó ruidos en su casa de la avenida General Paz al 500 y, creyendo que se trataba de un comando peronista que venía a rescatar a su abanderada, tomó su 9 milímetros y vació el cargador sobre un bulto que se movía en la oscuridad: era su mujer embarazada, quien cayó muerta en el acto.

Moori Koenig intentó llevar el cuerpo a su casa; pero su esposa, María, se opuso terminantemente. Así lo recordaba hace unos años junto a su hija, Susana Moori Koenig: “Susana: papá lo iba a traer a nuestra casa, pero mamá se puso celosa. María (interrumpe): Y cuando lo quiso traer, yo dije no, en casa el cadáver no. Todo tiene un límite”.  El hombre tenía una pasión enfermiza por el cadáver. Los testimonios coinciden en afirmar que colocaba el cuerpo –guardado dentro de una caja de madera que originalmente contenía material para radiotransmisiones– en posición vertical en su despacho del SIE; que manoseaba y vejaba el cadáver y que exhibía el cuerpo de Evita a sus amigos como un trofeo. Una de sus desprevenidas visitantes, la futura cineasta María Luisa Bemberg, no pudo creer lo que vio; azorada por el desparpajo de Moori Koenig, corrió espantada a comentarle el hecho al amigo de la familia y jefe de la Casa Militar, el capitán de navío Francisco Manrique.

Enterado Aramburu del asunto, dispuso el relevo de Moori Koenig, su traslado a Comodoro Rivadavia y su reemplazo por el coronel Héctor Cabanillas, quien propuso sacar el cuerpo del país y organizar un “Operativo Traslado”. Allí entró en la historia el futuro presidente de facto y entonces jefe del Regimiento de Granaderos a caballo, teniente coronel Alejandro Lanusse, quien pidió ayuda a su amigo, el capellán Francisco “Paco” Rotger. El plan consistía en trasladar el cuerpo a Italia y enterrarlo en un cementerio de Milán con nombre falso. La clave era la participación de la Compañía de San Pablo, comunidad religiosa de Rotger, que se encargaría de custodiar la tumba. El desafío para Rotger era comprometer la ayuda del superior general de los paulinos, el padre Giovanni Penco, y del propio Papa Pío XII

El asesinato de Satanowsky

El 13 de junio de 1957 apareció muerto en su estudio de la calle San Martín 536, el doctor Marcos Satanowsky. El asesinato fue cometido por un grupo de tareas dirigido por el general Quaranta, que había participado por órdenes directas de Aramburu en los fusilamientos de José León Suárez y del asalto a la embajada de Haití. 

El 13 de junio de 1957 Marcos Satanowsky concurrió a su estudio jurídico ubicado en la calle San Martín al 500 de la ciudad de Buenos Aires como acostumbraba a hacerlo. A media mañana entraron al mismo tres hombres, uno de los cuales llevaba un libro de Satanowsky y solicitó entrevistarse con el mismo para –manifestó- pedirle que se lo autografíe para un profesor chileno amigo suyo y fue así que los tres ingresaron en su despacho. Se sabe que tuvieron una conversación que finalizó cuando el abogado recibió en la cabeza un fuerte golpe de culata, al parecer cuando intentaba llamar por el intercomunicador, y luego un disparo con un arma de fuego prácticamente apoyada sobre su pecho que impactó en su aorta. El disparo no fue oído fuera del despacho, los hombres salieron esgrimiendo armas, amenazaron a los presentes, hicieron un disparo intimidatorio hacia el techo, salieron del edificio y se fueron a pie.

La causa penal que se inició a raíz del homicidio quedó a cargo del juez de instrucción Bernabé Ferrer Pirán Basualdo. En el despacho se encontró el libro que portaba uno de los homicidas, dentro del cual había recortes de diarios y panfletos antisemitas. En los días siguientes, mientras se realizaba la investigación comenzaron a llegar amenazas telefónicas a familiares del fallecido y cartas anónimas a personas conocidas de éste, por lo cual el juez ordenó intervenir los teléfonos de los familiares de Satanowsky. 

Creación de la SIDE

Tras el quiebre institucional de septiembre de 1955 se inició un proceso de militarización de los organismos de seguridad y de información e inteligencia del Estado por medio del cuales las Fuerzas Armadas, en forma institucional, fueron controlando y ocupando estos organismos.
En 1955, Pedro Aramburu y la Revolución Libertadora cambiaron su nombre por el de Secretaría de Informaciones del Estado (SIDE) y dispuso que sus gastos pasaran a ser secretos. Peronistas y comunistas pasaron a ser los objetivos de la SIDE, con la lógica de convertir en blancos de la inteligencia civil a los rivales.​

En enero de 1956, durante la dictadura de Pedro Eugenio Aramburu tras una restructuración que incluyó la purga de varios funcionarios de la secretaria, la SIDE se orientó de lleno al cumplimiento de la consigna de “desperonizar”, convirtiendo a la Resistencia Peronista en el principal blanco de persecución y espionaje de la agencia.​ 

En 1956 a través del decreto 776/1956, la SIDE pasó a alternar sus actividades con el espionaje amparada en la potestad para realizar operaciones encubiertas y manejar fondos reservados. En junio de 1956, un grupo de la SIDE ingresó por la fuerza en la residencia del embajador haitiano en Vicente López, con el objeto de apresar al general Raúl Tanco y a otros siete activistas asilados en el lugar. Gracias a la intervención de la esposa del embajador, que se interpuso entre los asilados y los hombres de Quaranta, que se disponían a fusilarlos en plena calle, el gobierno finalmente debió dar marcha atrás.

