Gabinete de Uriburu

El mismo 6 de septiembre, el decreto lleva la fecha del día siguiente, el general Uriburu designó vicepresidente de la República a Enrique Santamarina; ministro del interior a Matías G. Sánchez Sorondo; ministro de hacienda a Enrique S. Pérez (193031) ; subsecretario de éste fue Raúl Prebisch; ministro de justicia e instrucción pública a Ernesto Padilla; de marina, al contralmirante Abel Renard; de guerra al general Francisco Medina; de obras públicas a Octavio S. Pico; de relaciones exteriores a Ernesto Bosch, que había desempeñado el mismo cargo con Roque Sáenz Peña; de agricultura a Horacio Béccar Varela. Secretario de la junta revolucionaria fue el teniente coronel Emilio Kinkelín

El vicepresidente Enrique Santamarina, que no era político, sino empresario, financista, hacendado, renunció al cargo ya el 25 de octubre; le fue aceptada la renuncia y no fue reemplazado.

Robert A. Potash escribió en su monografía sobre el ejército y la política en la Argentina: "El gobierno de Uriburu no era una junta militar en el sentido latinoamericano usual de un cuerpo ejecutivo en el que las fuerzas armadas son representadas directamente en la proporción de su fuerza o de su contribución a la acción revolucionaria que les llevó al poder. Como oficial retirado, Uriburu no tenía mando militar en 1930. Su éxito en la organización de la revolución resultó no tanto de su posición en la jerarquía militar como de su gran prestigio personal entre los oficiales activos y retirados".

Se trataba de un gobierno civil, salvo los ministros del ejército y de la armada, que estaban en manos de profesionales del arma respectiva. Los miembros del gabinete, salvo Matías Sánchez Sorondo, que tenía 50 años, eran representantes del conservatismo tradicional, con más de 50 y de 60 años de edad. También fueron civiles la mayor parte de los interventores en las provincias.