La Liga de las Naciones

Terminó la primera guerra mundial con el triunfo de las naciones aliadas, desenlace esperado desde el momento de la intervención activa en la contienda de los Estados Unidos, con su inmenso poderío material y humano.

Con la fuerza incontrastable que puso en el platillo de la balanza para decidir el conflicto armado, llevó al mundo, por la voz de su presidente Woodrow Wilson, la idea de una superestructura para asegurar la paz en el mundo. Wilson concretó en catorce puntos su mensaje y la Liga de las naciones que proyectaba en ellos entendería en lo sucesivo en los eventuales litigios internacionales.

La idea de la Liga de las Naciones no fue rechazada, sino fervorosamente apadrinada por Yrigoyen. En un telegrama del 13 de marzo de 1919, firmado por Yrigoyen y Honorio Pueyrredón, a Marcelo T. de Alvear, representante argentino en París, se expresaba el criterio del gobierno: "Puede V. E. asistir a la reunión (preparatoria de la constitución de la Liga de las naciones) y trasmitirme sus opiniones. El gobierno argentino acepta en principio la formación de la Liga de las Naciones, propuesta por el presidente Wilson. No cree que en reuniones privadas deba adelantar opinión sobre sus condiciones. Tratándose de una Liga que ha de establecer y regir la paz futura entre todas ellas, no cabe ya el distingo entre beligerantes y neutrales. Tampoco pueden discutirse sus bases con exclusión de éstos y menos aun cuando intervienen países que simplemente rompieron las relaciones, lo que no los constituye en beligerante. Por otra parte, con independencia de este criterio, hay que observar que la Argentina se halla en situación especial que, cuando menos, la coloca en igual situación, en la conferencia, con los países que sólo rompieron las relaciones con Alemania. Durante la contienda, la Argentina afrontó las responsabilidades que podían llevarla a la guerra, y si no participó, fue porque Alemania respondió ampliamente a todas sus exigencias. Así exigió y obtuvo para su bandera, la libre navegación de los mares y la promesa cumplida de no atacar en lo sucesivo los buques argentinos, el reconocimiento implícito de que los productos naturales del país no podían ser considerados contrabando de guerra, y la satisfacción e indemnizaciones por los daños causados en simples barcos mercantes respecto a los cuales las naciones suelen declinar en sus exigencias. Reconoció en acto público la razón que asistía a los Estados Unidos al declarar la guerra a Alemania, por no haber sido satisfecho en sus reclamaciones y tuvo además juicios idénticos para otras naciones que se hallaban. en situaciones análogas". . .

Woodrow Wilson

El presidente Woodrow Wilson desde fines de diciembre de 1918 hasta junio de 1919, estuvo en Europa negociando el Tratado de Versalles y planificando la naciente Liga de Naciones, esfuerzos por los cuales recibió el Premio Nobel de la Paz de 1919 (un premio que No recibió oficialmente hasta 1920). 

La delegación argentina a la asamblea de la Sociedad de las naciones recibió el 7 de octubre de 1920 instrucciones que establecen entre otras cosas:

"Sostendrá como cuestión fundamental que sean por igual admitidos a incorporarse a la Sociedad de las Naciones todos los Estados soberanos reconocidos como tales por la comunidad internacional.

"La delegación procurará que se suprima del Pacto la denominación de 'potencias aliadas y asociadas', así como cualquier otra expresión que importe establecer un vínculo entre la nueva institución que se crea y la pasada guerra.

"Tendrá asimismo presente los términos en que el gobierno argentino dio su adhesión al pacto de la Sociedad de las naciones contenido en los artículos 1 y 2 del tratado de Versalles y al régimen del trabajo establecido en dicho tratado.

"Podrá sugerir la conveniencia de que la asamblea tenga competencia para preparar los proyectos de convenciones internacionales sobre cuestiones que ofrezcan un interés general para la humanidad y la misión de procurar la codificación evolutiva del derecho de gentes.


Honorio Pueyrredón acompañado por Ramón Gómez, en ocasión de su partida a Ginebra para las sesiones de organización de la Liga de las Naciones.

Honorio Pueyrredón acompañado por Ramón Gómez, en ocasión de su partida a Ginebra para las sesiones de organización de la Liga de las Naciones. En La Nación.


"Propondrá que los miembros del Consejo sean elegidos por la Asamblea, conforme al principio de la igualdad de los Estados y a base de que, dentro de un período de tiempo, todos los Estados que formen la Sociedad lleguen a estar representados en el Consejo. Propondrá que el Consejo, como la Asamblea, puedan reunirse extraordinariamente, toda vez que así lo soliciten un número determinado de miembros de la Sociedad. Indicará que se asigne al Consejo la función de preparar que los Estados signatarios adopten las decisiones de la Asamblea ..

