Dinosaurios en Argentina
 
Búsqueda personalizada
 
 
 
 

Plantas argentinas del cretácico

Helecho Cibotium sp
Helecho Dicksonia

 

 

 

 

Helecho Cibotium sp

 

 

 

 

Helecho Culsita sp

 

 

 

 

Gimnospermas
Hoja de una planta de la especie Gimnospermas

 

 

 

Ruflorinia
Ruflorinia

 

 

 

Bennettitales-cycadeoidaceae

 

 

 

Coniferas
Coniferas

 

 

 

 

Hoja de una conífera
Hoja de una conífera
 
 

Este grupo incluye a los vegetales con estructura vascular más antiguos que vivieron sobre el planeta. Los helechos conforman la parte esencial del grupo y los más antiguos se registran en estratos paleozoicos en todo el mundo. Su ubicuidad y resistencia a condiciones adversas de clima y suelos lo convierten en seres de una plasticidad ecológica extrema, igualada sólo por las angiospermas. Luego de catástrofes producidas por incendios o erupciones volcánicas e inundaciones,, suelen ser, y fueron, los primeros colonizadores de los ambientes arrasados. La gran capacidad de dispersión de los helechos los convierte en excelentes elementos fósiles para realizar correlaciones cronológicas a largas distancias, a escala continental.

Durante el Cretácico en la Patagonia, los helechos proliferaron tanto en comunidades boscosas como en las praderas y valles. En general han pertenecido a familias que aún hoy perduran, aunque en menor escala, como las osmundaceas, gleicheniaceas o dipteridaceas. Pero durante este período aparecieron o se diversificaron otros helechos que hoy predominan en nuestras floras, como las pteridaceas, cyatheaceas, hymenophyllaceas, o los "helechos serrucho" que hoy en día adornan nuestros jardines. Los helechos debieron haber cubierto enormes extensiones o terrenos planos ocupando los nichos ecológicos que hoy corresponden a las gramíneas y otras angiospermas que a la sazón aún no habían aparecido.

 
 

Bajo esta denominación se reúnen aquellos vegetales que poseen óvulos desprotegidos o desnudos en sus flores (GIMNO = desnudo; SPERMA = semilla).
En la actualidad, estas plantas son en su mayoría arbóreas y presentan sus órganos reproductores en estructuras complejas, más o menos compactas que se denominan conos.
Su origen se remonta al Paleozoico y han tenido su dominio en la Era Mesozoica, especialmente durante los períodos Jurásico y Cretácico. Actualmente persisten en numerosos ambientes aunque han sido desplazadas de muchos nichos ecológicos por las angiospermas.
Durante el Cretácico, convivieron representantes de varias clases de gimnospermas, algunas de ellas poco frecuentes, como las pteridospermas o helechos con semilla, las clamidospermas, otras en vías de extinción, como las bennettitales. Otras perduran en la actualidad como las ginkgoales, con una sola especie sobreviviente, o las cicadales y confieras con un buen número de representantes.

 
 

Este arbusto formaba parte de las comunidades vegetales que se extendían en los valles y pampas (sabanas) patagónicas durante el período Cretácico. Tenía el aspecto de un helecho, como lo muestran sus frondes, pero se reproducía por semillas que eran producidas en pequeños racimos de óvulos, que se disponían sobre el raquis de las hojas (frondes) pinnadas.
Estas plantas pertenecían a las GIMNOSPERMAS, o plantas con semillas desnudas, y correspondían a un grupo denominado PTERIDOSPERMAS, helechos con semilla, hoy totalmente extinguido. Ruflorinia es uno de los últimos representantes de este grupo y su hallazgo en Patagonia ha permitido confirmar que las PTERIDOSPERMAS aún existían cuando ya habían aparecido los primeros vegetales con flores, las ANGIOSPERMAS. Probablemente sea uno de los últimos representantes del grupo. Estos vegetales cohabitaban en las mismas comunidades con otros tipos arbustivos, especialmente helechos, CYCADALES, BENNETTITALES y coníferas de similar porte.
El nombre genérico fue dedicado al destacado paleobotánico sueco Rudolf Florín quien contribuyó al conocimiento de las GIMNOSPERMAS mesozoicas a nivel mundial y fue propulsor del "análisis cuticular", una técnica que permite el estudio estructural de las epidermis de las hojas.