La conducción del organismo fue asumida por el general Juan Constantino Quaranta, un ferviente antiperonista, su nombre cobró notoria publicidad al ser señalado como instigador del asesinato del abogado Marcos Satanowsky, cometido el 13 de junio de 1957 por miembros de la SIDE a pedido del presidente de facto Pedro Eugenio Aramburu.​

dictador Pedro Eugenio Aramburu

El dictador Pedro Eugenio Aramburu reemplazo a Eduardo Lonardi en la presidencia de facto, ferviente anteperonista tenía como uno de los principales objetivos de la Revolución Libertadora fue la «desperonización del país», por lo que se investigó y en algunos casos se procesó a los funcionarios del gobierno derrocado, se intervino la Confederación General del Trabajo de la República Argentina, se destruyeron todos los símbolos del peronismo que habían sido incorporados al aparato del Estado y se llegó a prohibir la sola mención del nombre de Perón, quien pasó a ser llamado en los medios como el «expresidente», el «tirano prófugo» o bien «el dictador depuesto». El peronismo contestó con una serie de huelgas y sabotajes, iniciando lo que dio en llamarse la Resistencia Peronista. También se dejaron sin efecto los nombres alusivos al movimiento peronista tales como Eva Perón, Juan Domingo Perón, 26 de julio, 8 de octubre, 7 de mayo y 17 de octubre entre otros, que designaban a calles, plazas, estaciones de subterráneo y de ferrocarril.



mary teran de weiss

Mary Terán de Weiss fue número uno de Argentina en 1941, 1944, 1946, 1947 y 1948.3​ Ganó dos medallas de oro (single y doble femenino con Felisa Piérola) y una de bronce (dobles mixto con Alejo Rusell)​ en los Juegos Panamericanos de 1951, siendo una de las grandes figuras de este torneo. En esta época, era considerada una de las mejores veinte tenistas del mundo.
Simpatizante del peronismo, fue condecorada con la Medalla Peronista, luego de 1955 fue perseguida por sus ideas políticas, razón por la cual primero debió exiliarse en España y finalmente con la suspensión que decretó el dictador Pedro Eugenio Aramburu sobre ella y otros deportistas de primer nivel se vio obligada a abandonar la actividad deportiva.​ Durante décadas permaneció ignorada por el Estado, los medios de comunicación y las organizaciones deportivas hasta que se suicidó en 1984, a los 66 años.



Eduardo Guerrero y Tranquilo Capozzo, luego de obtener la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Helsinki en 1952.

Eduardo Guerrero  junto a Tranquilo Capozzo fueron  ganadores de la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Helsinki 1952  en la especialidad doble par de remos sin timonel.
En 1955, bajo la dictadura denominada Revolución Libertadora el dictador Pedro Eugenio Aramburu designó al  General Fernando Huergo, como  interventor de la Confederación Argentina de Deportes y el Comité Olímpico Argentino, el comité dictó la suspensión de centenares de atletas que fueron proscritos por razones políticas. Los deportistas olímpicos fueron vetados durante la dictadura de participar en actividades deportivas, por lo que no pudo participar en los Juegos Olímpicos de Melbourne 1956. Recién al volver la Democracia en Argentina, bajo el gobierno de Arturo Illia, se levantó su proscripción. Esta decisión de la dictadura produjo una brusca declinación del rendimiento deportivo en Argentina. 



Evita

Un comando de marinos al mando del teniente coronel Carlos de Moori Koenig entró por la fuerza en el edificio de la CGT, derribó el busto de Evita que se encontraba en el primer piso y con armas forzaron la puerta de la capilla del segundo piso. Allí quemaron las banderas argentinas dispuestas sobre el cadáver y orinaron sobre el mismo, antes de llevárselo. Durante tres días, el cuerpo recorrió diferentes puntos de la ciudad, a fin de no levantar sospechas, dentro de un camión.El relato del exmayor Jorge Dansey Gazcón difiere, ya que asegura que fue él quién lo trasladó.​ Desde ese momento se estableció un itinerario macabro y perverso.
Moori Koenig puso el cadáver dentro de una camioneta y lo mantuvo en su interior durante varios meses, estacionándola en distintas calles de Buenos Aires, en depósitos militares, o incluso en la casa de un militar. Una noche incluso, los militares llegaron a matar a una mujer embarazada confundiéndola con un comando peronista que pretendía recuperar el cadáver. Moori Koenig instaló en su oficina el féretro, con el cadáver de pie. Una de las personas que vio en esas circunstancias el cadáver de Evita fue la cineasta María Luisa Bemberg.



