La sucesión Española

España se encontraba a fines del siglo XVII en un deplorable estado de postración y fue precisamente entonces cuando se plantea el problema de la sucesión al trono con el fin de Carlos II el Hechizado, último vástago de la rama de los Habsburgo iniciada con Carlos V; el país se había desangrado en sus guerras europeas y en su conquista colonización de América.

Antecedentes

Francia. reclamaba derechos al trono español, la gran herencia de España y sus posesiones de América y Asia; alegaba para ello el matrimonio de Felipe IV de España con Isabel de Francia; por otra parte, reclamaba la herencia Leopoldo de Austria en virtud de su madre, que era hija menor de Felipe III.

Hubo además otros pretendientes a la sucesión: el elector de Baviera, nieto de la infanta Margarita, hija menor de Felipe III; el duque de Orleáns, el duque de Saboya.

El Imperio español había tocado fondo en el reinado de Carlos II, el último soberano de la Casa de Austria de cuya desaparición nacería una nueva monarquía.

Luis XIV recurrió a la intriga diplomática y logró el triunfo sobre los otros aspirantes; cuando murió Carlos II, en su testamento hizo heredero al trono al duque de Anjou, nieto de Luis XIV, que ocupó el trono en 1701 con el título de Felipe V, el primer Borbón de España.  Los Borbón, así contemplados, más que continuidad lo que dieron a la Monarquía fue un nuevo inicio. 

Carlos II

La noticia de la muerte de Carlos II el 1 de noviembre en Madrid​ llegó a Versalles el 6 de noviembre. El 16 de noviembre de 1700, Luis XIV anunció en español que aceptaba la voluntad de su primo, y a continuación presenta a su nieto, de diecisiete años, a la Corte con estas palabras: «Señores, he aquí el Rey de España». 

Comienza la guerra de sucesión (1701-1713)

La Guerra de Sucesión era un conflicto internacional, pero también un conflicto civil, pues mientras la Corona de Castilla y Navarra se mantenían fieles al candidato borbónico, la mayor parte de la Corona de Aragón, especialmente por el temor de la burguesía y la nobleza a perder sus enormes privilegios económicos, prestó su apoyo al candidato austriaco. En el interior los combates fueron favorables a las tropas felipistas, que tras la victoria de Almansa (1707) obtuvieron el control sobre Aragón y Valencia.

En 1713 el archiduque Carlos fue elegido emperador de Alemania. Las potencias europeas, temerosas ahora del excesivo poder de los Habsburgo, retiraron sus tropas y firmaron ese mismo año el Tratado de Utrecht, en el que España perdía sus posesiones en Europa y conservaba los territorios metropolitanos (a excepción Gibraltar y Menorca, que pasaron a Gran Bretaña) y de ultramar. No obstante, Felipe fue reconocido como legítimo rey de España por todos los países, con excepción del archiduque Carlos, entonces ya emperador, que seguía reclamando para sí mismo el trono español.