"La delegación tendrá presente que la República Argentina repudia la guerra de conquista y considera ilegítima toda apropiación violenta de territorio ajeno.

"Sostendrá el principio del arbitraje general y obligatorio para todos los asuntos que no hayan podido solucionarse por la vía diplomática, con excepción de las cuestiones que afecten preceptos de la Constitución política de los Estados. Para las controversias internacionales, que según las leyes locales deban resolverse por los tribunales de cada país, se establecerá la facultad de no someterlas al juicio arbitral antes que la jurisdicción nacional se haya pronunciado definitivamente.

"La delegación tendrá presente como fundamentales los siguientes principios:

  • a) La igualdad de todos los Estados soberanos;
  • b) El principio de autodeterminación de los pueblos;
  • c) La libertad de los mares;
  • d) La inviolabilidad de la propiedad privada en la guerra marítima;
  • e) La restricción dcl concepto de contrabando y la adopción de las reglas precisas y uniformes al respecto; f) La declaración de que los productos naturales del país no deben calificarse de contrabando de guerra, pues sirven para satisfacer las necesidades normales y primo, diales de la humanidad;
  • g) La existencia de una moral internacional."

En octubre de 1920 se telegrafía al embajador argentino en Washington:

"La República Argentina concurre a la Asamblea de la Liga sin prejuicio alguno. Va sinceramente animada del deseo de la paz universal a cuyo fin presentará proposiciones fundamentales, completamente propias, y de las resoluciones de dicho Congreso a su respecto dependerá su solidaridad o no con los actos a realizarse."

A las objeciones de Alvear contra las instrucciones del gobierno argentino respecto a la Liga de las Naciones, respondió Yrigoyen con una larga exposición de su pensamiento, más bien de su mística, en lenguaje obscuro para los más, pero expresión de una unción profundamente sentida, la unción del que se sentía predestinado a señalar orientación a un mundo y a una civilización que sólo han sabido vivir la vida sin resolver ninguno de sus problemas.

La delegación argentina a la Asamblea de Ginebra fue integrada por el canciller Honorio Pueyrredón como presidente, .y los ministros en París y en Viena, Marcelo T. de Alvear y Fernando Pérez; la acompañó Roberto Levillier como consejero y Daniel Antokoletz como asesor técnico.

La reunión fue convocada para noviembre de 1920. El 20 de ese mes insiste .Yrigoyen ante su representante Honorio Pueyrredón: "En la situación en que en el día presenta la orientación de la Asamblea (el gobierno argentino) , renueva a V.E. el firme propósito de que antes de entrar a ninguna cuestión de 14 orden del día, se exija como indispensable de previo y especial pronumiamiento de admisión de todos los Estados soberanos a la reunión de Ginebra. . . Si por cualquier motivo la moción no prosperara o fuera aplazada, el gobierno argentino, estimando en su debido valor las intenciones de las naciones concurrentes, participa que no puede continuar asistiendo al congreso, por desvirtuarse el fundamental propósito que inspirara la convocatoria y su asistencia al mismo. En este caso, la delegación argentina procederá sin demora alguna a retirarse, presentando la nota en que dejará constancia explícita de su punto de vista y de los ideales que mantiene en esta hora histórica para los destinos de la civilización".

Alvear y Fernando Pérez hicieron objeciones al planteo reclamado por Yrigoyen, y el propio Pueyrredón tuvo vacilaciones, pero las instrucciones del presidente argentino eran terminantes. Y no cabía esperar de Yrigoyen, hombre de principios, una rectificación cualquiera.

En la quinta sesión plenaria de la Asamblea, el 17 de noviembre de 1920, el canciller Pueyrredón expuso la posición argentina: "La República Argentina considera que es esencial que todos los Estados soberanos reconocidos por la comunidad internacional sean admitidos a formar parte de la Liga de las Naciones, de tal modo que su no incorporación sea el resultado de una decisión voluntaria de su parte. La fuerza de la Liga reside en la incorporación del mayor número de sus miembros. Cuanto menos Estados haya fuera de su jurisdicción tantos más numerosos serán los sometidos a su disciplina y al cumplimiento de los deberes que la Liga impone. La no admisión de algunos países podría crear antagonismos peligrosos, podría ser origen de una liga de Estados constituida contra la Liga de la que no formarían parte y una causa de inquietud constante para la paz del mundo. La Liga de las Naciones aparecería además muy injustamente como una alianza formada para concluir con la guerra y no, lo que es en realidad, un poderoso organismo con la misión de asegurar la paz. . . El lazo que debe unir a los miembros de la nueva organización es fríamente jurídico y contractual. Es la consecuencia de la necesidad de los pueblos de vivir en constante relación. Lo reclama el deber de sacrificarse al bienestar colectivo, para llegar al ideal de justicia que la humanidad ansía ardientemente" . . "La obra tan noble y tan grande que el mundo se propone realizar al formar esta Liga de las Naciones, exige seguramente el altruismo de parte de todos los países y un esfuerzo supremo mirando al porvenir". . .

