La gravitación es la fuerza responsable de la evolución y de la estructura del Universo, que se encuentra en expansión, desde la Gran Explosión (teoría del Big Bang).
Tras los descubrimientos de Galileo y Newton, y gracias a la aparición de nuevos instrumentos y técnicas de observación, los hallazgos en astronomía se sucedieron a un ritmo vertiginoso. En 1781, F. W. Herschel descubrió Urano.
Después, en 1846, J. J. Leverrier descubrió Neptuno y, ya en el siglo XX (1930), C. Tombaugh descubrió Plutón. Después se han hallado nuevos astros en el Sistema Solar, algunos de dimensiones parecidas a las de Plutón, aunque a ninguno se lo considera oficialmente un planeta, sino asteroides, cometas.
Además, desde la década de 1990 se han descubierto planetas girando alrededor de otras estrellas diferentes al Sol. En 2005 se conocían más de 150 planetas extrasolares. Estos planetas no se han descubierto con observaciones directas (el brillo de la estrella tapa a los apagados planetas), sino que se ha deducido su existencia a partir del movimiento de la estrella alrededor de la que giran.>
Existen muchos planetas descubiertos que giran alrededor de otras estrellas. Precisamente uno de los campos en los que debe avanzar la astronomía es en la observación de estos astros, con el objetivo de analizar las sustancias presentes en sus atmósferas (en los casos en los que exista atmósfera). De esta manera seremos capaces de detectar sustancias que pueden darnos pistas sobre la existencia de vida de origen extraterrestre.
Las estrellas se encuentran a enommes distances Por eso las vemos como puntos de luz auge las observemos con un telescopio
Las estrellas no aparecen aisladas en el cielo. Generalmente forman parte de sistemas dobles, triples 9 con más componentes. En estos casos, unas estrelas orbitan alrededor de las otras. Y también existen agrupaciones más numerosas de estrellas cúmulos abiertos y los cúmulos globulares
Las estrellas o grupos de estrellas no aparecen solos en el espacio, sino que forman junto con gases y polvo, las galaxias. Nuestra galaxia se llama Vía Láctea. Es una gaas espiral, con forma de disco algo abultado por el centro, del que parten varios brazs en espiral. Está formada por unos 400.000 millones de estrellas.
En el Universo hay unos 100.000 millones de galaxias. Las distancias entre las ganas son enormes: varios millones de años luz. Por eso se llaman universos-isla. Las galaxias no se encuentran distribuidas uniformemente por el Universo: forman grandes estructuras a lo largo de millones y millones de años luz, con grandes vacíos entre ellas.
En 1927, E. Hubble descubrió que casi todas las galaxias observadas se están alejando de la nuestra. Además, tanto él como G. Lemaître dedujeron que las galaxias más lejanas se alejan a una mayor velocidad.>
El Universo se encuentra, pues, en expansión. Es como si todas las galaxias procediesen de una Gran Explosión (Big Bang). Las últimas observaciones (2004) indican que esta explosión inicial se produjo hace unos 13.700 millones de años. La ley que describe el movimiento de separación de las galaxias en el Universo, ley de Hubble, se enunció en 1929.
El año luz
Las distancias manejadas en astronomía son muy grandes. Si utilizamos las unidades de longitud cotidianas, como el metro o el kilómetro, los números que necesitamos son enormes. Por eso se utilizan unidades alternativas, como el año luz. Un año luz equivale a la distancia recorrida por la luz en un año, ¡unos 9,5 billones de kilómetros!
La radioastronomía
Con un telescopio observamos la luz que emiten los astros. Pero también podemos obtener información mirando el cielo con radiotelescopios. Los radiotelescopios son enormes antenas capaces de formar imágenes a partir de los datos obtenidos de planetas, estrellas, galaxias o el polvo interestelar.
El radiotelescopio se utiliza para detectar una parte de la radiación electromagnética: ondas radioeléctricas (de longitud de onda mucho más larga que la visible), emitidas por las estrellas y galaxias. Otra parte de la radiación que emiten es absorbida por la atmósfera.
Un radiotelescopio funciona de forma semejante a un telescopio óptico reflector. Una superficie curva está recubierta de una fina lámina de metal que refleja la radiación sobre un foco. En el foco hay una antena corta en la que se genera una pequeña corriente eléctrica, que es posteriormente amplificada para producir una señal en una pantalla.