 
 

Las BENNETTITALES pertenecieron al grupo de las GIMNOSPERMAS (plantas con semillas desnudas), fueron netamente mesozoicas (vivieron en la Era Secundaria) y se extinguieron a fines del período Cretácico. En nuestra Patagonia formaron comunidades muy numerosas que convivieron con coníferas y helechos en zonas llanas y abiertas (sabanas).
Se las ha considerado antecesoras de las ANGIOSPERMAS (plantas con flores) por poseer sus estructuras reproductivas características semejantes a las flores actuales.
Fueron plantas semejantes a las CYCADALES, tenían el aspecto de pequeñas palmeras de 1 a 3 metros de altura, con troncos cilíndricos, columnares o a veces globosos y con pocas o ninguna ramificación. La superficie de sus troncos estaba cubierta por cicatrices o bases foliares (lugar donde se insertan las hojas).
Sus hojas eran grandes, con láminas enteras o divididas en foliolos alargados, dispuestas en el extremo superior del tronco formando una corona. Los órganos reproductores se encontraban dentro de conos semejantes a flores insertas entre las bases foliares.
Existieron distintos géneros de BENNETTITALES que se diferenciaron fundamentalmente por la forma de sus hojas. En Patagonia, los géneros más representativos fueron Zamites, Otozamites, Dictvozamites, Pterophyllum y Ptilophyllum.

 
 

Las CONIFERAS fueron y son plantas generalmente arbóreas que alcanzan grandes alturas y suelen vivir en comunidades puras o bien asociadas a otros grupos de ANGIOSPERMAS.
Es uno de los grupos de GIMNOSPERMAS más antiguos, reconocido ya en estratos del Carbonífero, y que adquirió gran difusión en el Mesozoico, especialmente durante los períodos Jurásico y Cretácico. Durante el Jurásico y gran parte del Cretácico, fueron los árboles por excelencia como lo demuestran los numerosos testigos petrificados que se encuentran en diferentes latitudes del planeta. En la Patagonia, se halla uno de los ejemplos más espectaculares conocidos en todo el mundo, el de los Bosques Petrificados de la provincia de Santa Cruz, reconocido como Monumento Natural. Esta impresionante acumulación de troncos petrificados, algunos en situación de vida (in situ), cuyos tamaños superan los 30 metros de longitud y los 2 metros de diámetro, confirman que el género Araucaria era el dominante en las asociaciones jurasicas y que los escasos bosques que aún persisten, son descendientes de esas inmensas forestas que habitaron la Patagonia hace 150 millones de años.
Otros testimonios espectaculares de su presencia austral son las acumulaciones de "piñas" o estróbilos que se han registrado en varias localidades de esa provincia y que son continuamente saqueados para perjuicio de la ciencia, que pierde así la posibilidad de indagar en las estructuras preservadas con un detalle excepcional.
Durante el Cretácico, las araucarias continuaron con su dominio, pero otras CONIFERAS se diversificaron y también ocuparon numerosos nichos ecológicos. Algunas se extinguieron durante el Cretácico (tal es el caso de las cosmopolitas CHEIROLEPIDIACEAS), que producían un polen de estructura única, denominado Classopoliss, mientras que otras aún viven en los bosques andinos-patagónicos, como las PODOCARPACEAS. La Patagonia siempre fue una región del planeta donde las coníferas dominaron en las asociaciones paleofísicas, como lo demuestran los registros más primitivos del Paleozoico Tardío.

 
 

Están representados en la actualidad por una sola especie, Ginkgo biloba, ampliamente cultivada en todo el mundo. Son y fueron vegetales arbóreos con hojas características por su forma como abanico y con las venas divididas en horqueta (dicotómicas). Son dioicas, es decir órganos sexuales están en individuos separados, los poliníferos en los masculinos y los ovulíferos en los femeninos. Los óvulos son, en la especie actual, simples pedunculados.
Su historia geológica se remonta a la era paleozoica con el hallazgo de diferentes tipos foliares similares a los actuales o mesozoicos, también referidos a la clase. En el Cretácico de la Patagonia, se han encontrado importantes restos de este grupo, con especímenes fértiles, portadores de numerosos óvulos dispuestos en forma compacta (tipo estróbilo) y que se describieron como género Karkenia. Posteriores hallazgos de fósiles similares en otras regiones del planeta, algunas muy alejadas, como Siberia, permitieron establecer una nueva familia, las KARKENIACEAS, en homenaje a las formas patagónicas originales. Este fósil demuestra que existió un linaje, hoy extinto, de GINKGOALES que poseían órganos ovulíferos estrobiliformes. Es interesante destacar que en Patagonia encontramos también formas paleozoicas con fructificaciones que han sido referidas al grupo como posible stock ancestral de los linajes mesozoicos.

 
 
       

¿Quienes somos?

Condiciones de uso

Publicidad

Privacidad de la informacion