Fue un discurso meduloso el de Honorio Pueyrredóri, un llamado sereno para que la Liga de las naciones no se redujese a ser una Liga de vencedores. Yrigoyen quedó satisfecho y telegrafió a sus representantes, con la rúbrica del ministro interino de relaciones exteriores, Pablo Torello: " . . Con el discurso pronunciado se ha realizado satisfactoriamente el pensamiento de hacer sentir a la Argentina en ese congreso mundial, en conceptos inmutables y en caracteres bien definidos y sería muy sensible que por la rotación de los procedimientos de la Asamblea llegara la delegación argentina a confundirse en actitudes que pudieran deslustrar él gran significado de la proposición formulada y hasta comprometer la integridad de ella. Hay que ser radicales en todo y hasta el fin, levantando el espíritu por sobre el medio y el ambiente, cualquiera que él sea, teniendo muy presente siempre que la Argentina en las horas que felizmente ha llegado a culminar, no debe identificarse sino con proposiciones perdurables propias de la esencialidad determinante del Congreso. No consiguiéndolo debe dar una segunda nota, cual es la de no solidarizarnos con cualquier sanción que fuere, si no lle a en sí esta orientación fundamental, en la seguridad de que ella será considerada como lógica consecuencia de la anterior". . .

Las proposiciones previas no fueron consideradas por. la Asamblea de Ginebra y el 6 de diciembre de 1920 la delegación argentina anunció su retiro de la misma:

"La invitación recibida por la República Argentina anunciaba las enmiendas al Pacto. Nuestro pa ís vio en la Sociedad proyectada el nacimiento de un nuevo y benéfico instrumento de paz, la esperanza intensa de una mejora de la suerte de los pueblos, y en las enmiendas al Pacto, el modo de colaborar en el perfeccionamiento de la carta constituyente. Aceptó sin ambajes tomar parte en los trabajos de la Sociedad, con todo el entusiasmo y el interés del que cree obrar por el bienestar común. Preparó entonces una serie de proyectos que fueron expuestos en sus declaraciones leídas en la Asamblea plenaria del 17 de noviembre y que eran, por coincidencia, enmiendas al Pacto. Hay que distinguir en las enmiendas, en general, las que podrían referirse a las relaciones entre ese documento y el tratado de Versalles, y las que desean modificar el Pacto con el noble fin de asegurar a la humanidad, en el porvenir, la liberación de las guerras, la, soberanía del derecho, la solidaridad práctica y la igualdad de todos los Estados"... Las proposiciones argentinas fueron las siguientes: "Admisión de todos los Estados soberanos; admisión de los Estados no reconocidos sin el derecho de voto; constitución del Consejo por elección democrática; Corte de arbitraje y justicia obligatoria. Todos estos proyectos que hacen resaltar la expresión viva de nuestras aspiraciones pacifistas e igualitarias, fueron presentadas por nosotros como aporte argentino a la obra comenzada" .. La Asamblea no tomó en consideración esas aspiraciones. "Nosotros nos habríamos plegado —dijo Pueyrredón— al aplazamiento de toda cuestión de orden secundario, pero no podemos hacerlo con las proposiciones de fondo que habrían podido completar y fortificar la institución que emana del Pacto". En En consecuencia la delegación argentina se retiró de la Asamblea.

La delegación había cumplido con las instrucciones recibidas y el presidente Yrigoyen hizo llegar al canciller Pueyrredón un telegrama en el que reitera que "la Nación Argentina no está con nadie ni contra nadie, sino con todas para bien de todas (las naciones). Ha asistido sin prejuicios ni inclinaciones algunas, llevando en su definición de conceptos la unción santa de una nueva vida universal que siente y profesa profundamente. Se ha encontrado sola.. . pero sintiéndose poderosa para llevar al seno de la humanidad el aporte de su concurso, no debía omitir sus esfuerzos y los deja cumplidos, íntimamente convencida de que al fin la suprema justicia se impondrá en el mundo".

Lucio M. Moreno Quintana, en su estudio sobre la diplomacia de Yrigoyen, dice que "alimentó la necesidad de ver reafirmados todos los conceptos fundamentales de la vida internacional, por un lado, práctica de los ideales democráticos; respeto y sanción, por el otro, de los derechos fundamentales de los Estados, soberanía, igualdad y responsabilidad. La fraternidad entre las naciones americanas como programa de política internacional y la necesaria cooperación con todos los países del mundo, máxime después de la espantosa tragedia bélica de 1914".