Marcos Satanowsky

Marcos Satanowsky fue un exitoso abogado, soltero y sin hijos, que en 1912 había obtenido la nacionalidad argentina. Se recibió de abogado en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires en 1915, doctorándose al año siguiente con una tesis sobresaliente. En 1921 ingresó como profesor adscripto a la Cátedra de Derecho Comercial y en 1945 fue propuesto primero en una terna para acceder al cargo de profesor titular. En 1926 fue el primer presidente de la Sociedad Hebraica Argentina y que en 1936 había fundado El Diario, una publicación de orientación progresista dirigida a la colectividad judía. Fue profesor titular de Derecho Comercial y escribió un libro en dos tomos con ese nombre que fue utilizado en la Argentina durante muchos años y llegó a integrar la Comisión Directiva de la Sociedad Rural Argentina. Al tiempo de fallecer compartía un próspero estudio jurídico con su hermano Isidro, era síndico o director de varias sociedades anónimas clientes del estudio y propietario de una explotación agropecuaria denominada Cabaña Los Montes



rodolfo walsh y el caso Satanowsky

Rodolfo Walsh le llamó la atención el caso porque estaba rodeado de actos contradictorios y denuncias de amenazas a familiares de la víctima y policías que investigaban más allá de lo necesario. El periodista ya había investigado sobre los fusilamientos en León Suarez de junio de 1956 publicando -al año siguiente- Operación Masacre, una obra realizada a partir de un reportaje al militante peronista Juan Carlos Livraga, el famoso “fusilado que vive”. El libro le dio un importante reconocimiento como periodista de la resistencia peronista, denunciante del gobierno golpista.
Walsh comenzó una minuciosa tarea de investigación periodística recolectando datos, testimonios, entrevistas, siguiendo cada indicio y pista hasta el final y, entre el junio y diciembre de 1958, publicó en la revista Mayoría – la misma que había sacado a la luz su investigación anterior- una serie de 28 notas en las que develó la participación de los servicios de inteligencia del Estado en el crimen. No buscaba lavarle la cara a la víctima sino dejar al desnudo los abusos de poder político de la Libertadora, la corrupción judicial, el rol de los servicios y la colaboración de los grandes medios. Mayoría anunciaría la serie de crónicas semanales, el 2 de junio, bajo el titular: “Sensacionales revelaciones sobre el caso Satanowsky”. El 9 de junio aparece la primera entrega. Walsh invita a los lectores a sumergirse en esta historia: “Los diarios lo llamaron ‘el crimen del autógrafo. Y también, ‘el crimen del silencio’. Inevitablemente se repitió hasta la fatiga la palabra misterio. Renunciaremos de ante mano a esa ventaja. El caso Satanowsky no es demasiado misterioso”



Fusilamiento de Jose  Leon Suarez

Los fusilamientos clandestinos de José León Suárez fueron un episodio represivo del levantamiento del General Juan José Valle contra la dictadura gobernante, dentro del movimiento más amplio de la Resistencia peronista, que dispuso el fusilamiento público del propio General Valle y diecisiete militares sublevados, así como el fusilamiento clandestino de dieciocho civiles, en las localidades bonaerenses de Lanús y José León Suárez.
Los fusilamientos clandestinos permanecieron desconocidos hasta que el periodista Rodolfo Walsh descubrió e investigó los que se habían producido en León Suárez, publicando su investigación en 1957 a través de un histórico relato novelado titulado Operación masacre. De las doce personas fusiladas en León Suárez, cinco murieron en el acto (Carlos Lizaso, Nicolás Carranza, Francisco Garibotti, Vicente Rodríguez y Mario Brión) y siete sobrevivieron. Su mensaje incluía el compromiso de un llamado inmediato a elecciones y la garantía de una absoluta libertad de prensa, así como la libertad de todos los presos políticos, el reintegro de los derechos sindicales y la recuperación de la industria nacional.



general Raul Tanco

El general Raul Tanco durante el transcurso del golpe de estado de septiembre de 1955 se mantuvo leal al presidente Perón, y formó parte de la junta militar presidida por el teniente general José Domingo Molina tras la renuncia de éste. Los líderes golpistas lo pasaron forzosamente a retiro militar pocos días después y lo confinaron en un campo de su propiedad, en el partido de General Guido. Participó de las conspiraciones para derrocar al dictador Pedro Eugenio Aramburu, y acompañó como segundo jefe a Juan José Valle en el alzamiento militar del 9 de junio de 1956. Tras el fracaso del mismo, el día 14 obtuvo asilo en la embajada de Haití en Buenos Aires; fuerzas militares violaron la inmunidad diplomática y secuestraron a los asilados en esa embajada e incluso golpearon a la esposa del embajador, a la que un oficial calificó de «negra de mierda».​ No obstante, la firme actitud del embajador obligó al dictador a devolver a los asilados a la embajada.